domingo, 29 de mayo de 2011

Parshat Nasó: Viviendo en las Bendiciones del Amor de Dios

Esta porción continúa con el conteo de las ramas restantes de la Tribu de Leví: "Toma un censo (lit. eleva [nasó] las cabezas) de los hijos de Gershón, de ellos también, siguiendo las casas de sus padres, de acuerdo a sus familias" (Números 4:2) y ellos fueron contados según sus cualidades particulares para el servicio en el Tabernáculo, el mayor conocimiento de nuestra conexión con el Creador. Las cualidades de todos los levitas abarcan nuestros más elevados pensamientos, sentimientos, emociones, y pasiones en el servicio de la más tangible manifestación del Creador en Su Creación: Su Amor.

En el total conocimiento del Amor de Dios podemos dirigir y guiar cada una de las expresiones de nuestra conciencia dentro de Sus caminos y atributos, para realizar la misión que el Creador nos encomienda de hacer de este mundo un lugar donde Él viva en nosotros. Ese lugar es donde Su Presencia está ocultada bajo las expresiones negativas de los aspectos inferiores de nuestra conciencia, los cuales debemos conquistar y conducir en los atributos de Amor.

De nuestros Sabios leemos: "Rabí Huna, en nombre de rabí Ami, dijo: '¿por qué llaman al Eterno, Sagrado y Bendito sea, "el lugar"? Porque Él es el lugar del mundo, y el mundo no es Su lugar'. Rabí Yosi ben Halafta dijo: 'Nosotros no sabemos si el Eterno es el lugar del mundo o si el mundo es el lugar del Eterno, pero del versículo 'He aquí, que hay un lugar Conmigo' (Éxodo 33: 21) se deduce que el Eterno es el lugar del mundo del Eterno, pero el mundo del Eterno no es el lugar del Eterno. Rabí Yitzjak dijo: Está escrito 'El Dios Eterno es una casa' (Deuteronomio 33:27). No sabríamos si el Eterno es la casa de Su mundo, o si Su mundo es Su casa; pero basados en el versículo 'Eterno, Tú has sido nuestra casa' (Salmos 90:1) se sigue que el Eterno es la casa de Su mundo, y Su mundo no es Su casa" (Bereshit Rabá 68:9).

Entonces esta casa, este hogar, Su Amor, es El Lugar que está ocultado en nuestra conciencia y que debemos descubrir, revelar, y estar conscientes mientras vivamos en este mundo. En este conocimiento podremos comprender Sus bendiciones para Israel a través de los sacerdotes de la Tribu de Leví:

"(…) 'Que el Eterno te bendiga y te proteja. Que haga el Eterno resplandecer Su Presencia en ti y te conceda gracia. Que eleve el Eterno Su Presencia en ti y Te conceda paz'. Ellos (los sacerdotes) pondrán Mi Nombre sobre los hijos de Israel, y Yo los bendeciré" (Números 5:24-27).

Comprendámoslas como el lugar donde recuperamos nuestra verdadera Esencia e identidad. Bendición confiere bondad, y estar bendecido por la bondad del Amor de Dios es como nos hacemos conscientes de que Su Amor es nuestra vida, y consecuentemente Amor nos protege constantemente mientras estemos vivos. Estar completamente conscientes de esta Verdad nos habilita para recibir Su Luz, poder convertirnos en esta Luz, y llenar con ella nuestro entorno.

En el proceso de expandir Su Luz a nuestro alrededor, Su bondad también bendice nuestro ambiente, disipando tinieblas y negatividad, pudiendo proyectar esa Luz de vuelta a nosotros para despejar nuestro camino favoreciendo nuestras acciones y deberes en todo lo que somos y hacemos. En esta dinámica, Su Luz nos eleva en conexión con Su Amor, nuestro Lugar en este mundo; y en esta Unidad estamos totalmente completos, y por lo tanto en paz.

