domingo, 22 de febrero de 2015

La Conciencia Mesiánica en la Profecía Judía (XCVII) Isaías

Levántate, brilla, porque tu Luz ha llegado y la gloria del Eterno se ha levantado sobre ti. Porque, he aquí que las tinieblas cubren la tierra y densa oscuridad las gentes. Y sobre ti se levanta el Eterno, y Su gloria es vista en ti.(Isaías 60:1-2)

Estos versículos se refieren tanto al pueblo de Israel como al conocimiento de su nexo permanente con Dios en la Redención Final. En la era Mesiánica la Luz de Dios está completamente revelada, y su gloria exaltada.

Luz y gloria son atributos que representan en nuestra conciencia el conocimiento que no hemos podido adquirir ni asimilar de la voluntad de Dios para Su Creación, y la percepción que no hemos tenido de cómo Su voluntad se manifiesta en el mundo material.

El Profeta nos está diciendo que la Luz de Dios ya está revelada, de ahí que dependa de nosotros conocerla. Lo hacemos mediante el significado de lo que es la Luz como lo opuesto a la oscuridad. Así nos hacemos conscientes de que los modos y atributos de Amor, como nuestra Esencia y verdadera identidad, son la Luz que necesitamos para disfrutar el bien que Dios quiere que seamos, tengamos y manifestemos. Al manifestarlo, ciertamente nos elevamos a los niveles más sublimes de nuestra conciencia, y entonces vivimos la gloria de Dios en lo que somos, tenemos y hacemos.

Isaías también nos recuerda que hay tinieblas en el mundo material, y mucho más densa en la conciencia humana, ya que estamos destinados a revelar la Luz de Dios a través del bien en Sus caminos y atributos. Si la humanidad no ha sido capaz de hacerlo, Dios nos indica que la revelación de Su Luz es inminente, querámoslo o no. Debemos entender esto como una invitación para que abandonemos la oscuridad de las tendencias y rasgos negativos, y comencemos a abrazar la Luz de los modos y atributos de Amor.

De antemano sabemos que nuestra misión y destino es superar las condiciones negativas y adversas en el mundo material para hacer de este un mejor lugar para todos. Esta tarea solamente es posible removiendo también la “densa” oscuridad en la conciencia humana, y llenarla por y para el bien de los modos y atributos de Amor. Así Dios “se levanta” en nosotros al permitir que Amor conduzca todos los aspectos y dimensiones de la conciencia, podamos “ver” (conocer) la gloria de Dios en todo lo que hagamos.

Y naciones han venido a tu Luz y reyes [vienen] al resplandor de tu elevación. Levanta alrededor tus ojos y ve. Todos ellos han sido reunidos, han venido a ti. Tus hijos vienen desde lejos, y tus hijas al lado son sostenidas.(60:3-4)

Las tendencias y rasgos negativos en la conciencia (representados por las “naciones”) están en espera de nuestra amorosa bondad para convertirlas en maneras y medios para hacer prevalecer los modos y atributos de Amor en lo que discernimos, pensamos, sentimos, decimos y hacemos. Estos últimos son manifestaciones materiales de la Luz de Dios que Él encomendó a Israel ser para las naciones.

Tal como lo hemos mencionado frecuentemente, Israel representa los potenciales creativos positivos en nuestra conciencia. De ahí que Dios se dirija a Israel estar completamente y permanentemente consciente de Su Luz para ser revelada a la humanidad.

Así nos damos cuenta que la Torá es la Luz de Dios para el mundo material, y la Torá es la identidad de Israel.Reyesrepresentan valores, creencias y principios regentes que dirigen las maneras en las que concebimos y afrontamos la vida. La era Mesiánica comienza cuando hacemos de los modos y atributos de Amor los valores y principios que van a conducir los reyes que gobiernan nuestra existencia. Para esto tenemos que “levantar” nuestros ojos y ver para tener un pleno conocimiento del bien.

El Profeta se refiere no sólo a las naciones y sus reyes, sino también a los dispersos de Israel que serán reunidos en su tierra. Nos damos cuenta que lo destacado aquí es el bien que podemos reunir no solamente de los dispersos de Israel sino de aquellos entre las naciones que quieren unírseles para vivir juntos la Redención Final en la que únicamente el bien reina. Dios nos dice que el bien que elegimos en todo lo que hacemos (nuestros hijose hijas”) está siempre sostenidopor Su Amor.

Entonces tú ves y vuelves radiante, y tu corazón se entusiasma y agranda porque la multitud del mar se vuelve hacia ti, la fuerza de las naciones viene a ti.(60:5)

La era Mesiánica comienza cuando integramos todos los niveles, aspectos y dimensiones de la conciencia para el propósito funcional armónicamente unido que Dios quiere seamos conscientes y manifestemos. Este conocimiento es el corazón entusiasmadoy “engrandecidoque adquirimos cuando “vemoslo que la radiante Luz es en nuestra conciencia, aquello que resplandece en el bien inherente a los modos y atributos de Amor.

Todo lo que pensemos o imaginemos como la multitud del maren nuestra conciencia vendrá a nosotros en y para el bien. La fuerza en lo que nos hace sentir, desear y hacer en la vida como la fuerza de las nacionesvendrá a nosotros para alcanzar el bien que estamos destinados a tener y ser.

Del Prefacio del Libro

¿Por qué el Amor de Dios, como nuestro Creador, fue escondido por tanto tiempo? Nuestros Sabios místicos hebreos creen que fue ocultado por Sí Mismo para que nosotros lo busquemos, lo encontremos y lo revelemos. Pero, ¿por qué quisiera esconderse como en un juego de niños? No. Nosotros lo escondimos. Fuimos nosotros quienes no quisimos reconocer el Amor de Dios como nuestro Creador.(...) Reexaminemos nuestra memoria ancestral, intelecto, sentimientos, emociones y pasiones. Hagamos que despierten a nuestra verdadera Esencia, captemos la exquisita conciencia del Amor de Dios. La manera en la que está escrito este libro procura reafirmar y reiterar su propósito, por lo tanto presenta su mensaje y contenido en forma reiterativa. Esa es su meta para reinstaurar esta Verdad originalmente proclamada en nuestras Sagradas Escrituras, por nuestros Profetas y Sabios. Nuestro propósito es entronizar el Amor de Dios como nuestra Esencia y verdadera identidad en todas las dimensiones de la conciencia, para así cumplir Su Promesa de que Él habite entre nosotros para siempre.