“Naciones, acercaos para oír; y escuchad, pueblos. Oiga la tierra y cuanto hay en ella, el mundo y todo lo que produce.” (Isaías 34:1)
Todo el capítulo 34 de Isaías es otra reiteración del Plan de Dios para la humanidad, respecto al inminente cambio de conciencia hacia lo bueno que Él quiere que prevalezca en el mundo material. Las naciones, los pueblos, la tierra, el mundo y todo lo que proviene de estos están destinados a ser transformados para servir el propósito de lo bueno. Estos representan todo lo que hemos hecho con nuestra conciencia sin el propósito de lo bueno. Son los enemigos y obstáculos que hemos creado al elegir las fantasías e ilusiones de ego, y seguir las tendencias negativas en la conciencia.
Lo bueno intrínseco en nosotros -- que define nuestra Esencia y verdadera identidad -- está destinado a regir todos los aspectos y dimensiones de la vida. Esta realización es nuestra Redención Final y el punto de partida de la Era Mesiánica.
“Porque la indignación del Eterno es contra todas las naciones, y su furor contra todas sus multitudes: Las ha destruido por completo, las ha entregado al matadero.” (34:2)
El Creador repetidamente nos dice en la Torá que Sus caminos y atributos no cohabitan con nada distinto u opuesto a estos. Él nos presenta las bendiciones de lo bueno y las maldiciones de lo malo, para que elijamos lo bueno. Él creó el mal para que tengamos libre albedrío. De ahí que el mal exista como una referencia para elegir lo bueno, no como una opción para ser o hacer lo que es malo.
Así comprendemos Su indignación cuando corrompemos lo bueno en nosotros al hacer de la envidia, lujuria, codicia, arrogancia y su predicamento los regidores de la vida en el mundo material. Otra vez notamos que el Profeta se refiere a las palabras de Dios en pasado, porque Su voluntad ha sido decretada antes de Su Creación. Dios nos enseña un conocimiento trascendental al darnos libre albedrío. Trascendental porque lo que aprendemos está destinado a trascender lo que no sabíamos antes, aquello que hacíamos por ignorancia.
Dicho de otro modo, estamos en el mundo material para trascender lo que nos impide realizar nuestra Esencia y verdadera identidad, la cual es lo bueno como nexo común con nuestro Creador. Entonces lo bueno es lo que está destinado a trascender el mundo material. Lo bueno es la causa, el medio y la finalidad.
Una vez seamos plenamente conscientes de este principio, estaremos preparados para entrar a la trascendencia (la eternidad) de la Era Mesiánica. Por lo tanto lo bueno es la llave para nuestra Redención Final. Nuestros Sabios místicos jasídicos enseñan que la única manera de lograr nuestra Redención individual y colectiva es amándonos y cuidándonos unos a otros. Esto es poner lo bueno en acción, lo bueno en práctica.
El Profeta nos dice que Dios ya decretó Su eliminación de los rasgos y tendencias que no trascienden en nuestra conciencia, ya que estos son solamente referencias para buscar lo trascendental. La lección aquí es darnos cuenta que en últimas el mal es nuestra propia invención, porque ha existido esencialmente como una referencia y no como una opción. Hacemos que el mal sea real, concreto y activo debido a las decisiones negativas que tomamos. Dios espera que aprendamos un poco más rápido de las referencias que Él nos dio. De ahí que dependa de nosotros completar nuestro aprendizaje, e iniciar la Redención Final para entrar en la nueva fase del Plan de Dios llamado la Era Mesiánica.
En los versículos siguientes hay una alusión acerca de Edom como la peor de las naciones, respecto a lo más bajo en materia de ideologías, creencias, sentimientos, emociones, pasiones e instintos. Lo bueno como la manifestación material del Amor de Dios los erradicará de nuestra conciencia, y tampoco se verán reflejados en el mundo material. Esto significa que no los veremos en la naturaleza. No habrá animales salvajes o violentos, ni árboles que no den fruto, ni desastres naturales.
“Porque es día de retribución del Eterno, año de vindicación para la causa de Sión.” (34:8)
Sión -- como el conocimiento permanente del Amor de Dios -- será reivindicado, y establecido eternamente como el principio regente de todos los aspectos y dimensiones de la conciencia. Lo bueno como el regente transcendente en la Creación de Dios.
El Profeta trae alegorías de animales salvajes y depredadores que devoran lo que también es parte de su naturaleza. La maldad se nutre de maldad, como lo intrascendente que pertenece a lo intrascendente. Tendencias y rasgos negativos que hemos creado a partir de la cualidad intrascendente de las fantasías e ilusiones de ego. Así mismo como el Creador separó la Luz y la oscuridad, lo bueno y lo malo, la bendición y la maldición, cada uno pertenece a sus propios atributos y dominios. Esa es la voluntad de Dios, y eligió lo bueno para prevalecer y trascender.
“Él les ha echado suertes, y Su mano les ha repartido la tierra con el cordel [su medida]. La poseerán para siempre, de generación en generación morarán en ella.” (34:17)