Estas bendiciones son impartidas efectivamente sólo a través del mayor conocimiento de nuestra conexión con el Amor de Dios, representado por los sacerdotes de la Tribu de Leví, cuya misión es guiar al pueblo de Israel bajo la Torá que descansa en el Arca del Tabernáculo. En la narración de esta porción las bendiciones de los sacerdotes son mencionadas inmediatamente después de otros Mandamientos contra transgresiones que nos separan de la Unidad con el Creador:

"Ordena a los hijos de Israel a desaparecer del campamento todos aquellos afligidos con tzaraat (leer nuestro comentario de la parshát Metzorá) o con un derrame [seminal] masculino, y todos aquellos impuros debido a [contacto con] los muertos. Tanto hombres como mujeres haréis desaparecer, los expulsaréis afuera del campamento, y [para] que ellos no contaminen sus campamentos en los cuales Yo vivo entre [en] ellos" (5:2).

Como hemos mencionado en otros comentarios, las tinieblas simbolizan muerte como lo opuesto a la Luz que representa Amor como la Esencia de la vida. Al elegir "vivir" en las tinieblas y la muerte que simbolizan las ilusiones materialistas de ego, rechazamos Amor como el verdadero sustento de la vida. Lo que debemos desaparecer de nuestras vidas y expulsar del campamento de Amor es todo aquello que nos separa de lo que verdaderamente somos ante nuestro Creador.

La conexión con el Creador es nuestro enlace con Su Amor, la fuente de nuestra vida. Lealtad y fidelidad a Sus caminos y atributos son esenciales para la integridad y entereza que añoramos mientras vivimos en el mundo, y en ese contexto debemos entender este pasaje:

"Diles a los hijos de Israel: Cuando un hombre o mujer cometan cualquiera de las transgresiones con las que los hombres actúan traicioneramente contra el Eterno, y esa persona es (hallada) culpable (…)" (5:6) y "Habla a los hijos de Israel y diles: Si la esposa de un hombre le es infiel y actúa traicioneramente con él (…)." (5:12), ya que nuestras relaciones personales de pareja deben reflejar la misma lealtad y compromiso hacia nuestra permanente conexión con el Creador que nos da vida y la sustenta.

domingo, 22 de mayo de 2011

Parshat Bamidbar: Uniendo Nuestra Conciencia en el Amor de Dios

La primera porción del libro de Números (orig. En el Desierto) comienza con el tercer censo del pueblo judío después del éxodo de Egipto: "El Eterno habló a Moisés en el desierto (bemidbar) de Sinaí, en la Tienda de Reunión (…)" (Números 1:1) y en este nuevo censo los levitas son contados separados del resto de las Tribus: "Trae la tribu de Leví y preséntalos ante Aarón el sacerdote para que ellos le sirvan. Ellos guardarán su cargo y el cargo de toda la comunidad ante la Tienda de Reunión para realizar el servicio del Tabernáculo. Ellos se harán cargo de todas las vasijas de la Tienda de Reunión, y se harán cargo de los hijos de Israel, para realizar el servicio del Tabernáculo" (3:6-8), "y tú tomarás a los levitas para Mí, Yo soy el Eterno" (3:41, 45). Como hemos mencionado en comentarios anteriores, los levitas representan el más alto conocimiento del Creador y también la mayor conciencia de nuestra conexión con Su Amor.

El hecho de que los levitas son contados aparte no quiere decir que estuvieran separados del resto de las Tribus sino una definición de lo que ellos representan en su misión particular como parte del Pueblo de Israel. Leemos en esta porción que las Tribus son contadas "por familias siguiendo la casa de sus padres, un conteo individual de cada varón de acuerdo al número de sus nombres. (…) tú los contarás por sus multitudes, tú y Aarón." (1:2-3).


