“¡Retorna,
retorna, oh Shulamith! Retorna, retorna, para que te contemplemos. ¿Qué habéis
visto en la Shulamith, como una danza de los campos?” (Cantar de los Cantares
7:1)
Las
hijas de Jerusalén llaman a Israel, urgiéndola a regresar a su esencia y
verdadera identidad como su nexo común con el amor de Dios. Una vez elegimos
abandonar las fantasías e ilusiones de ego, y regresamos a los modos y
atributos de amor como los medios para seguir Su voluntad, nuestras cualidades
positivas nos apoyan en nuestro camino de vuelta al amor de Dios.
Estas
saben que Dios llama a Israel la que ella es toda paz (Shulamith), porque
mediante la paz integradora de los modos y atributos de amor llegamos a Él, al
que la paz le pertenece.
El
Creador les pregunta a las hijas de Israel qué ven ellas en la entereza de
Israel, como una danza en los campos. Se trata de una pregunta retórica, porque
ellas ya saben del bien inherente a Israel. Los dos campos evocan el episodio
del encuentro de Esaú y Jacob al regreso de este último a la tierra de Canaán
(Génesis 32:2, 8).
Ha
habido y hay una distinción entre los rasgos de carácter de los dos hermanos,
al extremo de que son opuestos. En este contraste la entereza de Israel es
recordada en el último versículo del sexto capítulo de este Cantar. Es
relevante en el contexto de Israel y las naciones. Dios elogia a Israel como
portadora de la paz que le pertenece.
“¡Cuán
hermosos son tus pasos en sandalias, oh hija de Nadib! ¡La redondez de tus
caderas como joyas, obra de mano maestra!” (Cantar de los Cantares 7:2)
Los
pasos de humildad (representada en las sandalias) en su camino a encontrarse
con su Amado. Israel como hija del bien y amorosa bondad del Benefactor
(Nadib). El Creador destaca esta vez la belleza de la redondez de un cuerpo que
personifica la gracia de sus cualidades y rasgos, como atributos de la
compasión de Dios con cuyas manos forma y dirige Su entera creación.
“Tu
ombligo [es] como una cuenca redonda, en la que no falta el vino mezclado. Tu
vientre [es como] un manojo de trigo enrejado por rosas.” (7:3)
El
“cuerpo” de Israel como la integrada expresión material de su identidad
espiritual es descrito en metáforas como circular (“redondez”), lo cual implica
totalidad y entereza. Vino mezclado generalmente se refiere a vinos diversos
como conocimientos multidimensionales derivados de la Torá, que es la esencia
que abarca la identidad judía. Aquí el cuerpo físico refleja expresiones materiales
del cuerpo espiritual que la Torá representa para Israel.
El
vientre (lit. estómago) es metáfora para el lugar de donde nace la vida y es
nutrida desde sus comienzos. Trigo es el alimento primordial por excelencia
para nutrir la vida humana, y al ser mencionado aquí como vientre refuerza sus
cualidades de sustento vital. El Creador describe el vientre de Israel como
fuente de sustento para alimentar el bien en la vida. Este es bordeado con
rosas como lo hermoso característico del bien.