“El corazón del sabio está en la
casa de los lamentos, mientras que el corazón de los necios está en la casa de
la risa. Es mejor oír el regaño de un sabio que la canción de los necios. Porque, como el sonido de espinos bajo el caldero así es la risa de los necios, y esto
también es vanidad.” (Eclesiastés 7:4:6)
Si aprendemos más
en la vida adquiriendo conocimiento y sabiduría, más aprendemos del daño que
podemos causar siguiendo la agenda de ego y los rasgos negativos derivados de
bajos pensamientos, emociones, pasiones e instintos.
El bien nos reclama la
seducción en la que caemos con la “canción” de fantasías e ilusiones que nos
llevan a elegir la vanidad.
“Porque el sarcasmo vuelve necio al
sabio, y destruye el entendimiento que es un regalo. El final de una cosa es
mejor que su comienzo; mejor el que es paciente en espíritu que soberbio en el espíritu.” (7:7-8)
Debemos
protegernos del nihilismo que es el residuo de la ira, frustración, depresión y
vejación que dejan nuestras vanidades, volviéndonos tan necios como el más
ignorante de los hombres.
El mensaje aquí es aprender de nuestras decepciones,
equivocaciones y malas decisiones, porque con lo que aprendemos entendemos, y
el entendimiento es el mejor de nuestros bienes.
Como lo repite el
rey Salomón, el final de nuestras aflicciones es mejor que nuestro comienzo en
estas, y así sabemos que la paciencia es el medio y también proceso a través
del cual aprendemos a fondo las lecciones de los ídolos que hemos creado para
nosotros.
“No seas ansioso con tu espíritu y
te vuelvas irascible, porque la ira reposa en el regazo de los necios. No
digas, ‘¿Cómo fue que los días de antaño eran mejores que estos?’ Porque no es con
sabiduría que lo preguntas.” (7:9-10)
Debemos
preguntarnos de dónde o de qué caemos en la ira. Aquí se sugiere la ansiedad o
prisa como una razón, usualmente provocada por el impulso a codiciar, envidiar
o desear. Este es el predicamento del necio, al igual que de aquellos que
desconocen lo que realmente importa en la vida.
Si extrañamos los
días cuando teníamos más que ahora, quiere decir que no estamos trabajando por
el bien que echamos de menos, si es que lo teníamos más en el pasado. Respecto
a esto siempre tenemos que preguntar qué es lo que verdaderamente llena cada
aspecto y faceta de la vida en cada momento.