Esta tarea es realizada específicamente por Moisés y Aarón, quienes representan el mayor conocimiento del Creador y la mayor conciencia de nuestra conexión con Él. Este conocimiento y conciencia son los medios para realizar nuestra verdadera Esencia e identidad que nos hace parte de Él, y nos permite que seamos guiados en Sus caminos y atributos. En este sentido los levitas son los líderes espirituales y maestros de los israelitas con sus respectivas cualidades individuales. Mencionamos muchas veces que cada Tribu representa rasgos particulares que deben ser dirigidos y guiados por la cualidad (Leví) que mejor conoce el más grande Amor de todos, el Amor de Dios.

Fuimos creados como seres multi-dimensionales que abarcan una gran diversidad para enfrentar la también diversa y compleja realidad material, para la cual estamos encomendados por voluntad divina, con el fin de abordar y actuar de acuerdo a los desafíos que el mundo tiene para nosotros. En ese contexto todas las Tribus se necesitan unas a otras para el objetivo común de hacer de este mundo el mejor que podamos, con la misión de convertirlo en un lugar donde more su Creador.


Esta es la dinámica de Su Creación, y es por ello que estamos aquí. Tenemos problemas que solucionar, situaciones que corregir, conflictos que resolver, y fenómenos geofísicos que nos hacen conscientes de que debemos cuidar unos de otros cuando se presentan desastres naturales. Nuestras diferencias y diversidad de hecho nos enriquecen e invitan para hacer de nuestro paso por este mundo algo más interesante y placentero, convirtiéndolas en razones para disfrutar y ser felices, y no lo contrario. Para lograr nuestra misión debemos limpiar de nuestra conciencia todas las fantasías e ilusiones derivadas de nuestros deseos materiales individualistas.

Estamos en un mundo lleno de gente diversa con sus propios principios, valores y cultura, incluyendo ideologías, creencias, y su visión particular de lo Divino. Estas creencias chocan cuando uno trata de imponer la propia sobre otros y ese es el punto crítico en el que debemos reflexionar. Cuál es el verdadero significado y valor de lo que creemos, y la eventual confrontación que podría generar con las creencias de otros.


Esto hace preguntarnos qué se supone es la verdad y lo que no es, prescindiendo de cuán relativa o subjetiva sea esa verdad. La Torá nos lleva a esa reflexión en algún punto y nos ofrece la respuesta en los caminos que el Creador nos da, a diferencia de los caminos de las "naciones" a los que se refiere como formas de idolatría. Estos son los que llamamos modos y atributos de Amor representados por los Mandamientos Divinos, a diferencia de las fantasías e ilusiones de ego como ídolos que siguen los aspectos inferiores de la conciencia, porque Amor es la verdad que trasciende todas las creencias, valores, principios e ideologías.

En la haftará para esta porción, el Profeta (Oseas 2:7-11) reiteradamente nos advierte sobre las consecuencias de la servidumbre a los deseos materialistas de ego: "Porque su madre (nuestra conciencia) actuó como ramera; ella que los concibió (las ilusiones y fantasías de ego) se comportó sin pudor porque ella dijo 'yo iré tras mis amantes (las ilusiones y fantasías de ego), aquellos que me dieron mi pan y mi agua, mi lana y mi lino, mi aceite y mis bebidas' (la convicción arrogante de que el ego es el verdadero proveedor en vez de Amor). Por lo tanto he aquí que Yo cerraré tu camino con espinos, y Yo pondré una cerca contra ella, y ella no encontrará sus caminos (cuando negamos Amor y dejamos que ego mande, el resultado es dureza y aislamiento como consecuencia de la separación de los caminos de Amor). Y ella perseguirá a sus amantes y no los retendrá, y ella los buscará y no los encontrará; y ella dirá 'yo iré y regresaré a mi primer Esposo, porque era mejor para mí que ahora' (una vez que nos cansamos y hartamos de nuestras fantasías materialistas eventualmente regresamos a los caminos de Amor). Pero ella no conocía que Yo le daba el trigo, el mosto, y el aceite; y Yo le daba mucha plata y oro, pero aquellos lo hacían para Baal (nuestra conciencia pretende ignorar que el Amor de Dios es nuestro único proveedor y sustento, y dedica el Amor que nutre nuestra vida para alimentar las fantasías e ilusiones de ego). Por lo tanto, Yo regresaré y tomaré Mi trigo en su tiempo y Mi mosto en su estación asignada, y Yo separaré Mi lana y Mi lino para cubrir su desnudez", porque el Amor de Dios siempre nos sustenta y siempre espera que nuestra conciencia retorne a Él, y llenar todos sus niveles, aspectos y dimensiones con los Sus caminos y atributos.

