“En
tus murallas Jerusalén, Yo he nombrado vigías todo el día y toda
la noche continuamente. Ellos no están callados. Vosotros que
recordáis al Eterno, no es quedéis callados. Y no os quedéis
callados con Él hasta que establezca, y hasta que Él haga de
Jerusalén una alabanza en la tierra.”
(62:6-7)
En
estos versículos el Creador nos convoca a perseguir la Redención
Final que Él decretó desde
la antigüedad. Él nos dice que la nueva conciencia que está a
nuestro alcance está protegida para siempre.
Tendencias
y rasgos positivos no sólo
protegerán nuestra nueva conciencia sino que se expresarán en lo
que discernamos, pensemos, sintamos, digamos y hagamos. Esto la parte
de Dios en cuanto a Su Redención. De ahí que Él nos llame para
recordar Sus caminos y atributos como nuestro nexo común con Su
Amor, y nos pida que hagamos nuestra parte para cumplir Su promesa.
Dios
nos urge a no permanecer callados ante Él, y a decirle que también
añoramos nuestro matrimonio con Él. Comenzamos a hacerlo
distanciándonos de las fantasías e ilusiones de ego, y abrazar la
rectitud de los modos y atributos de Amor. Nuestros Profetas nos
recuerdan esto una y otra vez.
“'Si
regresas,
Israel',
dice
el Eterno,
'si
regresas a Mí y si quitas tus abominaciones de Mi vista; entonces no
eres retirado.”
(Jeremías 4:1)
“Por
lo tanto dice el Eterno,
'Si
tú regresas, entonces Yo te traigo otra vez, para que estés de pie
ante Mí.
Y
si sacas lo preciado de lo vil, tú serás como Mi boca:
ellos
regresarán a ti, pero tú no regresarás a ellos'.”
(Ibid. 15:19)
“(...)
'Regresa
a Mí, y Yo regresaré a ti',
dice
el Eterno de las multitudes. Pero tú dices, '¿Cómo
habré de regresar?'”
(Malaquías 3:7)
“Así
dice el Eterno de las multitudes:
'Regresa
a Mí',
dice
el Eterno de las multitudes,
'y
Yo regresaré a ti',
dice
el Eterno de las multitudes.”
(Zacarías 1:3)
“Regresa
a Mí, porque Yo te he redimido.”
(Isaías 44:22)
Sabemos
que depende de nosotros. Dios necesita
saber que no estaremos callados nunca más.
“Ha
jurado el Eterno por Su diestra, aún por el brazo de Su fortaleza:
'Yo
no daré más tu grano a tus enemigos, ni hijos de extraños beben tu
vino por el cual tú has laborado.
Porque
quienes lo recojan lo comen, y han alabado al Eterno. Y quienes lo
cosechen lo beben en Mis sagrados patios.”
(62:8-9)
Una
vez más Dios repite la promesa para Su Redención Final, esta vez
jurando por Su Amor. Al comenzar a hacer que los modos y atributos de
Amor sean nuestra única
referencia
y opción en lo que pensemos,
digamos y hagamos, Dios nos dice que sólo Amor será la cosecha de
nuestra siembra. Será nuestra
cosecha
y no para nada ni nadie que pretenda tomarla. Este es uno de los
significados de Amor como su causa y efecto, y que Amor no cohabita
con nada diferente a sus modos y atributos.
“Pasas
vosotros, pasad a través de los portales, preparad el camino para el
pueblo. Levantad, levantad el camino, limpio de piedras. Elevad un
estandarte sobre los pueblos.”
(62:10)
Nuevamente
somos convocados para dar los pasos necesarios con el fin de preparar
nuestra conciencia para el cambio que nos espera en la era Mesiánica.
Tenemos que subir y ascender a Jerusalén para juntarnos eternamente
con nuestro Creador. Pero primero debemos restaurar este nexo
unificando todos sus aspectos y dimensiones, mediante el poder
integrador y armonizador de Amor.
De ahí que tengamos que
reconstruir el Templo de Jerusalén, y limpiar la ciudad de los
enemigos de Israel. Es así como unificamos nuestra conexión con
Dios. No podemos hacerlo permitiendo que la ciudad esté divida a
causa de nuestros enemigos mortales.
Al
remover tendencias y rasgos negativos en nuestra conciencia, pasamos
por los portales de la ciudad unificada. Así preparamos el camino
para el pueblo, Israel, que son las tendencias y rasgos positivos que
deben guiar y dirigir todas las facetas de la vida.
Tenemos que
levantar el camino de los modos y atributos de Amor, y limpiarlo de
las piedras de la maldad. Nuestro ascenso
eleva la bandera
de la rectitud del bien como el estandarte
de los modos y atributos de Amor.
Esta
bandera la izamos para traer a todos nuestros exiliados de los cuatro
rincones de la tierra. Amor llamará a
aquellos que aman para recogerlos y congregarlos unidos con el fin de
proclamar y revelar
completamente el Amor de Dios en el mundo material.
“He
aquí que el Eterno ha proclamado a los confines de la tierra:
'Decid
vosotros a la hija de Sión, he aquí que tu redención ha llegado'.
He
aquí que su labor
está con él, y su pago
ante él.”
(62:11)
Nuestros
Sabios llaman a Jerusalén la hija de Sión, y así entendemos que su
Redención también es la de Israel. En esta Redención Final, Dios
le da a Israel tanto su misión su pago.
“Y
ellos los han llamado 'Pueblo
del Sagrado, redimidos del Eterno'.
Sí,
para ti es llamada 'La
buscada, ¡una ciudad no abandonada!'”
(62:12)
Todos
los aspectos y dimensiones de la conciencia, incluyendo tendencias y
rasgos negativos, están destinados a estar completamente conscientes
de la identidad y misión de Israel en el mundo, tal como está
declarado y ordenado en la Torá de Dios. Al
Él revelar su Amor redentor para la era Mesiánica, las naciones
también lo verán y proclamarán que el Eterno reina para siempre.
Todos ellos sabrán y reconocerán que Israel, el mensajero del bien,
es el buscado. Este es el destino de Israel, cuya conexión
permanente con Dios nunca fue abandonada.