domingo, 26 de enero de 2014

La Conciencia Mesiánica en la Profecía Judía (XLI) Isaías

“La carga de Egipto. He aquí que el Eterno va montado sobre una nube veloz y llega a Egipto; se estremecen los ídolos de Egipto ante Su Presencia, y el corazón de los egipcios se derrite dentro de ellos.” (Isaías 19:1)

El Profeta sigue refiriéndose a la carga de las naciones como rasgos y tendencias negativas en la conciencia. Egipto representa las tendencias más abyectas en las pasiones e instintos, instigadas por las fantasías e ilusiones de ego. De ahí que Egipto sea la peor de las esclavitudes y que nuestros ancestros necesitaran la directa liberación del Creador. Hemos mencionado con frecuencia en este blog que Egipto era la nación más depravada de la antigüedad, y que fuimos esclavos en medio de su ambiente corrupto. Dios nos promete mediante el Profeta que Él va a eliminar esa carga de nuestra conciencia.

“Y Yo enfrentaré Egipto contra Egipto, y cada uno peleará contra su hermano, cada uno contra su prójimo, ciudad contra ciudad, y reino contra reino.” (19:2)

Son particularmente peculiares las maneras y medios del Creador para remover los rasgos negativos como ídolos que creamos a partir de la codicia, lujuria y ambición de ego. Otra vez llegamos a comprender que la maldad destruye al malvado, como resultado de la confrontación entre la causa del mal y el efecto del mal. Así asimilamos Egipto contra Egipto, hermano contra hermano, etc. Esta es otra metáfora compleja que se parece más a una paradoja. Lo que realmente hacemos es luchar contra nosotros mismos.

Nuestra envidia pelea contra nuestra ambición, y nuestra lujuria contra nuestra codicia. ¡Estos rasgos se supone pertenecen al mismo bando! ¿Cómo es eso de que se pelean entre sí? Analicemos en detalle. Una vez más la advertencia resuena en nuestra conciencia: el malvado perece en su maldad. En este escenario no hay libre albedrío, ya que no hay nada positivo para pensar, sentir o experimentar. El Creador quiere que aprendamos las lecciones de vivir en las tendencias negativas derivadas de las fantasías e ilusiones de ego.

“Y el espíritu de Egipto se desvanecerá dentro de él, haré desaparecer sus planes. Y ellos acudirán a los ídolos, a los hechiceros, a los espiritistas y a los adivinos.” (19:3)

Es bastante evidente que no podemos deshacernos de nuestras obsesiones, apegos y malos hábitos, simplemente porque estamos adictos a ellos. El Profeta habla de Dios vaciando la vasija de aquello que la hemos llenado con rasgos que nos mantienen cautivos de las bajas pasiones e instintos. Aunque en ese proceso nuestras adicciones se defienden buscando más fantasías e ilusiones, representadas aquí como ídolos, hechizos, fantasmas y espíritus. En los versículos (19:4-16) el Profeta habla metafóricamente de la destrucción de los rasgos negativos representados por Egipto.

“Y la tierra de Judá será terror para Egipto; todo hombre que de ella se acordare se asombrará de ella, a causa del propósito que el Eterno de las multitudes acordó contra aquel [Egipto].” (19:17)

Es necesaria una conciencia elevada para combatir bajos pensamientos, emociones, sentimientos, pasiones e instintos. Esta es la tierra de Judá como terror para Egipto. En el contexto de nuestra Redención Final, terror significa la reverencia que Judá inspirará en Egipto para convertirse en un rasgo cooperativo en vez de destructivo. Nuestra conciencia superior será la que percibirá, pensará, sentirá, se expresará y hablará en consonancia armónica con los caminos y atributos del propósito de Dios para Su Redención Final.