Escuchemos a los levitas, nuestros más elevados pensamientos, sentimientos, emociones y conocimiento del Amor de Dios en nuestra conciencia, y permitamos que ellos conduzcan todas las dimensiones de nuestra vida con Sus caminos y atributos.

domingo, 15 de mayo de 2011

Parshat Bejukotai: Siguiendo los Caminos del Creador

El hecho de que esta porción comience con el si condicional nos hace reflexionar sobre quién está poniendo condiciones en nuestra relación con el Creador: "Si siguiereis Mis estatutos (bejukotai), y guardareis Mis mandamientos, y los cumpliereis (...)" (Levítico 26:3). Semánticamente podemos concluir que es Él quien condiciona Su Amor a nosotros pero en realidad somos nosotros, -- con el libre albedrío que Él nos dio --, quienes actuamos bajo las condiciones de hacer lo que es o no correcto. Si asimiláramos completamente que el Amor de Dios por Su Creación es verdaderamente incondicional, porque es Él quien nos deja elegir las condiciones, entonces podremos entender que Él nos da la opción de ya sea seguir nuestros deseos materialistas individualistas o Sus caminos y atributos.

Amor es la elección por ser tan abundante como Sus lluvias, el producto de Su tierra, el fruto de Su árbol, y estos también son nuestro arado, nuestra vendimia, y nuestro alimento para nutrirnos a saciedad. Amor es nuestra seguridad y nuestra paz en Su Amor, porque Amor es nuestra Tierra en la que nada nos atemoriza. Él nos da la fortaleza para remover los animales salvajes, los enemigos y sus espadas, porque nuestro Pacto con Él nos incrementa y nos hace fructificar tal como lo indica esta porción (26:4-9).


El Amor de Dios renueva y revive nuestras vidas cuando dejamos que Él more entre nosotros porque cuando lo abrazamos y caminamos con Él, nunca nos rechaza (26:10-11): "Yo caminaré entre vosotros y seré vuestro Dios, y vosotros seréis Mi pueblo." (26:12) porque Su Amor nos libera de la esclavitud de los bajos pensamientos, emociones, pasiones, deseos e instintos: "y Yo rompí las clavijas de vuestra yunta y os conduje con vuestras cabezas en alto." (26:13).

El Amor de Dios es el único sustento de toda Su Creación y debemos ser conscientes de esta verdad desde el momento en que nacimos. En este conocimiento debemos darnos cuenta que existimos por la gracia del Amor, por lo tanto Amor es la elección que estamos obligados a tomar cada momento de nuestras vidas en vez de la ilusión de ego de que el individualismo es la fuerza motriz que da sentido a la vida en el mundo material.


Amor, como manifestación material del Amor de Dios, abarca y trasciende toda la Creación, a diferencia de la naturaleza efímera de las ilusiones humanas. Las ilusiones de ego niegan los caminos y atributos de Amor, y cuando las elegimos como los ídolos que son nos volvemos las víctimas de su predicamento. Las palabras de la Torá respecto a esta elección son bastante claras, y no como maldición sino como el resultado directo de las elecciones que hacemos.

