domingo, 28 de junio de 2015

La Conciencia Mesiánica en la Profecía Judía (CXV) Isaías

Y Yo, [conozco] sus obras y sus pensamientos, [y] Yo vengo para reunir todas las naciones y lenguas. Y han venido y visto Mi gloria. Y he puesto en ellos un signo, y he enviado de ellos a aquellos escapados en las naciones (Tarshish, Pul, y Lud, que tensan el arco; Tubal y Javan, las islas que están lejos) que no han oído Mi fama ni visto Mi gloria. Y ellos han proclamado Mi gloria entre las naciones.(66:18-19)

El Creador revelará Su poder también entre las naciones que nunca creyeron en Él como el Dios de Israel. Ellos todos proclamarán que Él de hecho ha anunciado Su Redención antes de haberla revelado a Sus Profetas.

Y ellos han traído a todos tus hermanos procedentes de las naciones, una ofrenda para el Eterno. Sobre caballos y en carroza, y sobre litera y mulas, y sobre camellos hacia Mi montaña sagrada Jerusalén, dijo el Eterno. Así como los hijos de Israel traen la ofrenda vespertina en vasija limpia a la casa del Eterno.(66:20)

Este versículo es una clara referencia a la reunión de los exiliados judíos. Luego de la confrontación final de las naciones contra Israel, la Presencia Divina revelada hará que la naciones reconozcan la misión de Israel en el mundo como lo define la Torá, y lo reiteran los Profetas. Así las naciones traerán el remanente de los judíos como una ofrenda a Dios.

Una vez los judíos estén reunidos en su tierra traerán sus ofrendas al Templo de Jerusalén, la montaña sagrada de la casa de Dios. Estas ofrendas serán presentadas en la vasija limpia de la nueva conciencia que Él nos dará.

Y también de ellos los tomaré para sacerdotes, para levitas, dijo el Eterno. Porque como los nuevos cielos y la nueva tierra que Yo estoy haciendo están delante de Mí, lo afirma el Eterno, así permanecerá tu simiente y tu nombre.(66:21-22)

Dios restablecerá las ofrendas diarias en el Templo de Jerusalén a través de los levitas y sacerdotes, como otrora. Nuevas ofrendas de la nueva conciencia bajo nuevos cielos y en una nueva tierra ante el Creador. Nuevamente Él lo reafirma junto a Su promesa de hacer de Israel Su nación eterna por siempre, de generación en generación.

Y ha sido de mes a mes, y de Shabat a Shabat, que viene toda carne a inclinarse ante Mí, dijo el Eterno.(66:23)

El Shabat también es reiterado como el tiempo y espacio de unificación con Dios, como nexo eterno entre Él e Israel.

Y ellos han ido y visto los cadáveres de los hombres que se han rebelado contra Mí. Porque su gusano no muere, y su fuego no se extingue. Y han sido abominables para toda carne.(66:24)

La humanidad verá los restos de hombres y de naciones como las tendencias y rasgos negativos que se oponen y se rebelan contra el bien emanado del Amor de Dios que Él quiere hacer prevalecer en Su Creación.

Estos serán removidos de la conciencia humana, y esa eliminación será permanente como un gusano que no muere y como fuego que no se extingue. Serán ajenos como una abominación para toda carne, ya que sólo el bien perdurará como el destino prometido que decretó Dios para Su Creación desde el principio de los tiempos. Nuestros antiguos antepasados lo transgredieron, pero Dios lo va a restaurar como lo ha afirmado.

Este destino es el Séptimo Día de la Creación de Dios que Él dejó para el final, tal como lo anunciamos cada viernes en la tarde para darle la bienvenida.

