"Oídme, oh islas, y
escuchad vosotras naciones lejanas: El Eterno me
ha llamado desde el vientre, desde las entrañas de mi madre Él ha hecho
mencionar mi nombre." (Isaías 49:1)
Israel afirma su
identidad ante las naciones de la tierra, citando las palabras de Dios a través
del Profeta. Estas palabras enfatizan alegóricamente el estatus de Israel dado
por el Creador en la Torá, al que se refiere como el pueblo escogido en el
plan que Él tiene para el mundo material.
"Y Él ha hecho mi
lengua como una espada afilada, en la sombra de Su mano Él me oculta; y Él me
ha hecho un asta pulida, en su carcaj Él me esconde. Y me dijo: 'Tú eres Mi servidor, Israel, en quien Yo he de
glorificarme'." (49:2-3)
Parte de la identidad
judía es expresar con claridad los mensajes de Dios para la humanidad, como una
"espada afilada". Esta alegoría también significa que los caminos y
atributos de Dios no cohabitan con nada diferente u opuesto a estos.
La verdad
del Creador es como un filo cortante que separa el bien del mal, la Luz de la
oscuridad, la rectitud de la iniquidad, lo positivo de lo negativo. La
identidad de Israel es también un Mandamiento de Dios para que lo glorifiquemos
haciendo que el bien prevalezca en el mundo. Sin embargo preferimos vivir en la
servidumbre de las fantasías e ilusiones de ego en vez de nuestra Esencia y
verdadera identidad.
"Pero yo dije:
'He laborado en vano, he gastado mi fuerza por la vanidad y futilidad. Aunque ciertamente
mi rectitud es con el Eterno, y mi recompensa con mi Dios'."
(49:4)
De hecho trabajamos en vano por la futilidad de las fantasías e
ilusiones de ego, hasta que nos damos cuenta que la verdad está con Dios, y que
ella es nuestra recompensa. El bien es la recompensa del bien,
porque es su causa y su efecto.
"Y ahora dice el
Eterno que me formó desde el vientre para ser su servidor, para traer a Jacob
de regreso a Él, y que Israel sea reunido junto a Él. Porque yo soy honorable
en los ojos del Eterno, y Dios ha sido mi fuerza." (49:5)
Dios reafirma la
identidad y destino de Israel, que dependen de nosotros para ser manifestados. El Profeta nos dice que en el final de los tiempos todo Israel retornaremos a nuestra
Esencia y verdadera identidad, porque Dios ve lo bueno que Él creó en nosotros
y que es también nuestra fuerza para serlo y manifestarlo en todos los aspectos
y dimensiones de la vida.
"Sí, Él dice:
'Es una cosa demasiado liviana que tú seas Mi servidor para levantar las tribus
de Jacob, y recuperar los descendientes de Israel. Yo también te he dado como Luz
para las naciones, para que Mi Redención esté en los confines de la tierra'."
(49:6)
El bien es ciertamente la
Luz que Dios quiere que seamos para las naciones. Como hemos mencionado a
menudo, las naciones representan las tendencias y rasgos negativos en la
conciencia que están destinados a ser transformados en expresiones y medios
positivos.
Las alegorías en este versículo se refieren a los hijos de Israel como los potenciales creativos positivos en la conciencia humana (las Tribus) y sus efectos (los descendientes). Así entendemos este resultado como la Redención prometida por el Creador acerca del propósito final del bien en el mundo material.
Las alegorías en este versículo se refieren a los hijos de Israel como los potenciales creativos positivos en la conciencia humana (las Tribus) y sus efectos (los descendientes). Así entendemos este resultado como la Redención prometida por el Creador acerca del propósito final del bien en el mundo material.
"Así dice el Eterno,
el Redentor de Israel, su Sagrado, al que es despreciado por hombres, al
aborrecido de naciones, al sirviente de gobernantes: reyes verán y
se levantarán, príncipes, y se prostrarán. Porque el Eterno es fiel, aún el
Sagrado de Israel, que te ha escogido." (49:7)
Este versículo abarca la
culminación del plan de Dios para la Era Mesiánica. Las tendencias y rasgos
positivos en la conciencia, que han sido despreciados por lo opuesto a estos (las
naciones) serán los gobernantes de todos los niveles de conciencia. De ahí que
los reyes y príncipes como los motivadores del ego para sus deseos, fantasías e
ilusiones que "gobiernan" sobre nosotros (y nos hacen sus sirvientes)
serán transformados en sirvientes de los modos y atributos de Amor. Estos
integran la Esencia e identidad de Israel como el pueblo escogido para prevalecer en
la etapa final del plan de Dios llamado la Era Mesiánica.
"Así dice el Eterno:
'En un tiempo aceptable Yo te he respondido, y en un día de redención te he
ayudado. Y te preservaré, y te daré como un Pacto del pueblo, para levantar la
tierra, para hacer heredar las herencias desoladas." (49:8)
Dios nos dice otra vez
que Su Redención Final es inminente, y que durará para siempre como parte de nuestro
Pacto con Él. Así seremos capaces de elevar nuestra conciencia en todas las
dimensiones de la vida (la tierra), y poseer los potenciales creativos que
hemos desolado por miles de años.
"Diciendo a los
cautivos:
'Id adelante', a aquellos que están en las tinieblas: 'Mostraos vosotros mismos'.
Ellos se alimentarán en los senderos, y en todas las montañas altas estará su
pasto. No tendrán más hambre ni sed, ni el calor del sol los golpeará. Porque
Él, que tiene compasión de ellos, los guiará junto a manantiales de agua, Él los
conducirá."
(49:9-10)
Nuestros potenciales
creativos positivos que han estado cautivos en las fantasías e ilusiones de ego
saldrán adelante fuera de sus tinieblas. Serán nutridos por lo bueno de los
caminos y atributos de Dios como senderos y montañas altas.
Estos son los
caminos de los más elevados niveles de conciencia que están permanentemente
unidos a Dios. Él es el Redentor y conductor que nos protege del calor y la opresión
de las fantasías e ilusiones materialistas. El Amor de Dios nos da las aguas de
la Torá que nos sustentan en los caminos en los que Él quiere que andemos.
"Y Yo haré de todas
Mis montañas un camino, y Mis avenidas serán elevadas en lo alto."
(49:11)