“En aquel tiempo habrá altar para el Eterno en medio de la tierra de Egipto, y una columna para el Eterno junto a su frontera. Y será por señal, y por testimonio al Eterno de las multitudes en la tierra de Egipto; porque al Eterno clamarán a causa de sus opresores, y Él les enviará salvador y señor que los libere.” (19:19-20)

Un altar implica ofrendas. En este sentido el altar es el medio por el que nos conectamos con Dios. Egipto elevará ofrendas a Él, lo que significa que aquello que instigaba una acción negativa se convertirá en motivación para hacer lo que es bueno. Todos los aspectos, niveles y dimensiones en la conciencia con el potencial de manifestar maldad o bondad estarán armónicamente unidos hacia ser y realizar lo bueno como denominador común en la Redención Final. En conclusión, nuestras vidas se convertirán en altares mediante los que elevamos lo bueno en nosotros hacia lo bueno que es nuestro Creador.

La Conciencia Mesiánica, como el medio para manifestar el Plan Divino para la Redención Final, es el salvador y defensor a través del cual transformamos todas las tendencias y rasgos negativos en la conciencia en cualidades y expresiones positivas de la vida.

“Y el Eterno se dará a conocer en Egipto, y los egipcios conocerán al Eterno en aquel día. Ellos venerarán con sacrificios y ofrendas, harán promesa al Eterno y la cumplirán. Y el Eterno golpeará a Egipto, golpeará pero curará; y ellos volverán al Eterno, y Él les responderá y los sanará.” (19:21-22)

El Profeta nos dice que Dios es nuestro único Redentor, porque Él es nuestro Creador. Todas las dimensiones de la conciencia, incluyendo la “carga de Egipto”, conocerán a Dios cuando comencemos a abrazar Sus caminos y atributos como nuestra propia Esencia y verdadera identidad. En este conocimiento redentor realizaremos Su voluntad. Dios aflojará y aliviará nuestras adicciones y apegos negativos, en un proceso que sentiremos como golpiza y curación al mismo tiempo. En nuestra conexión con el Amor de Dios, a través de Sus caminos y atributos, Él nos sanará de nuestras propias invenciones derivadas de las fantasías e ilusiones de ego.

“En aquel tiempo habrá un camino de Egipto a Asiria, y asirios entrarán en Egipto, y egipcios en Asiria; y los egipcios servirán con los asirios al Eterno. En aquel tiempo Israel será tercero con Egipto y con Asiria; será una bendición en medio de la tierra.” (19:23-24)

Una de las cualidades de la Conciencia Mesiánica es su capacidad de integrar todas las facetas y dimensiones de la vida, incluyendo todos los rasgos y tendencias, en una unidad armónica funcional con el propósito común de realizar la voluntad de Dios mediante los modos y atributos de Amor. En este sentido Amor como lo que une, integra y armoniza todo. En este conocimiento todos nos convertimos en bendiciones en medio de la tierra. Aquí Israel representa los modos y atributos de Amor como herencia del Amor de Dios para la conciencia humana. Así comprendemos que la herencia de Dios para el mundo son los modos y atributos de Amor como las bendiciones materiales de Su Amor.

“Porque el Eterno de las multitudes los bendecirá, diciendo: 'Bendito el pueblo mío Egipto, y Asiria obra de mis manos, e Israel mi herencia'.” (19:25)

domingo, 19 de enero de 2014

La Conciencia Mesiánica en la Profecía Judía (XL) Isaías

“Porque tú has olvidado al Dios de tu redención, y no has tenido en cuenta a la Roca de tu fortaleza; porque fuiste sembrado como bulbos placenteros, pero cosechaste retoños ajenos.” (Isaías 17:10)

Hay mucho para reflexionar sobre nuestra separación de Dios. Hemos dicho muchas veces que el mensaje primordial de nuestros Profetas es hacernos conscientes de las consecuencias de vivir desconectados de nuestro Creador. Nuevamente somos convocados a una “revisión de la realidad” para hacer un inventario de lo que somos, creemos y procuramos en el mundo material. Mientras vivimos en las fantasías e ilusiones de ego ciertamente olvidamos, no sólo a nuestro Creador sino al hecho de que también es quien nos trae de vuelta a Él como nuestra Redención. No hemos puesto atención a nuestra Esencia y verdadera identidad como la fortaleza con la que afrontamos todas las facetas y dimensiones de la vida.

