“Yo
los he traído a Mi montaña sagrada, y los he regocijado en Mi casa
de oración. Sus ofrendas de elevación y sacrificios son placenteros
en Mi altar, porque Mi casa, 'una
casa de oración'
es
llamada para todos los pueblos.”
(56:7)
El
Creador trae a los dispersos y asimilados de Su pueblo a través de
la historia, de regreso a Su montaña sagrada. Esta es el nexo eterno
con Él como el regocijo en Su casa.
Así
el bien en su ser y hacer se convierte en las ofrendas elevadas
placenteras en Su altar.
Por lo tanto el bien como causa y efecto de actos de rectitud es la premisa para que todos los pueblos vengan a Su casa de oración. Llamamos oración a nuestra ofrenda elevada a Él, la cual es el bien que quiere seamos, tengamos y hagamos.
“Una afirmación de Dios el Eterno que reúne a los dispersos de Israel: 'Otra vez lo recojo a él [Israel] a sus reunidos'.” (56:8)
Por lo tanto el bien como causa y efecto de actos de rectitud es la premisa para que todos los pueblos vengan a Su casa de oración. Llamamos oración a nuestra ofrenda elevada a Él, la cual es el bien que quiere seamos, tengamos y hagamos.
“Una afirmación de Dios el Eterno que reúne a los dispersos de Israel: 'Otra vez lo recojo a él [Israel] a sus reunidos'.” (56:8)
Dios
repite Su promesa en la Torá
“que
cuando el Eterno tu Dios retorne tu cautiverio y tenga compasión de
ti, y regresará y te recogerá de todos los pueblos adonde el Eterno
tu Dios te haya dispersado.”
(Deuteronomio
30:3-5). En
ese entonces Él hablo a Israel en primera persona singular, y ahora
a través del Profeta también se dirige a Israel en singular,
mencionando a sus dispersos para ser recogidos para Su Redención
Final.
“Cada bestia del campo venga a devorar, cada bestia en el bosque. Sus vigías están ciegos, todos ellos sin conocimiento. Todos son perros mudos, ellos no ladran, dormitan, acostados, les gusta dormir.” (Isaías 56:9-10)
“Cada bestia del campo venga a devorar, cada bestia en el bosque. Sus vigías están ciegos, todos ellos sin conocimiento. Todos son perros mudos, ellos no ladran, dormitan, acostados, les gusta dormir.” (Isaías 56:9-10)
El
Profeta llama nuestra atención acerca de tendencias y rasgos
negativos en la conciencia como bestias salvajes que devoran lo bueno
que da significado a la vida. Estos también son nuestros enemigos
internos y externos que actúan como les place cuando nuestro mayor
conocimiento y principios duermen como vigías ciegos y perros mudos.
Isaías
también se refiere a los líderes de su generación que no se
interesaron por el bienestar espiritual de su pueblo, como guardianes
ciegos e ignorantes. Las lecciones del pasado y del presente son
mantenernos eternamente vigilantes contra el predicamento de las
fantasías e ilusiones de ego.
“Y los perros son de intensos deseos, ellos no conocen la saciedad, ¡y son pastores! No han conocido entendimiento, todos ellos andan en su propio camino por el que se desvían. Cada uno para su ganancia deshonesta desde su lugar: 'Venid vosotros, yo sostengo el vino, y bebemos, traga bastante, ¡y como este día ha sido mañana, grande y muy abundante'!” (56:11-12)
“Y los perros son de intensos deseos, ellos no conocen la saciedad, ¡y son pastores! No han conocido entendimiento, todos ellos andan en su propio camino por el que se desvían. Cada uno para su ganancia deshonesta desde su lugar: 'Venid vosotros, yo sostengo el vino, y bebemos, traga bastante, ¡y como este día ha sido mañana, grande y muy abundante'!” (56:11-12)
Al
permitir que nuestras tendencias negativas conduzcan nuestros
pensamientos, sentimientos, emociones, pasiones e instintos, se
convierten en perros insaciables que son nuestros pastores. No hay
entendimiento ni conocimiento de lo que es apropiado o correcto como
expresiones de los modos y atributos de Amor.
La ignorancia trae su saldo como causa y efecto de lo corrompido por la envidia, codicia, lujuria, arrogancia, ira, indiferencia e indolencia. Estas son la motivación para las ganancias deshonestas que sólo duran momentos fugaces.
La ignorancia trae su saldo como causa y efecto de lo corrompido por la envidia, codicia, lujuria, arrogancia, ira, indiferencia e indolencia. Estas son la motivación para las ganancias deshonestas que sólo duran momentos fugaces.
Cada
día se vuelve como ayer y mañana porque son tan vanos como su causa
y efecto. Hasta llegamos a creer que hay abundancia en lo vano, aún
si ya sabemos que las fantasías e ilusiones no duran.
Así llegamos a darnos cuenta que únicamente el bien de los modos y atributos de Amor es lo que trasciende, porque sustenta la vida a la vez que la trasciende.
Así llegamos a darnos cuenta que únicamente el bien de los modos y atributos de Amor es lo que trasciende, porque sustenta la vida a la vez que la trasciende.