Porque esa es la fuente de la cual bendecimos. Desde el principio elegida antes de los tiempos. Última en ser creada, pero primera en el pensamiento [de Dios].” (Del libro de rezos judíos)

domingo, 21 de junio de 2015

La Conciencia Mesiánica en la Profecía Judía (CXIV) Isaías

Yo que hago que se abra la matriz, ¿no hago nacer?, dice el Eterno. Yo que hago nacer, ¿cierro la matriz?, dice tu Dios. Alegraos con Jerusalén, y gozaos con ella, todos los que la amáis. Llenaos de gozo con ella, todos los que os enlutáis por ella.(Isaías 66:9-10)

Dios crea, controla y dirige toda Su Creación, y quiere que los hijos de Israel se regocijen en su nexo con Él que es Jerusalén, aquellos que la aman. Todos los judíos que han estado de luto por ella deben estar felices y alegres en ella, porque está destinada a ser reconstruida con su Templo para siempre. Que todo Israel nos regocijemos en la palabra y la promesa del Creador.

Para que maméis y os saciéis de los pechos de sus consolaciones. Para que exprimáis y os deleitéis con la abundancia de su gloria. Porque así dice el Eterno: 'He aquí que Yo extiendo hacia ella paz como un río, y el respeto de las naciones como torrente desbordado. Y mamáis llevados sobre la cadera y acariciados sobre las rodillas.(66:11-12)

El pecho de las consolaciones de Jerusalén es precisamente la nueva conciencia que viene para nuestra Redención. Sus cualidades inescrutables saciarán nuestra añoranza del conocimiento de Dios, en el que nos deleitaremos infinitamente en su eternidad. La expansión de nuestra conciencia como un desbordado torrente de paz como completación y totalidad.

Las naciones como nuestros rasgos y tendencias inferiores respetarán y honrarán esta nueva conciencia. Lo harán sosteniéndonos y apoyándonos en nuestra asimilación del conocimiento de la revelada Presencia Divina en nosotros.

Como uno a quien consuela su madre, así Yo os consolaré. Sí, en Jerusalén sois consolados. Y habréis visto y regocijado vuestro corazón, y vuestros huesos reverdecerán como la hierba tierna. Y la mano del Eterno ha sido conocida en Sus servidores, y Su indignación con Sus enemigos.(66:13-14)

El Amor de Dios será completamente revelado a nosotros, tal como Él lo promete en estos versículos. Seremos confortados de maneras indescriptibles que sólo serán captadas mediante nuestra nueva conciencia, en la que tendencias y rasgos negativos no existirán más. Esto nos recuerda el ruego de Moisés al Creador, citado por el rey David.

Permite que la obra de Tus manos se revele a Tus servidores, y Tu esplendor (lit. camino) sobre sus hijos.(Salmos 90:16)

Para que esto ocurra, la “indignación” de Dios con Sus “enemigos” también debe acontecer, ya que esta nueva conciencia no cohabita con nada diferente de lo que Él promete para la era mesiánica.

Porque, he aquí que el Eterno viene en fuego, y como huracán Sus carrozas refrescan en furor Su ira. Y Su reclamo en llamas de fuego. Porque con fuego y por Su espada el Eterno imparte juicio a toda carne. Y muchos han sido los heridos del Eterno.(Isaías 66:15-16)

Debemos entender que el Amor de Dios es como fuego, el catalizador que transformará nuestra actual conciencia adulterada por la oscuridad y negatividad en las doradas y elevadoras cualidades de los modos y atributos de Amor, como manifestación material del Amor de Dios.

Fuego y espada son las alegorías apropiadas para hacernos conscientes del poder del Dios para hacer prevalecer Su voluntad. Dios ya lo ha hecho antes con sus mensajeros y Profetas a quienes transformó para servirle como a Él le plazca.

Aquellos que se santifican y se limpian en los huertos, [uno] tras otro en ellos, comiendo carne del puerco. Y de la abominación, y de la rata, juntas son comidas. Una afirmación del Eterno.(66:17)


El culto a los ídolos como fantasías e ilusiones de ego, derivadas de tendencias y rasgos negativos, desaparecerá de la conciencia humana. Estos ídolos son las creencias, ideas, ideologías, pensamientos, emociones y sentimientos bajos que dejamos que controlen nuestras vidas como huertos dedicados a la idolatría. El cerdo, lo abominable y el roedor como símbolos de la conciencia abyecta que cesará de existir, tal como lo afirma Dios.