Parecería que el Amor de Dios está "contra" nosotros cuando no elegimos Sus caminos, pero seamos conscientes de que nuestras elecciones tienen consecuencias. No tenemos que catalogar estas consecuencias necesariamente como "castigos" de Amor, sino como el directo resultado de nuestras acciones. Ciertamente sabemos que Amor no castiga porque las transgresiones conllevan su propio castigo. En el momento en que nos separamos de Amor, cualquier cosa diferente de Amor nos estará esperando (26:14-43), por tanto no podemos culpar al Amor de Dios porque precisamente por ser incondicional como es Él: "(…) a pesar de todo esto, mientras ellos estén en la tierra de sus enemigos, yo no los despreciaré no los rechazaré para aniquilarlos, por lo tanto quebrando Mi Pacto que está con ellos, porque Yo soy el Eterno su Dios" (26:44) y así es, porque Él es nuestro Creador y sustento.

Después de estas advertencias Divinas de las consecuencias de separar nuestras vidas de Su Amor, hay más Mandamientos para hacernos conscientes de que nuestra paz y plenitud en la realidad material dependen del compromiso total con nuestra Unidad con Él, como nuestra ofrenda para Él: "Sin embargo, lo que un hombre dedique al Eterno de cualquier propiedad suya, ya sea una persona, un animal, o parte de la herencia de su campo, no serán vendidos ni permutados, (porque) todas las cosas dedicadas son sacrosantas para el Eterno" (27:28). En este sentido, cada rasgo, cualidad, talento personal y conocimiento adquirido, todos como posesión individual, deben ser dedicados a los caminos y atributos de Amor; y no vendidos ni entregados a nada diferente, simplemente porque son regalos del Creador y por ello sagrados para Él.

Amor es nuestra verdadera Esencia e identidad y cuando elegimos Amor todas las fantasías desaparecen, como nos lo recuerda el Profeta en la haftará que acompaña a esta parshá: "Oh Eterno, que eres mi poder y mi fortaleza y mi refugio en el día de tribulación, a Ti naciones vendrán desde los confines de la tierra y dicen, '¡Solamente mentiras nuestros padres nos han dado a nosotros, vacuidad en la que no hay nada que sirva! ¿Puede un hombre crearse dioses para sí mismo, y que no son dioses? (Jeremías 16:19-20). El Amor de Dios es nuestro poder y fortaleza porque es nuestra vida, y lo que dice a las fantasías e ilusiones de ego (las "naciones") las mentiras y vacuidad que son a diferencia de la verdad que es Amor.


Nosotros creamos nuestras propias fantasías, somos nosotros quienes las convertimos en dioses, y sólo depende de nosotros regresar al los caminos y atributos del Creador para que una vez más nos libere de ellas: "Por lo tanto, he aquí que Yo les hago saber; en este momento Yo les doy a conocer Mi poder y Mi gloria, y ellos sabrán que Mi Nombre es el Eterno" (16:21).

domingo, 8 de mayo de 2011

Parshat Behar: El Lugar del Amor de Dios

"Y el Eterno habló a Moisés en el monte (behar) Sinaí (…)" (Levítico 25:1), que es el lugar donde La Palabra del Creador para Israel es mencionado aunque ha sido evidente desde que los israelitas salieron de Egipto. Reflexionemos sobre el significado de este espacio en particular donde Moisés, nuestro mayor conocimiento del Creador, está en contacto directo con Él. Efectivamente es un lugar elevado en nuestra conciencia, lejos y por encima de los aspectos materiales de la vida.

Un lugar desde donde podemos percibir, concebir, entender, y establecer la manera de funcionar y relacionarnos con todas las dimensiones de la vida en este mundo. Sinaí es el monte que después se convierte en el Tabernáculo móvil y en el Templo de Jerusalén, como los lugares donde la Presencia Divina abraza a Israel. Este es el lugar donde dejamos atrás ilusiones materialistas con el fin de estar completamente conscientes del Creador en nuestra vida material y espiritual.

Es en el monte, el más alto nivel de nuestra conciencia, que abrazamos el Amor de Dios como nuestra verdadera Esencia e identidad y desde donde ejercemos esa identidad. En este conocimiento comprendemos nuestra presencia en la Tierra Prometida y el significado del Shabat, ambos para nosotros y nuestra Tierra: "(…) Cuando vengáis a la tierra que Yo os doy, entonces la tierra guardará un Shabat para el Eterno." (25:2) y en este sentido la Tierra, el Pueblo y el Creador comparten una Unidad a través del Shabat.