Nuestro origen es lo bueno y la amorosa bondad de Dios, de ahí que somos buenos y destinados a ser y hacer lo bueno como bulbos placenteros. Aunque tenemos libre albedrío para tomar decisiones -- preferiblemente positivas --, hacemos de nosotros retoños ajenos. Una y otra vez el Creador nos confronta para que seamos conscientes de lo que verdaderamente somos, nuestra conexión con Él, y el destino que Él quiere compartir con nosotros.

“El día que los plantares los harás crecer, y harás que tu simiente brote de mañana; mas la cosecha será arrebatada en el día del recoger, y del dolor desesperado. ¡Ay! tumulto de muchas naciones que harán ruido como estruendo de los mares, ¡y el ruido de las naciones que rugen como poderosas aguas!” (17:11-12)

Estamos destinados a florecer y fructificar por, en, con y para lo bueno de donde Dios nos creó para ser y trascender. Lo bueno de los modos y atributos de Amor como manifestación material del Amor de Dios. Entonces la extensión de nuestras decisiones negativas vuelve a nosotros como el curso natural de causa y efecto. Esta extensión es como la rama que debe ser cortada en la dolorosa transición de la oscuridad hacia la Luz. Nos hemos referido antes al dolor y aflicción que padecemos al deshacernos de adicciones, obsesiones, hábitos y tendencias que afectan y dañan lo bueno en lo que somos. Conocemos estos desesperados dolores como síntomas de abstinencia.

En este proceso doloroso de separación, nuestros apegos y adicciones se defienden y pelean. Estos son las naciones que invadieron y afligieron lo bueno de lo que vivimos. Naciones como enraizadas creencias, ideologías, pensamientos, emociones, sentimientos, pasiones e instintos, abrazados por fantasías e ilusiones de ego derivadas de orgullo, avaricia, lujuria y codicia. Estas a su vez son instigadas por naciones aún más poderosas como la sociedad de consumo, las tendencias de modas, política correcta, cultura ligera, y vanidades que nos seducen y controlan todos los aspectos de la vida. ¡Son efectivamente como rugido de aguas estruendosas!

“Los pueblos harán estrépito como ruido de grandes aguas, pero el Eterno los reprenderá, y huirán lejos; serán ahuyentados como la paja de las montañas delante del viento, y como el polvo delante del torbellino. Al anochecer he aquí turbación; y antes de la mañana [el campamento asirio] ya no es. Esta es la parte de los que nos oprimen, y la porción de los que nos saquean.” (17:13-14)

El Profeta denuncia el daño y la destrucción (el estrépito de grandes aguas) que las naciones nos infligen, que la compasión del Creador removerá como paja ante el viento. Hemos indicado que las montañas y colinas también representan creencias sólidas (en este caso negativas) que en esta metáfora serán eliminadas de nuestra conciencia.

Nuestra aflicción ocurre en los más oscuros momentos, que son el anochecer y las noches cuando sentimos el dolor de nuestra separación de los modos y atributos de Amor, luego de abrazar las fantasías e ilusiones de ego. Esta aflicción es causada por una nación invasora (Asiria), representando una tendencia negativa particular en la conciencia que oprime y saquea lo bueno en nosotros.

“¡Ay de la tierra que hace sombra con las alas, que está tras los ríos de Etiopía; que envía mensajeros por la mar, y en [rápidos] navíos de junco sobre las aguas! Andad, ligeros mensajeros al pueblo arrastrado y oprimido, al pueblo asombroso desde su principio y después; ¡una nación detestada y pisoteada, cuya tierra destruyen sus [reyes invasores] ríos!” (18:1-2)

Vemos que otras naciones se unen en la cruzada invasora contra nosotros como el pueblo arrastrado, oprimido, detestado y pisoteado, saqueado y desolado por gobernantes de países inclusive lejanos. Tengamos presente que nuestra nación representa lo bueno en la vida, al igual que rasgos y tendencias positivas en la conciencia humana. Estos precisamente son nuestra Esencia y verdadera identidad.