domingo, 14 de junio de 2015

La Conciencia Mesiánica en la Profecía Judía (CXIII) Isaías

Yo también, Yo fijo sus vejaciones y sus temores pongo sobre ellos. Porque Yo he llamado y nadie responde. Yo he hablado y ellos no han oído. Y ellos hacen iniquidad ante Mis ojos, y en lo que Yo no deseo ellos se han fijado.(66:4)

Aquí tenemos otro recordatorio de que aún nuestras peores pesadillas son parte de la creación de Dios. Él se atribuye las vejaciones y temores que sufrimos al atrapar nuestra conciencia en las fantasías e ilusiones de ego. Así vemos que nuestras propias creaciones regresan a nosotros como resultado natural de causa y efecto.

Dios nos llama en el bien intrínseco de nuestra existencia, para hacernos ver que aún si supiéramos plenamente que nuestra felicidad y plenitud son los modos y atributos de Amor, preferimos no elegirlos. En vez de ello vivimos en lo que es contrario a nuestra esencia y verdadera identidad, lo que es iniquidad ante Sus ojos. Nos hacemos cautivos en la fijación de fantasías e ilusiones.

Escuchad una palabra del Eterno, vosotros que tembláis ante Su palabra. Han dicho vuestros hermanos que os odian, que os expulsan por Mi Nombre: 'Honrado es el Eterno, y vemos en vuestra alegría', pero ellos son avergonzados.(66:5)

El Profeta se refiere en este versículo a aquellos que imitan y se deleitan en los caminos de las naciones, judíos y no judíos. Isaías advierte a quienes viven por y en los caminos, atributos y mandamientos del Creador, a los que tiemblan ante Su palabra, que sean conscientes de aquellos que los odian y quieren expulsarlos de su tierra.

En este sentido, lo que buscan las naciones como tendencias y rasgos negativos es alejarnos de lo que es contrario a ellos. Esto lo vemos reflejado en la alianza internacional que pretende limitar la presencia judía en la tierra de Israel, además de dividir Jerusalén e impedir la reconstrucción de su Templo.

El mensaje es para que el pueblo judío confíe o siga los caminos de nuestros enemigos, ya que en última instancia estos son los que serán avergonzados por su antisemitismo cuando llegue la Redención Final. Ellos llaman en nombre de Dios, pero nos odian. Lo mismo va para aquellos entre nuestros hermanos, los judíos que se odian a sí mismos, que sirven y alimentan el odio de los enemigos de Israel.

Una voz de estruendo de la ciudad, una voz del templo, la voz del Eterno retribuyendo a Sus enemigos. Antes de sus dolores ella ya ha dado a luz. Antes que un dolor venga a ella, ha dado a luz un varón [Israel]. ¿Quién ha oído algo así? ¿Quién ha visto algo como estos [los hijos de Israel]? ¿Acaso la tierra apareció en un día? ¿Una nación nacida de una vez? Porque ella ha tenido dolores, Sión también ha dado a luz sus ojos.(66:6-8)

Jerusalén es reafirmada como el tiempo y espacio del conocimiento de nuestra conexión permanente con Dios. En el Templo que es donde nos compenetramos con nuestro Creador, Él nos habla y Su voz es Su voluntad.

Desde el Templo de Jerusalén como nuestro más elevado nivel de conciencia iniciamos la transformación requerida para entrar en la Redención Final y la era mesiánica. En el conocimiento de nuestra conexión con Dios removemos el lado oscuro de nuestra conciencia donde habitan nuestros enemigos.

En esta conexión Dios retribuye a nuestros enemigos, que son también Sus enemigos como tendencias y rasgos negativos que Él no quiere en nuestras vidas. Esta remoción es de hecho dolorosa como los dolores de parto. El Profeta se refiere tanto a Jerusalén como nuestro mayor conocimiento del Amor de Dios, como también a Israel como el portador de la nueva conciencia prometida por Él.

Entrar a la era mesiánica es un largo y doloroso proceso que culmina como el dichoso nacimiento de un varón. De ahí la alusión de que la tierra y todo lo que hay en ella no fueron creados en un día, y que la nación de Israel tampoco apareció de repente.