"Y los frutos del Shabat de la tierra serán alimento para vosotros: para vosotros, para vuestro sirviente y para vuestra sirvienta, y para el sirviente contratado y para el forastero a tu lado que habita contigo; y para tu ganado, y para las bestias que están en tu tierra, que todo lo excedente de ella sea para alimento." (25:6-7) y este alimento proviene del Shabat.

El Shabat junto con la Torá son los regalos Divinos para Israel más complejos, y por lo tanto debemos conocerlos y vivirlos tanto como podamos porque son los brazos que nos acogen con el Amor de Dios. Averigüemos por qué el Shabat ha sido tan celosamente protegido con más de 39 cercos, y veamos qué es lo que realmente está detrás de esas murallas que nuestros Sabios nos ordenan vigilar.


Es realmente un tiempo y un espacio que protegemos cada semana, o algo que trasciende los límites de nuestro pensamiento y que debemos aprender a concebir como parte de lo que somos. Shabat y Torá como el sustento Divino que nos mantiene verdaderamente vivos en el Amor de Dios, contrario a vivir en la muerte que representan las ilusiones y fantasías de ego en la realidad que llamamos mundo material.

Los frutos del Shabat son los que alimentan cada aspecto y dimensión de nuestra conciencia, representados por nuestro conocimiento, destrezas, talentos y habilidades que son los "sirvientes", "sirvientas" y "forasteros" junto con los rasgos y cualidades representados por el ganado y las bestias de nuestra tierra, como las expresiones del conocimiento del Amor de Dios en nuestra vida. Son los frutos de este Amor en lo que somos y lo que hacemos que nos hace fructificar y vivir en plenitud mientras confiemos en Él como el verdadero y único sustento de todo lo que existe.


En este conocimiento materializamos el Amor de Dios al seguir Sus caminos: "Y no os haréis daño unos a otros, porque reverenciaréis a vuestro Dios; porque Yo soy el Eterno vuestro Dios. Por tanto guardaréis Mis estatutos, y cumpliréis Mis ordenanzas y las haréis; y vosotros moraréis en la tierra en seguridad." (25:17-18) y esta seguridad solamente la da nuestra confianza en Su Amor. Después de todo somos huéspedes en Su Creación: "(…) porque la tierra es Mía, porque vosotros sois forasteros y residentes (temporales) Conmigo." (25:23).

Los Mandamientos que siguen (25:24-54) están todos relacionados con cómo manifestamos Amor como nuestra identidad común, cuidándonos unos a otros, respetándonos unos a otros, ayudándonos unos a otros, y protegiéndonos unos a otros: "Y si tu hermano empobreciere y se acogiere a ti, tú lo ampararás; si fuere forastero y peregrino, él vivirá contigo." (25:35) porque el Amor de Dios pide a nuestro Amor seguir Sus caminos: "porque los hijos de Israel son sirvientes para Mí; ellos son Mis sirvientes que saqué de la tierra de Egipto: Yo soy el Eterno vuestro Dios." (25:55).


La porción termina con el reiterado Mandamiento de evitar las ilusiones y fantasías materialistas como los ídolos que nos separan de los modos y atributos de Amor, nuestra verdadera identidad y conexión permanente con el Creador: "No os haréis ídolos para vosotros, ni levantaréis una estatua o monumento para vosotros. Y en vuestra tierra no pondréis piedra de pavimento sobre la que os prostraréis, porque Yo soy el Eterno vuestro Dios." (26:1). Esta vez el Mandamiento está relacionado con nuestra tierra, y ella como conocimiento de nuestra Unidad con Su Amor donde nuestro Shabat y nuestro Santuario están incluidos: "Guardaréis Mis Shabats y reverenciaréis Mi Santuario. Yo soy el Eterno." (26:2).

