domingo, 14 de diciembre de 2014

La Conciencia Mesiánica en la Profecía Judía (LXXXVII) Isaías

Abandona el malvado su camino, y el hombre de iniquidad sus pensamientos. Y retorna al Eterno que se compadece de él, y hacia nuestro Dios porque Él es abundante para perdonar. Porque Mis pensamientos no son tus pensamientos, ni Mis caminos tus caminos. Así lo afirma el Eterno. Porque altos han estado los cielos sobre la tierra, así tan altos han estado Mis caminos sobre tus caminos, Mis pensamientos sobre tus pensamientos.(Isaías 55:7-9)

El primero de estos dos versículos reafirma la eterna gracia, compasión y amorosa bondad del Amor de Dios para aliviar, redimir y transformar nuestra conciencia de las tendencias y rasgos negativos en el bien de los modos y atributos de Amor. Dios nos recuerda que nuestras acciones negativas e iniquidades están destinadas a ser abandonadas en nuestro retorno a Él.

Al regresar, Su perdón anuncia la expansión de nuestra conciencia para aprender Sus revelados y ocultados caminos y atributos. Así comprendemos que Sus pensamientos no son los nuestros, ni nuestros caminos los Suyos. De ahí el imperativo de conocerlo a Él como Él lo desea en la fase final de Su prometida Redención.

Porque como la lluvia y la nieve caen del cielo, y no regresan a este sino que bañan la tierra, y hacen retoñar y florecer, y da semilla para el sembrador y pan para el que come. Así es Mi palabra que sale de Mi boca. No regresa vacía a Mí, sino que ha hecho lo que Yo deseé. Y causa prosperidad para la cual Yo la envié.(55:10-11)

Dios nos quiere hacer conscientes de que Su voluntad tiene un propósito, además del evidente sustento para Su Creación. Él indica que tal propósito florecerá como Él lo ha deseado, y nos dice que somos los portadores de la semilla, el campo y la cosecha que será multiplicada en cantidades que solamente podremos concebir en la Era Mesiánica. Dios es el sembrador y el cosechador de toda Su Creación.

Porque con alegría salís y con paz sois traídos. Las montañas y colinas irrumpen en canto ante ti, y todos los árboles del campo baten palmas. En vez de espino surge abeto, en vez de zarza surge mirto. Y ha sido por nombre para el Eterno, por señal eterna. ¡No es cortado!(55:12-13)

Una vez más Dios se refiere a la nueva conciencia que Él está plantando en nosotros, llenos de alegría para vivir y paz como plenitud para surgir. Montañas y colinas como principios y valores para deleitarse, y árboles como todas las buenas acciones que se convierten en celebración de la vida.

Los niveles inferiores y tendencias negativas en la conciencia son los espinos y zarzas que se convertirán en plantas y árboles, estos como acciones positivas y constructivas... y estas, como expresiones del bien proveniente del Amor de Dios, serán eternas y sin fin.

Del Prefacio del Libro

¿Por qué el Amor de Dios, como nuestro Creador, fue escondido por tanto tiempo? Nuestros Sabios místicos hebreos creen que fue ocultado por Sí Mismo para que nosotros lo busquemos, lo encontremos y lo revelemos. Pero, ¿por qué quisiera esconderse como en un juego de niños? No. Nosotros lo escondimos. Fuimos nosotros quienes no quisimos reconocer el Amor de Dios como nuestro Creador.(...) Reexaminemos nuestra memoria ancestral, intelecto, sentimientos, emociones y pasiones. Hagamos que despierten a nuestra verdadera Esencia, captemos la exquisita conciencia del Amor de Dios. La manera en la que está escrito este libro procura reafirmar y reiterar su propósito, por lo tanto presenta su mensaje y contenido en forma reiterativa. Esa es su meta para reinstaurar esta Verdad originalmente proclamada en nuestras Sagradas Escrituras, por nuestros Profetas y Sabios. Nuestro propósito es entronizar el Amor de Dios como nuestra Esencia y verdadera identidad en todas las dimensiones de la conciencia, para así cumplir Su Promesa de que Él habite entre nosotros para siempre.