El nacimiento de la Redención Final ha de ocurrir como algo nunca antes visto ni concebido, porque esta será eterna. De ahí que su llegada requiera el tiempo necesario para que aprendamos y asimilemos el bien de los modos y atributos de Amor como guías y conductores de cada aspecto y faceta de la vida. Estos son los hijos de Sión/Jerusalén, porque del conocimiento de nuestra conexión permanente con Dios proviene todo bien. Así asimilamos que los hijos de Sión son todos los hijos de Israel.

domingo, 7 de junio de 2015

La Conciencia Mesiánica en la Profecía Judía (CXII) Isaías

Así dijo el Eterno: 'Los cielos son Mi trono y la tierra Mi escabel. ¿Dónde está esta, la casa que vosotros construid para Mí? ¿Y dónde está este, el lugar de Mi reposo?(Isaías 66:1)

Dios nos pregunta acerca de nuestro nexo y conexión con Él, que son los cimientos de nuestra identidad judía. Los cielos representan una dimensión ajena al entendimiento humano, ya que desde ella el Creador dirige todo lo que percibimos a través de nuestros sentidos y conciencia.

La creación material está gobernada por una fuerza que trasciende sus limitaciones por el tiempo, espacio y esencia vital. Esta fuerza emana del Creador, y aquí la llamamos Su Amor. Así comprendemos que el mundo material es Su escabel, como el “lugar” bajo Su regencia.

El pueblo judío es el mensajero del Creador para hacer prevalecer Su voluntad en la Torá, tal como Él lo encomienda. De ahí que pregunte por nuestro Pacto con Él, que se encuentra en sacrosanto del templo que construimos para Él. Como hemos indicado, este representa el conocimiento de nuestra conexión permanente con Dios. Esta pregunta tiene que ver con nosotros, nuestra identidad judía, la razón y el propósito de nuestras vidas en el mundo.

Dios nos pide que regresemos a Él para restablecer e implementar el bien como nuestro nexo común con Él. El Creador nos pide cumplir el destino que la Torá nos encomienda ser, tener y manifestar, ya que ese es el lugar de Su “reposo”.

Aquí vemos una clara referencia al Shabat, porque este es también un principio fundamental --igualmente más allá de nuestro entendimiento-- que une a Israel con Dios.

La respuesta a la pregunta-petición de Dios es el retorno a Sus caminos y atributos como nuestra esencia e identidad, ya que haciéndolo cumplimos Su voluntad. De ahí que la construcción del Templo de Jerusalén es la manifestación material de nuestra disposición y determinación de cumplir Su prometida Redención Final y comienzo de la era mesiánica.

Y todo esto Mi mano ha hecho, y todas estas cosas son, una afirmación del Eterno. Y a este miro con atención, al humilde y al quebrantado en espíritu, y al que tiembla ante Mi palabra.(66:2)

El Creador nos recuerda que todo lo que existe es obra de Su voluntad, incluyendo Su Redención como Su mayor regalo para la eternidad. Para tenerla debemos despojarnos de las fantasías e ilusiones que creamos a partir de creencias y sentimientos de carencia que nos conducen a la soberbia, ira, envidia, lujuria, codicia, indiferencia e indolencia.

Para vivir permanentemente en los dominios de los modos y atributos de Amor, que caracterizan a la era mesiánica, debemos vaciar las vasijas de nuestro discernimiento, mente, emociones y sentimientos de tendencias y rasgos negativos; y convertirlos en vasijas de humildad.

Solamente entonces podremos llenarlas con los modos y atributos de Amor, ya que esos únicamente pueden ser contenidos por vasijas de humildad y en la reverencia que debemos a nuestro Creador. Una vez más dejemos que el rey David nos los recuerde.

Los soberbios no se paran ante Tus ojos. Tú desprecias a todos los que hacen iniquidad.” “(...) Porque el malvado alardea del deseo de su alma, él bendice a los que codician y desprecian al Eterno.(Salmos 5:5, 10:3)

Los quebrantos de nuestro corazón y alma son las tendencias y rasgos negativos que infligimos en nuestra conciencia. Y en nuestro dolor y sufrimiento expiamos para finalmente hacernos conscientes de que los modos y atributos de Amor son el verdadero hogar de nuestra alegría y felicidad.