“Vosotros, todos los moradores del mundo y habitantes de la tierra, cuando un estandarte se levante sobre las montañas, lo veréis; y oiréis el sonido de la trompeta [shofar]. Porque el Eterno me dijo así: 'Estaré quieto, y miraré desde Mi morada, como sol claro después de la lluvia, como niebla de rocío en el calor de la cosecha.” (18:3-4)

Dios promete mediante el Profeta que Él nos redimirá de las tendencias negativas en la conciencia. Lo hace cuando comenzamos a elegir lo bueno como denominador común de Sus caminos y atributos. Estos son el estandarte izado sobre las montañas que vemos, y del sonido del shofar que oímos. Hay una montaña especial que representa nuestra conexión con Dios, la cual espera por nosotros, y que además es el lugar de Su morada. Sus palabras mediante el Profeta son cálidas alegorías llenas de Su Amor, y lo bueno que recogemos de la cosecha de este. De ahí que sea nuestra labor reconstruir el lugar de Su morada entre (en) nosotros como nuestro nexo eterno con Él.

“Porque antes de cosecha, cuando el fruto aparezca, y pasada la flor fueren madurando los frutos, entonces Él podará con podaderas los ramitos, y cortará y quitará las ramas. Y [estos] serán dejados todos a las aves rapaces de las montañas, y a las bestias de la tierra; sobre ellos tendrán el verano las aves rapaces, e invernarán sobre ellos todas las bestias de la tierra.” (18:5-6)

En esta cosecha el Amor de Dios removerá lo que ya no necesitamos. Todo de lo que hayamos aprendido suficiente para finalmente elegir los modos y atributos de Amor, en vez de las fantasías e ilusiones de ego en medio de las tendencias negativas en la conciencia. Ya habremos aprendido que el malvado muerte por su maldad, porque la maldad pertenece a la maldad: “(...) que el malvado muere en su maldad (...)” Ezequiel 33:8, Salmos 34:22).

Aves rapaces y bestias también pertenecen a su propia especie, y devoran lo muerto porque muerte es su alimento. Dios redimirá lo bueno que somos, como también está escrito: “y el polvo regresa al suelo de donde vino, y el espíritu regresa al Eterno que lo dio.” (Eclesiastés 12:7). Como acabamos de mencionar, aprendemos de nuestros momentos oscuros como se nos es recordado: “Por lo tanto me desprecio a mí mismo y me arrepiento [y regreso] en polvo y cenizas.” (Job 42:6).

“En aquel tiempo será traída ofrenda al Eterno de las multitudes, el pueblo arrastrado y pisoteado, el pueblo asombroso desde su principio y después; la nación oprimida y saqueada, cuya tierra destruyen sus [reyes invasores] ríos, al lugar del Nombre del Eterno de las multitudes, al monte Sión.” (Isaías 18:7)

En nuestra Redención del Amor de Dios es reivindicado lo bueno en nosotros, y plena libre de tendencias y rasgos negativos comienza a realizar su destino: “Porque él ha puesto su amor en Mí, Yo lo redimiré; Yo lo elevaré en lo alto, porque conoce Mi Nombre. Él Me llamará y Yo le responderé. Yo estaré con él en [su] aflicción, Yo lo rescataré, y Yo lo honoraré. De larga vida lo colmaré, y haré que él posea Mi redención.” (Salmos 91:14-16).

Nuestra Esencia y verdadera identidad retorna al Creador para compenetrarnos eternamente con Él. En el lugar de Su Nombre, en Sión como Templo de Jerusalén. Este es el tiempo y espacio eternos adonde estamos destinados a estar con nuestro Creador.

domingo, 12 de enero de 2014

La Conciencia Mesiánica en la Profecía Judía (XXXIX) Isaías

En todo el capítulo 15 de sus mensajes el Profeta denuncia la carga de Moab y se refiere a la carga de Damasco en el capítulo 17. Alegóricamente, Isaías reitera la desolación de vivir en el predicamento de las fantasías e ilusiones de ego, y en particular la arrogancia como rasgo que caracteriza a Moab (Isaías 16:6). El orgullo es la causa de separación de los caminos y atributos del Creador, cuando su voz nos seduce a ser el dios de nuestra propia existencia.

