domingo, 25 de enero de 2015

La Conciencia Mesiánica en la Profecía Judía (XCIII) Isaías

Entonces como aurora habrá nacido tu luz como el alba y tu salud apresurada florecerá. Y tu rectitud habrá de ir delante de ti, la gloria del Eterno te acogerá. Entonces tú llamas y el Eterno responde, tú clamas y Él dice 'Aquí estoy'. Si dejas el yugo de tu entorno, señalar con el dedo, y hablar de vanidad.(Isaías 58:8-9)

Estos dos versículos integran el conocimiento que debemos tener permanentemente sobre el bien como nuestro nexo común con Dios. Así nos hacemos conscientes de que todo el bien en la vida depende de lo que es bueno en nosotros. El Amor de Dios nos acoge en nuestro Amor, y en esta unidad solamente el bien se manifiesta porque la Presencia de Dios está en nosotros.

Comenzamos este proceso al remover las cargas que llevamos al elegir tendencias y rasgos negativos que infligimos en otros. Lo hacemos cuando vivimos en la vanidad de las ilusiones de ego.

Y si extiendes tu alma hacia el hambriento y sacias el alma afligida, entonces surge tu luz en las tinieblas; y tu densa oscuridad es [luminosa] como el mediodía. Y el Eterno te guía continuamente, saciado tu alma en la sequía. Y vigoriza tus huesos como huerto regado, y como manantial cuyas aguas nunca faltan.(58:10-11)

Una vez más se nos recuerda que amar al prójimo compartiendo lo bueno es la Luz que disipa las tinieblas en nuestra conciencia. Al vivir en la Luz del bien también vivimos en la Luz de Dios como nuestra eterna guía, bienestar y sustento.

Y reconstruyen de ti las ruinas de antaño, y tú levantas los cimientos de muchas generaciones. Y uno te llamará 'Reparador de brechas, restaurador de senderos para morar en ellos'.(58:12)

Al ser, tener y manifestar los modos y atributos de Amor eliminamos tus tendencias y rasgos opuestos, las ruinas de antaño”. En en campo vacío que dejan estas en nuestra conciencia construimos los medios y modos que Dios quiere que hagamos prevalecer eternamente.

Al corregir y reorientar nuestros hábitos, rasgos y tendencias en la conciencia, nos convertimos en los reparadores y restauradores del plan de Dios para el mundo materialReparamos y restauramos los senderos y caminos en los que estamos destinados a morar en la Era Mesiánica.

Si apartas tu pie del Shabat, de hacer tu voluntad en Mi día sagrado, y llamas delicia al Shabat glorioso del Eterno; y lo veneras no haciendo tus caminos, ni buscando tu propio placer, ni hablando una palabra.(58:13)

Nuevamente se nos recuerda que nuestra Redención depende de las decisiones que tomamos. Esta vez Dios menciona el Shabat como la delicia que añoramos disfrutar con Él. No solamente lo honramos como nuestro Creador y sustento, sino encontrando placer y deleite en Sus caminos y atributos. No encontrando placer en nuestras invenciones personales durante el día de reposo de Dios. En el Shabat estamos ante Él en Sus dominios eternos, y no en los espejismos de fantasías e ilusiones de ego.

Retornemos a las alturas de nuestra conciencia donde Amor reina y mora en la casa del Amor de Dios, ya que esta es Su voluntad.

Entonces te deleitas en el Eterno, y Yo te hago cabalgar sobre las alturas de la tierra. Y te alimento con la herencia de tu padre Jacob, porque la boca del Eterno ha hablado.” (58:14)

Del Prefacio del Libro

¿Por qué el Amor de Dios, como nuestro Creador, fue escondido por tanto tiempo? Nuestros Sabios místicos hebreos creen que fue ocultado por Sí Mismo para que nosotros lo busquemos, lo encontremos y lo revelemos. Pero, ¿por qué quisiera esconderse como en un juego de niños? No. Nosotros lo escondimos. Fuimos nosotros quienes no quisimos reconocer el Amor de Dios como nuestro Creador.(...) Reexaminemos nuestra memoria ancestral, intelecto, sentimientos, emociones y pasiones. Hagamos que despierten a nuestra verdadera Esencia, captemos la exquisita conciencia del Amor de Dios. La manera en la que está escrito este libro procura reafirmar y reiterar su propósito, por lo tanto presenta su mensaje y contenido en forma reiterativa. Esa es su meta para reinstaurar esta Verdad originalmente proclamada en nuestras Sagradas Escrituras, por nuestros Profetas y Sabios. Nuestro propósito es entronizar el Amor de Dios como nuestra Esencia y verdadera identidad en todas las dimensiones de la conciencia, para así cumplir Su Promesa de que Él habite entre nosotros para siempre.