Dios mira los quebrantos de nuestras aflicciones y aprecia la expiación que nos trae de vuelta a la humildad como la vasija para Su Redención. La humildad es lo que nos hace temblar ante el Amor de Dios y Su palabra.

Aquel que sacrifica el becerro golpea a un hombre, el que sacrifica el cordero degüella a un perro. El que eleva una ofrenda vespertina es como elevar la sangre de cerdo, el que ofrenda incienso bendice la iniquidad. Sí, ellos han fijado sus propios caminos, y en sus abominaciones se deleita su alma.(Isaías 66:3)

Dios nos advierte sobre jugar con nosotros mismos, y convertir la hipocresía en estilo de vida. Nos recuerda que es contrario al judaísmo como nuestro verdadero estilo de vida rezarle a Él mientras vivimos en tendencias y rasgos negativos. Traerle sacrificios y ofrendas a Él no nos da licencia para transgredir Sus Mandamientos. Esto es equivalente a convertirnos como las “naciones” que fijan sus propios caminos y reglas, deleitándose en ellas.


Esta advertencia es parte del mismo mensaje que Dios nos da si deseamos Su Redención. Solamente si somos capaces de eliminar lo que nos mantiene en nuestro infierno diario, podremos también entrar en los tiempos semejantes a los cielos que nos esperan en la era mesiánica.

domingo, 31 de mayo de 2015

La Conciencia Mesiánica en la Profecía Judía (CXI) Isaías

Y vosotros habéis dejado vuestro nombre por promesa para Mis escogidos, y Dios el Eterno os ha condenado a muerte. Y para Sus servidores Él da otro nombre.(65:15)

Una vez más es declarado que los elegidos de Dios heredarán las posesiones de las naciones, ya que estas desaparecerán. Al ser completamente removidos el mal y la iniquidad, al igual que las tendencias y rasgos negativos de la conciencia humana, todo lo remanente pertenece al bien de los modos y atributos de Amor. Estos heredan los lugares “desolados” en la conciencia, y como servidores del bien de Dios también tendrán una nueva identidad, un nuevo nombre. Sabremos el nombre de nuestra nueva identidad cuando entremos en el reino de la Conciencia Mesiánica y la Redención Final.

Para que aquel que se bendice a sí mismo en la tierra lo haga también en el Dios de fidelidad. Y aquel que jure en la tierra, jure por el Dios de fidelidad, porque las pasadas aflicciones han sido olvidadas y porque ellas han sido ocultadas de Mis ojos.(65:16)

Dios nos deja entrever que todos nuestros pensamientos y acciones serán las bendiciones de Su promesa al igual que Su fidelidad al bien que Él quiere que disfrutemos y celebremos. Todo lo que somos, tenemos y hacemos serán bendiciones al extremo de que no tendremos memoria o recuerdo de maldad o iniquidad que estarán ocultadas del bien de Dios (lo que está en “Sus ojos”).

Porque he aquí que Yo estoy creando nuevos cielos y una nueva tierra. Y las cosas pasadas no son recordadas, ni tampoco ascienden al corazón. Mas alegraos vosotros para siempre, que Yo soy el Creador, porque he aquí que Yo estoy creando Jerusalén un regocijo, y su pueblo una dicha.(65:17-18)

La nueva conciencia nace con nuevos cielos y un nuevo mundo material. Otra vez nuestro conocimiento no tendrá referencia ni recuerdo del pasado. Nada de nuestra conciencia anterior tocará nuestro discernimiento ni nuestro corazón.

Nuestra nueva conciencia solamente sabrá de nuestra conexión permanente con Dios, la cual representa Jerusalén. También esta conexión será renovada sólo para felicidad y alegría para su pueblo que también sólo manifestará los potenciales creativos del bien, representados por el redimido pueblo de Israel.