Arrogancia es el "yo soy mejor que tú" que nos conduce a las demás tendencias negativas en la conciencia. Nuestra separación de Dios marca el comienzo de la dictadura de ego. En medio de nuestras fantasías e ilusiones, la bondad y la rectitud desaparecen. El Profeta aún apela al sentido común para que no se vaya, a pesar del orgullo.

"Traed consejo, impartid juicio. Pon tu sombra en medio del día como la noche: esconde los desterrados, no entregues a los que andan errantes. Moren contigo Mis desterrados, oh Moab; séles escondedero de la presencia del destructor: porque el atormentador perecerá, el destructor tendrá fin, los opresores serán consumidos de sobre la tierra." (16:3-4)

El discernimiento no se pierde en la arrogancia para buscar justicia como rectitud, y poder hacer lo correcto como juicio. Cuando estamos ante el resplandor de las tendencias negativas, nuestra propia sombra deberá protegernos. Esta poderosa metáfora nos revela que, a pesar de vivir en nuestras tendencias negativas, nuestra bondad permanece en lo que esencialmente somos, escondida en la sombra de nuestra existencia material.

En la sombra de lo que somos están ocultados los buenos rasgos como desterrados y errantes. Hasta nuestras tendencias negativas (la arrogancia en este caso) pueden conducirnos a evitar nuestra propia destrucción por aquello que asola la bondad en la vida. El Amor de Dios reafirma Su promesa de ayudarnos a remover lo negativo en la conciencia, y establecer en ella los modos y atributos de Amor cuando comenzamos a hacer prevalecer lo bueno en todos los aspectos de la vida.

"Y el trono está establecido en amorosa bondad, y sobre verdad se sienta uno en él, en la tienda de David, haciendo justicia y procurando justicia, y apurando rectitud." (16:5)

El mensaje es claro. El trono es el mayor nivel de conciencia desde el cual estamos destinados a discernir, pensar, hablar y hacer, bajo la regencia de amorosa bondad. Porque de la amorosa bondad fue creada y sustentada la vida, al igual que todo lo creado por Dios: "Él ama la rectitud y lo justo. La tierra está llena de la amorosa bondad del Eterno.", "La tierra está llena con Tu amorosa bondad, oh Eterno; enséñame Tus decretos." (Salmos 33:5, 119:64), "Amorosa bondad y verdad guardan al Rey, y Su trono se sostiene en amorosa bondad." (Proverbios 20:28).

Así mismo como el Amor de Dios sustenta Su Creación, también debemos hacer de la amorosa bondad la directriz de todos los aspectos y dimensiones de la vida. De esto se trata la Conciencia Mesiánica. La asimilamos y manifestamos cuando entronizamos los modos y atributos de Amor como los destinados regentes en la vida.

"La fortaleza de Efraín cesará, y el reinado de Damasco; y los remanentes de Aram serán como la gloria de los hijos de Israel, dice el Eterno de las multitudes." (17:3)

Como hemos señalado en comentarios anteriores sobre la Conciencia Mesiánica en la Profecía Judía, Efraín representa tanto la primogenitura de Israel como sus Tribus dispersadas y asimiladas. Efraín representa a todos los judíos que permanecieron cautivos entre las naciones, estas como cargas en la conciencia humana. Efraín será redimido como lo ha prometido Dios. El remanente de los judíos exiliados entre las naciones será reunido por Él, y retornado a su tierra con gloria. El Eterno lo ha dicho.

