domingo, 31 de mayo de 2015

La Conciencia Mesiánica en la Profecía Judía (CXI) Isaías

Y vosotros habéis dejado vuestro nombre por promesa para Mis escogidos, y Dios el Eterno os ha condenado a muerte. Y para Sus servidores Él da otro nombre.(65:15)

Una vez más es declarado que los elegidos de Dios heredarán las posesiones de las naciones, ya que estas desaparecerán. Al ser completamente removidos el mal y la iniquidad, al igual que las tendencias y rasgos negativos de la conciencia humana, todo lo remanente pertenece al bien de los modos y atributos de Amor. Estos heredan los lugares “desolados” en la conciencia, y como servidores del bien de Dios también tendrán una nueva identidad, un nuevo nombre. Sabremos el nombre de nuestra nueva identidad cuando entremos en el reino de la Conciencia Mesiánica y la Redención Final.

Para que aquel que se bendice a sí mismo en la tierra lo haga también en el Dios de fidelidad. Y aquel que jure en la tierra, jure por el Dios de fidelidad, porque las pasadas aflicciones han sido olvidadas y porque ellas han sido ocultadas de Mis ojos.(65:16)

Dios nos deja entrever que todos nuestros pensamientos y acciones serán las bendiciones de Su promesa al igual que Su fidelidad al bien que Él quiere que disfrutemos y celebremos. Todo lo que somos, tenemos y hacemos serán bendiciones al extremo de que no tendremos memoria o recuerdo de maldad o iniquidad que estarán ocultadas del bien de Dios (lo que está en “Sus ojos”).

Porque he aquí que Yo estoy creando nuevos cielos y una nueva tierra. Y las cosas pasadas no son recordadas, ni tampoco ascienden al corazón. Mas alegraos vosotros para siempre, que Yo soy el Creador, porque he aquí que Yo estoy creando Jerusalén un regocijo, y su pueblo una dicha.(65:17-18)

La nueva conciencia nace con nuevos cielos y un nuevo mundo material. Otra vez nuestro conocimiento no tendrá referencia ni recuerdo del pasado. Nada de nuestra conciencia anterior tocará nuestro discernimiento ni nuestro corazón.

Nuestra nueva conciencia solamente sabrá de nuestra conexión permanente con Dios, la cual representa Jerusalén. También esta conexión será renovada sólo para felicidad y alegría para su pueblo que también sólo manifestará los potenciales creativos del bien, representados por el redimido pueblo de Israel.

Y Me he regocijado en Jerusalén, y Me he alegrado en Mi pueblo. Y nunca más se oye la voz de sollozo ni la voz de llanto.(65:19)

Aquí nuevamente es recordado que la nueva Conciencia Mesiánica pertenece al pueblo de Israel, como los proclamadores y conductores de la nueva y eterna era que Dios nos prometió como el eterno Shabat que es el último día de la Creación.

No hay entonces infante de [pocos] días. Ni anciano que no cumpla sus días, porque [será como maldición que] un joven muera a los cien años. Y el pecador de cien años es levemente estimado. Y ellos han construido casas que habitan. Y plantado viñedos, y comido sus frutos.(65:20-21)

No habrá vidas cortas en la Era Mesiánica porque será necesaria la longevidad para conocer a nuestro Creador. Vida eterna para conocer nuestro Dios eterno. El conocimiento que será adquirido será como casas para habitar, y también el júbilo de estar saciado por ese conocimiento como uvas comidas de nuestros viñedos.

Ellos no construyen para que otros habiten, ellos no plantan para que otros coman. Porque como los días de un árbol son los días de Mi pueblo. Y Mis elegidos largamente disfrutan la obra de sus manos. No laboran en vano ni traen desgracia. Porque la simiente del Eterno ellos son, y sus hijos con ellos.(65:22-23)

Todo lo que aprendamos y los frutos de nuestras tareas para conocer a Dios será solamente nuestro, porque no habrá competencias ni rivalidades en nuestro conocimiento de Él. Viviremos juntos con nuestro Dios eternamente, porque Él es el Eterno. Una vez más nos recuerda que en nuestra nueva conciencia no hay fantasías ni vanidades, ni ilusiones ni desgracias.

El Amor de Dios está plenamente revelado en esta nueva conciencia, porque Su Amor es la simiente que Él ha bendecido en nosotros y nuestros hijos.

Y acontece que antes de llamar, Yo respondo. Ellos antes de hablar, y Yo oigo. Lobo y cordero comerán como uno solo, y un león como un buey come paja. Para la serpiente el polvo será su alimento. ¡Ellos no hacen maldad ni destruyen en toda Mi montaña sagrada, dijo el Eterno!(65:24-25)

Estas dulces metáforas y alegorías ilustran nuestra unidad con el Creador. Nuestra cercanía a Él es tal que responderá antes de que llamemos, y antes de hablar Él nos escucha. Tanto nuestros aspectos superiores como los inferiores compartirán el mismo interés y serán nutridos por el mismo conocimiento. Todo en y hacia las tendencias y rasgos positivos del bien inherente a los modos y atributos de Amor.

Nada en la Creación de Dios podrá hacer mal, destruir o dañar, incluida la serpiente, porque en el conocimiento de nuestra conexión permanente con Dios, Su montaña sagrada (nuestra Jerusalén reconstruida y su Templo) solamente existe el bien de Su Amor.

Del Prefacio del Libro

¿Por qué el Amor de Dios, como nuestro Creador, fue escondido por tanto tiempo? Nuestros Sabios místicos hebreos creen que fue ocultado por Sí Mismo para que nosotros lo busquemos, lo encontremos y lo revelemos. Pero, ¿por qué quisiera esconderse como en un juego de niños? No. Nosotros lo escondimos. Fuimos nosotros quienes no quisimos reconocer el Amor de Dios como nuestro Creador.(...) Reexaminemos nuestra memoria ancestral, intelecto, sentimientos, emociones y pasiones. Hagamos que despierten a nuestra verdadera Esencia, captemos la exquisita conciencia del Amor de Dios. La manera en la que está escrito este libro procura reafirmar y reiterar su propósito, por lo tanto presenta su mensaje y contenido en forma reiterativa. Esa es su meta para reinstaurar esta Verdad originalmente proclamada en nuestras Sagradas Escrituras, por nuestros Profetas y Sabios. Nuestro propósito es entronizar el Amor de Dios como nuestra Esencia y verdadera identidad en todas las dimensiones de la conciencia, para así cumplir Su Promesa de que Él habite entre nosotros para siempre.