domingo, 1 de mayo de 2011

Parshat Emor: Entrega Total al Amor de Dios

La distinción entre vida y muerte es recalcada nuevamente en esta porción: "Y el Eterno dijo a Moisés: Declara (emor) a los sacerdotes, los hijos de Aarón, y diles: 'Que nadie de vosotros se contamine por una persona muerta entre su pueblo'." (Levítico 21:1) y vida es la prioridad imperativa para el mayor conocimiento de nuestra conexión con Dios. En este sentido la vida abarca todos los atributos positivos y bondad que son inherentes a Amor como la Esencia común que compartimos con nuestro Creador, y que además nos hace parte de Él.

Amor es el Pacto, la precondición divina con la que tenemos que manejar la vida y la actitud ante el mundo material. La Esencia de la vida es Amor con el que Dios nos creó, y Amor es la manera de protegerla y proyectarla en nuestro entorno individual y colectivo. A diferencia de la vida, la muerte representa lo opuesto a los modos y atributos de Amor.

Lo sagrado es exaltado e inherente a Amor como la manera de santificar la vida en el mundo material: "Ellos (los sacerdotes) deberán ser sagrados a su Dios, y no profanarán el Nombre de su Dios, porque ellos elevan las ofrendas de fuego del Eterno, las ofrendas de alimento de su Dios, por lo tanto deberán ser sagrados.". (21:6). En este contexto el Nombre de Dios abarca los caminos y atributos para consagrar la vida.


El conocimiento de nuestra conexión permanente con Dios (representado por el sacerdote) es lo que eleva nuestras cualidades y rasgos humanos, la ofrenda de alimento del Eterno. Este conocimiento es lo sagrado que nos apega a Él: "Vosotros lo santificaréis [al sacerdote], porque él eleva la ofrenda de alimento de vuestro Dios; él será sagrado para vosotros, porque Yo, el Eterno que os santifica, soy Sagrado." (21:8) y Su Amor es lo que nos hace sagrados, "(…) porque la corona de aceite de unción de su Dios está sobre él. Yo soy el Eterno." (21:11-12). Nuestros Sabios místicos enseñan que, en el contexto de las Escrituras Hebreas, el aceite representa conocimiento y conciencia del Creador como etapa inicial de iluminación, representada por el aceite que arde en las lámparas del Tabernáculo.

Estos versículos que enfatizan lo sagrado que es nuestro más alto conocimiento del Creador están acompañados del obvio rechazo de cualquier rasgo o cualidad separada de su exclusivo propósito de estar en los modos y atributos de Amor: "Habla a Aarón, diciendo: Cualquier hombre entre vuestros hijos a través de sus generaciones que tenga un defecto, no se acercará a elevar ofrendas de alimento de Su Dios." (21:17) porque tenemos que ser completos, íntegros en nuestra conciencia cuando nos acercamos a nuestro Creador.


En esa entereza e integridad como suma de todos los aspectos de la conciencia no hay defectos, porque nada hace falta o es inadecuado cuando dirigimos todas las dimensiones de nuestra vida hacia Él. Si somos "ciegos" con nuestra indisposición a enfrentar la verdad, "lisiados" para discernir lo correcto de lo equivocado, "atrofiados" para diferenciar entre verdadero y falso, nunca seremos capaces de abrazar el Amor de Dios porque Amor no cohabita con nada distinto a Sus modos y atributos.

"[Un animal que tiene] ceguera, o quebrado [sus huesos], o partido [párpado o labio], o lesiones, o heridas secas, o adolorido, no los ofreceréis al Eterno, ni los ofreceréis como ofrendas de fuego [elevación] sobre el altar para el Eterno." (22:22). De ahí que tengamos que ofrecer nuestra percepción, honestidad, devoción, ternura y sensibilidad en su totalidad con la entera intención y compromiso de convertirse en vasijas del Amor de Dios, y no con limitaciones ni fracturas.