"Y acontecerá en ese día, que la gloria de Jacob se atenuará, y la gordura de su carne enflaquecerá." (17:4)

Vivir el exilio entre las naciones opaca nuestra Esencia y verdadera identidad. Ser parte de lo que no es de nosotros debilita nuestra conciencia. Esto es el resultado de vivir las ilusiones y fantasías de ego, en vez de vivir los modos y atributos de Amor. Nuestra bondad disminuye y nuestro libre albedrío se limita. El día siempre es hoy, cada momento en que afrontamos nuestro exilio en las tendencias negativas o nuestra libertad en lo esencialmente bueno que verdaderamente somos.

"Y será como cuando el segador coge la mies, y con su brazo siega las espigas: será también como el que coge espigas en el valle de Refaim. Y quedarán en él remanentes, como cuando sacuden el olivar, dos o tres granos en la punta del ramo, cuatro o cinco en sus ramas fructíferas, dice el Eterno, Dios de Israel." (17:5-6)

El Profeta se refiere otra vez al día en que confrontamos lo que es correcto e incorrecto, positivo y negativo, útil e inútil, productivo y destructivo, y recogemos lo que hayamos plantado. La metáfora nos hace conscientes de que, en últimas, lo que que cosechamos es lo que necesitamos para sustentarnos a nuestros mismos. Aquello que no es útil y no nos sustenta. Reflexionemos sobre nuestras acciones como semillas que plantamos y que un día cosecharemos.

"En ese día el hombre verá a su Creador, y sus ojos contemplarán al Sagrado de Israel. Y no mirará hacia los altares que hicieron sus manos, ni mirará hacia lo que hicieron sus dedos, ni a los bosques, ni a las imágenes del sol. En aquel día las ciudades fortificadas serán lugares abandonados a causa de los hijos de Israel, y habrá desolación." (17:7-9)

Cuando removamos las fantasías e ilusiones de ego junto a sus tendencias negativas y sus resultados, veremos lo que queda en nuestra conciencia. Cuando pongamos fin a nuestro exilio y retornemos a nuestra tierra, nuestro Creador esperará por nosotros. Lo veremos a Él, porque verlo es conocerlo. Ese día los ídolos que hemos hecho con nuestras manos, como fantasías e ilusiones que hemos creado con nuestras acciones, dejaran de ser. Solamente veremos lo que es bueno, y sabremos lo que es bueno.

domingo, 5 de enero de 2014

La Conciencia Mesiánica en la Profecía Judía (XXXVIII) Isaías

El Creador nuevamente reitera Su promesa mediante el Profeta de retirar la carga de Babilonia, continuamente descrita como tendencias negativas en la conciencia humana. Posteriormente se referirá a otras naciones vecinas como cargas similares que dejarán de existir, como premisa para la Redención Final y el comienzo de la Era Mesiánica.

"Preparaos para la matanza de sus hijos por la maldad de sus padres, para que no se levanten, ni posean la tierra, y llenen la faz del mundo con ciudades. Y Yo me levantaré contra ellos, dice el Eterno de la multitudes, y cortaré de Babilonia nombre y remanente, continuador y sucesor, dice el Eterno. Y la convertiré en posesión de erizos, y en lagunas de agua; y la barreré con escobas de destrucción, dice el Eterno de las multitudes." (14:21-23)

El Profeta nos invita a reconsiderar nuestras ideas, creencias, hábitos, adicciones y apegos, al igual que pensamientos, emociones, sentimientos, pasiones e instintos. Ya sean estos modos y expresiones de nuestra libertad, o heraldos de nuestras desgracias. Sean estos el aire y respiro que nos guían a nuestro Creador, o cargas que nos rebajan a estados de conciencia negativos. Cuando llegamos al estado crítico en el que las cargas destructivas son demasiado pesadas, nos obligamos a hacer nuestro propio inventario individual y comenzamos a sacarlas de nuestra vida.

