“Abandona
el malvado su camino, y el hombre de iniquidad sus pensamientos. Y
retorna al Eterno que se compadece de él, y hacia nuestro Dios
porque Él es abundante para perdonar. Porque Mis pensamientos no son
tus pensamientos, ni Mis caminos tus caminos.
Así
lo afirma el Eterno. Porque altos han estado los cielos sobre la
tierra, así tan altos han estado Mis caminos sobre tus caminos, Mis
pensamientos sobre tus pensamientos.”
(Isaías 55:7-9)
El
primero de estos dos versículos reafirma la eterna gracia, compasión
y amorosa bondad del Amor de Dios para aliviar, redimir y transformar
nuestra conciencia de las tendencias y rasgos negativos en el bien de
los modos y atributos de Amor. Dios
nos recuerda que nuestras acciones negativas e iniquidades están
destinadas a ser abandonadas en nuestro retorno a Él.
Al regresar,
Su perdón anuncia la expansión de nuestra conciencia para aprender
Sus
revelados y ocultados caminos y atributos. Así comprendemos que Sus
pensamientos no son los nuestros, ni nuestros caminos los Suyos. De
ahí el imperativo de conocerlo a Él como Él lo
desea
en la fase final de Su prometida Redención.
“Porque
como la lluvia y la nieve caen del cielo, y no regresan a este sino
que bañan la tierra, y hacen retoñar y florecer, y da semilla para
el sembrador y pan para el que come. Así es Mi palabra que sale de
Mi boca.
No
regresa vacía a Mí, sino que ha hecho lo que Yo deseé. Y causa
prosperidad para la cual Yo la envié.”
(55:10-11)
Dios
nos quiere hacer conscientes de que Su voluntad tiene un propósito,
además del evidente sustento para Su Creación. Él indica que tal
propósito florecerá como Él lo ha deseado, y nos dice que somos
los portadores de la semilla, el campo y la cosecha que será
multiplicada
en cantidades que solamente podremos concebir en la Era Mesiánica.
Dios es el sembrador y el cosechador de toda Su Creación.
“Porque
con alegría salís y con paz sois traídos. Las montañas y colinas
irrumpen en canto ante ti, y todos los árboles del campo baten
palmas. En vez de espino surge abeto, en vez de zarza surge mirto. Y
ha sido por nombre para el Eterno, por señal eterna. ¡No es
cortado!”
(55:12-13)
Una
vez más Dios se refiere a la nueva conciencia que Él está
plantando en nosotros, llenos de alegría para vivir y paz como
plenitud para surgir. Montañas y colinas como principios y valores
para deleitarse, y árboles como todas las buenas acciones que se
convierten en celebración de la vida.
Los
niveles inferiores y tendencias negativas en la conciencia son los
espinos y zarzas que se convertirán en plantas y árboles, estos como
acciones positivas y constructivas... y estas, como expresiones del bien
proveniente del Amor de Dios, serán eternas y sin fin.