Y Me he regocijado en Jerusalén, y Me he alegrado en Mi pueblo. Y nunca más se oye la voz de sollozo ni la voz de llanto.(65:19)

Aquí nuevamente es recordado que la nueva Conciencia Mesiánica pertenece al pueblo de Israel, como los proclamadores y conductores de la nueva y eterna era que Dios nos prometió como el eterno Shabat que es el último día de la Creación.

No hay entonces infante de [pocos] días. Ni anciano que no cumpla sus días, porque [será como maldición que] un joven muera a los cien años. Y el pecador de cien años es levemente estimado. Y ellos han construido casas que habitan. Y plantado viñedos, y comido sus frutos.(65:20-21)

No habrá vidas cortas en la Era Mesiánica porque será necesaria la longevidad para conocer a nuestro Creador. Vida eterna para conocer nuestro Dios eterno. El conocimiento que será adquirido será como casas para habitar, y también el júbilo de estar saciado por ese conocimiento como uvas comidas de nuestros viñedos.

Ellos no construyen para que otros habiten, ellos no plantan para que otros coman. Porque como los días de un árbol son los días de Mi pueblo. Y Mis elegidos largamente disfrutan la obra de sus manos. No laboran en vano ni traen desgracia. Porque la simiente del Eterno ellos son, y sus hijos con ellos.(65:22-23)

Todo lo que aprendamos y los frutos de nuestras tareas para conocer a Dios será solamente nuestro, porque no habrá competencias ni rivalidades en nuestro conocimiento de Él. Viviremos juntos con nuestro Dios eternamente, porque Él es el Eterno. Una vez más nos recuerda que en nuestra nueva conciencia no hay fantasías ni vanidades, ni ilusiones ni desgracias.

El Amor de Dios está plenamente revelado en esta nueva conciencia, porque Su Amor es la simiente que Él ha bendecido en nosotros y nuestros hijos.

Y acontece que antes de llamar, Yo respondo. Ellos antes de hablar, y Yo oigo. Lobo y cordero comerán como uno solo, y un león como un buey come paja. Para la serpiente el polvo será su alimento. ¡Ellos no hacen maldad ni destruyen en toda Mi montaña sagrada, dijo el Eterno!(65:24-25)

Estas dulces metáforas y alegorías ilustran nuestra unidad con el Creador. Nuestra cercanía a Él es tal que responderá antes de que llamemos, y antes de hablar Él nos escucha. Tanto nuestros aspectos superiores como los inferiores compartirán el mismo interés y serán nutridos por el mismo conocimiento. Todo en y hacia las tendencias y rasgos positivos del bien inherente a los modos y atributos de Amor.

Nada en la Creación de Dios podrá hacer mal, destruir o dañar, incluida la serpiente, porque en el conocimiento de nuestra conexión permanente con Dios, Su montaña sagrada (nuestra Jerusalén reconstruida y su Templo) solamente existe el bien de Su Amor.

Del Prefacio del Libro

¿Por qué el Amor de Dios, como nuestro Creador, fue escondido por tanto tiempo? Nuestros Sabios místicos hebreos creen que fue ocultado por Sí Mismo para que nosotros lo busquemos, lo encontremos y lo revelemos. Pero, ¿por qué quisiera esconderse como en un juego de niños? No. Nosotros lo escondimos. Fuimos nosotros quienes no quisimos reconocer el Amor de Dios como nuestro Creador.(...) Reexaminemos nuestra memoria ancestral, intelecto, sentimientos, emociones y pasiones. Hagamos que despierten a nuestra verdadera Esencia, captemos la exquisita conciencia del Amor de Dios. La manera en la que está escrito este libro procura reafirmar y reiterar su propósito, por lo tanto presenta su mensaje y contenido en forma reiterativa. Esa es su meta para reinstaurar esta Verdad originalmente proclamada en nuestras Sagradas Escrituras, por nuestros Profetas y Sabios. Nuestro propósito es entronizar el Amor de Dios como nuestra Esencia y verdadera identidad en todas las dimensiones de la conciencia, para así cumplir Su Promesa de que Él habite entre nosotros para siempre.