Preparamos la matanza como el retiro de los resultados negativos (los hijos) de las decisiones negativas (los padres) que tomamos a partir de los deseos, ilusiones y fantasías de ego. Hemos repetido muchas veces que no podemos deshacernos de la negatividad cuando hacemos de ella una opción y no una referencia para elegir lo bueno. Para ello necesitamos ayuda del Creador. Él puede liberarnos de aquello más fuerte que nuestra voluntad y determinación de eliminar nuestras adicciones, obsesiones y hábitos destructivos que hacemos parte de nuestra conciencia. Estos son los patrones negativos que poseen la tierra como ciudades que cubren el mundo de nuestra vida. Dios nos dice que Él se levantará contra ellos para eliminarnos eternamente.

"El Eterno de las multitudes juró, diciendo: 'Ciertamente se hará de la manera que lo he pensado, y será confirmado como Yo lo he determinado. Que quebrantaré al Asirio en Mi tierra, y en Mis montes lo hollaré; y su yugo será apartado de ellos [Israel], y su carga será quitada de su hombro'." (14:24-25)

El Creador conoce las limitaciones de nuestra fortaleza, debilidades y capacidad de resistir las consecuencias de elegir las fantasías e ilusiones de ego. Al mismo tiempo Él nos hace responsables de nuestras decisiones como un proceso de aprendizaje, para reorientar nuestra conciencia con el fin de hacer el bien como premisa para entrar en la Conciencia Mesiánica. También como la premisa para vivir nuevas dimensiones en el Plan de Dios para Su Creación.

"Este es el propósito que está acordado sobre toda la tierra; y ésta, la mano extendida sobre todas las naciones. Porque el Eterno de las multitudes ha determinado, ¿y quién invalidará? Y Su mano extendida, ¿quién la hará tornar?" (14:26-27)

El Profeta proclama la inminencia de la voluntad de Dios al anunciar nuevas maneras de vivir la vida en todas sus facetas y dimensiones, sin las cargas de las tendencias negativas y destructivas en la conciencia.

En los cuatro versículos siguientes (28-31) el Profeta se refiere a Filistea también como otra carga aflictiva, similar a Babilonia, Asiria, Moab y Egipto, entre otras, de las cuales será rescatado lo bueno en la conciencia, para ser protegido y preservado eternamente, tras la destrucción de sus pueblos que representan sus cualidades negativas.

"¿Y qué responde uno a los mensajeros de una nación? Que el Eterno ha fundado a Sión, y en ella confían los afligidos de Su pueblo." (14:32)

El Creador nos hace conscientes de Su nexo con nosotros como conexión permanente con Él, la cual es Sión como Templo de Jerusalén. Dios creó esta conexión como el tiempo y espacio en los que estamos completamente libres de aquello contrario a Sus caminos y atributos. En estos confiamos como nuestro refugio cuando los abrazamos, en vez de la aflicción derivada de las fantasías e ilusiones materiales.

Nosotros somos Su pueblo como lo bueno de los modos y atributos de Amor. Estos prevalecerán y regirán cuando la maldad y la iniquidad sean finalmente eliminadas, tanto de la conciencia humana como de la faz de la tierra.

Del Prefacio del Libro

¿Por qué el Amor de Dios, como nuestro Creador, fue escondido por tanto tiempo? Nuestros Sabios místicos hebreos creen que fue ocultado por Sí Mismo para que nosotros lo busquemos, lo encontremos y lo revelemos. Pero, ¿por qué quisiera esconderse como en un juego de niños? No. Nosotros lo escondimos. Fuimos nosotros quienes no quisimos reconocer el Amor de Dios como nuestro Creador.(...) Reexaminemos nuestra memoria ancestral, intelecto, sentimientos, emociones y pasiones. Hagamos que despierten a nuestra verdadera Esencia, captemos la exquisita conciencia del Amor de Dios. La manera en la que está escrito este libro procura reafirmar y reiterar su propósito, por lo tanto presenta su mensaje y contenido en forma reiterativa. Esa es su meta para reinstaurar esta Verdad originalmente proclamada en nuestras Sagradas Escrituras, por nuestros Profetas y Sabios. Nuestro propósito es entronizar el Amor de Dios como nuestra Esencia y verdadera identidad en todas las dimensiones de la conciencia, para así cumplir Su Promesa de que Él habite entre nosotros para siempre.