Esto igualmente significa que tenemos que ir más allá de nuestras limitaciones físicas y fisiológicas, comprometiendo nuestro potencial, capacidad y talentos en los modos y atributos de Amor, porque esa es la manera de consagrar a nuestro Creador: "No profanaréis Mi Nombre sagrado. Yo seré santificado entre [en] los hijos de Israel. [Porque] Yo soy el Eterno que os santifica." (22:32).

La porción continúa con un capítulo (23) dedicado a las festividades judías mayores: "Habla a los hijos de Israel y diles a ellos: Los [días festivos] nombrados del Eterno que vosotros designaréis como ocasiones sagradas (…)" (23:2) para renovar periódicamente nuestra cercanía a Él, y entre ellas se nos recuerda otra vez: "Cuando recojas la cosecha de tu Tierra, no recogerás completamente la esquina de tu campo durante la cosecha, y no recogerás los frutos caídos de tu cosecha. Los dejarás estos para el pobre y el forastero. (Porque) Yo soy el Eterno, tu Dios." (23:22) y como hemos mencionado, esto se refiere a nuestro deber sagrado y encomendado de compartir los frutos de nuestra conciencia individual de conexión con el Amor de Dios, con aquellos que no están cercanos a Él.


Seremos verdaderamente sagrados cuando nuestro Amor toque y eleve a otros en nuestra tarea de hacer un mundo mejor para todos, lo cual es nuestra misión colectiva para crear un espacio donde el Amor de Dios habite en el mundo. Esta misión es cumplida cuando todos mantengamos encendida la Luz de Amor permanentemente en quienes somos y en lo que hacemos: "Manda a los hijos de Israel, y que tomen para ti aceite de oliva puro, prensado para iluminar, para encender las lámparas continuamente." (24:2-4).

Emor concluye reiterando nuestra exclusión de Dios cuando profanamos Su Nombre. Este Nombre abarca todo lo que Él representa para nosotros y para toda la Creación: Su Amor. Al profanar Amor estamos eligiendo muerte, lo cual nos convierte en piedras. Ese es el significado simbólico de "muerte por lapidación" en el contexto bíblico hebreo: "Y Moisés dijo [todo esto] a los hijos de Israel. Entonces ellos llevaron al profanador afuera del campamento y lo apedrearon, y los hijos de Israel hicieron exactamente como el Eterno le había ordenado a Moisés." (24:23).


De la misma manera, cuando hay un rasgo negativo en nuestra conciencia que traiciona o pone en peligro nuestro sendero en el Amor de Dios tenemos que expulsarlo del campo de nuestra conciencia de Amor, y llevarlo a la inexistencia de la muerte de donde vino. Muerte es el campo de las fantasías e ilusiones de ego, y Amor es el campo de vida cuando la vivimos en sus modos y atributos.

Del Prefacio del Libro

¿Por qué el Amor de Dios, como nuestro Creador, fue escondido por tanto tiempo? Nuestros Sabios místicos hebreos creen que fue ocultado por Sí Mismo para que nosotros lo busquemos, lo encontremos y lo revelemos. Pero, ¿por qué quisiera esconderse como en un juego de niños? No. Nosotros lo escondimos. Fuimos nosotros quienes no quisimos reconocer el Amor de Dios como nuestro Creador.(...) Reexaminemos nuestra memoria ancestral, intelecto, sentimientos, emociones y pasiones. Hagamos que despierten a nuestra verdadera Esencia, captemos la exquisita conciencia del Amor de Dios. La manera en la que está escrito este libro procura reafirmar y reiterar su propósito, por lo tanto presenta su mensaje y contenido en forma reiterativa. Esa es su meta para reinstaurar esta Verdad originalmente proclamada en nuestras Sagradas Escrituras, por nuestros Profetas y Sabios. Nuestro propósito es entronizar el Amor de Dios como nuestra Esencia y verdadera identidad en todas las dimensiones de la conciencia, para así cumplir Su Promesa de que Él habite entre nosotros para siempre.