“Es bueno que te aferres a esto, y también de esto no separes tu mano
porque aquel que reverencia [lit. teme] al Eterno se descarga de todos ellos.
La sabiduría otorga fortaleza al sabio más que diez gobernantes que estuviesen
en la ciudad, porque no hay hombre justo en la tierra que haga el bien y no
peque.” (Eclesiastés 7:17-20)
Adquirir el conocimiento que mencionamos antes es la manera de asimilar los
modos y atributos del Creador que motivan nuestra reverencia o “temor” de Él.
Al ser conscientes de ello liberamos (“descargamos”) la conciencia de adicciones, obsesiones y apegos negativos que alimentan las fantasías e ilusiones de ego. Esta sabiduría que adquirimos nos conduce a corregirnos mientras aprendemos a vivir en el bien.
Al ser conscientes de ello liberamos (“descargamos”) la conciencia de adicciones, obsesiones y apegos negativos que alimentan las fantasías e ilusiones de ego. Esta sabiduría que adquirimos nos conduce a corregirnos mientras aprendemos a vivir en el bien.
“El que es sabio que entienda estas cosas. El que
discierne, que las sepa. Porque los caminos del Eterno son rectos, y los justos
andarán en ellos. Pero los transgresores tropezarán en ellos.” (Oseas 14:9)
Así entendemos que Dios creó el mal para que aprendamos de este con el
propósito de elegir el bien, y darnos cuenta que pecados y transgresiones son
errores que cometemos son para saber que en el bien no existen ofensas,
infracciones, violaciones o errores.
“También no creas todas las palabras que hablan, a menos que oigas a tu
sirviente maldecirte. Porque tu corazón sabe que tú muchas veces maldijiste a
otros. Todo esto es puesto a prueba con
sabiduría. Yo he dicho, ‘me volveré sabio’, pero estaba lejos de mí.” (Eclesiastés 7:21-23)
Una vez más Kohelet nos invita a hacernos sabios mientras lidiamos con
contradicciones y ambigüedades que encontramos cada momento cuando tenemos que
ejercer el libre albedrío en situaciones conflictivas entre lo bueno y lo
malo.
“Lo que fue está lejos y muy profundo [en la conciencia], ¿quién podría encontrarlo?” (7:24)
“Lo que fue está lejos y muy profundo [en la conciencia], ¿quién podría encontrarlo?” (7:24)
Nuestro sabio rey
incurre en las complejidades de la conciencia humana, y algunas veces remotas
causas nos obligan por defecto y a actuar o reaccionar sin control en ciertas
circunstancias. En el desconocimiento de esas causas no podemos entender su
origen o propósito en la vida.
Esto no significa que podamos pasar por alto o
justificar nuestras malas obras o acciones por no ser capaces de dilucidar las
causas de ciertas actitudes instintivas.