viernes, 26 de abril de 2013

La Conciencia Mesiánica en la Profecía Judía (I) Miqueas

Y en el final de los días acontecerá que la montaña de la casa del Eterno será establecida como la mayor de las montañas, y será exaltada sobre [todas] las colinas; y los pueblos acudirán a ella” (Miqueas 4:1)

Debemos comprender y asimilar la profecía hebrea como un hecho que cumple dos propósitos. Estos se manifiestan de manera interna y externa, como algo individual y también colectivo. Existe un lugar en el mundo y un lugar en la conciencia que convergen y se convierte en uno. Este lugar es el monte Sión, el Templo de Jerusalén situado en la tierra de Israel. Es el punto focal y base sobre la cual nos hacemos conscientes de la Presencia Divina en nosotros como personas en lo individual y como Israel en lo colectivo en este mundo.

Este preámbulo es el punto de partida para comprender la conciencia mesiánica de acuerdo al judaísmo. Así nos hacemos conscientes de que la más importante de todas las montañas y colinas es nuestra conexión con el Creador de todo. En este conocimiento todos los niveles de la conciencia están reunidos además de juntos, y acuden unidos hacia Su Presencia.

Y muchas naciones vendrán y dirán: 'Venid vosotros, y subamos a la montaña del Eterno, y a la casa del Dios de Jacob; y Él nos enseñará Sus caminos, y nosotros andaremos en Sus senderos'; porque de Sión saldrá la Torá, y la palabra del Eterno de Jerusalén” (4:2)

Nos acercamos a la conciencia Mesiánica cuando nuestro discernimiento, pensamientos, ideas, creencias, hábitos, costumbres, apegos, sentimientos, emociones, pasiones e instintos se unen juntos en un proceso natural y no forzado hacia la unidad individual y colectiva necesaria para abrazar al Creador en el lugar que Él estableció para nosotros. Cuando todos los niveles, aspectos y dimensiones de la conciencia son armonizados bajo la conducción y guía de los modos y atributos de Amor, estaremos encaminados hacia nuestra Redención mediante los modos y atributos del Creador. El punto de convergencia de este encuentro es Sión, como el mayor conocimiento de la Presencia Divina en nuestra vida. De ahí se manifiesta en nuestra vida el conocimiento del Creador, y de Jerusalén se manifiesta Su conducción.

Y Él hará justicia entre multitudes de pueblos, y decidirá respecto a naciones poderosas lejanas; y ellos convertirán sus espadas en arados, y sus lanzas en rastrillos; ninguna nación levantará su espada contra otra nación, y tampoco volverán a aprender guerra” (4:3)

En este punto de convergencia abrazamos la Presencia Divina, y Su Amor transforma los rasgos negativos de todos los niveles, aspectos y dimensiones de la conciencia en cualidades positivas, constructivas y elevadoras. Lo que solíamos infligir contra nosotros mismos y otros es convertido en medios y arbitrios para elevar la conciencia través del conocimiento de Dios. En este conocimiento no hay violencia ni guerras, ni conflictos, disputas, oposición, controversia o antagonismo. Amor, como la manifestación material del Amor de Dios, estará a cargo de conducir todas las facetas de nuestras vidas a través de los modos y atributos del Creador.

Y él se parará, y alimentará a su rebaño en la fuerza del Eterno, en la majestad del Nombre del Eterno su Dios; y ellos permanecerán, porque entonces él será grande sobre los confines de la tierra” (5:3)

La conciencia Mesiánica se manifiesta a través de la persona asignada por Dios para ser la referencia para nosotros con el fin de seguir los senderos establecidos por el Creador. El Amor de Dios es nuestra fuerza, y Su Nombre y Majestad se revelan en nuestro conocimiento de Él. El Mesías hebreo revela la Redención de Dios para cada rasgo de nuestra conciencia. Esto abarca todos los aspectos de la vida, que también es la tierra en la habitamos en este mundo material.

Y acontecerá que en ese día, dice el Eterno, removeré tus caballos de ti, y destruiré tus carrozas. Y Yo removeré las ciudades de tu tierra, y derrumbaré todas tus fortalezas. Yo removeré toda hechicería de tu mano, y no tendrás necrománticos. Y Yo removeré tus imágenes talladas, y tus pilares de ti; y no habrá más veneración a la obra de tus manos” (5:9-12)

El Amor redentor de Dios será revelado cuando comencemos a transformar las tendencias negativas de la conciencia a través de la bondad de los modos y atributos de Amor. Dios es quien dirige todo este proceso. Él removerá las fantasías e ilusiones materialistas de ego que nos empujan como carrozas con la fuerza de caballos. Él removerá los apegos y hábitos negativos que son como ciudades y fortalezas edificadas dentro de nuestra conciencia. Él removerá falsas concepciones y creencias que nos hacen esclavos de la avaricia, lujuria, envidia, codicia, indolencia, indiferencia y negligencia. Estas son las falsas ideas que nos hacen creer que podemos controlar y manipular a otros en detrimento de ellos. Son también los ídolos que hemos hecho con nuestras propias acciones, producto de la obra de nuestras manos. El Amor redentor de Dios los removerá a todos de nuestra conciencia, en cuanto permitamos que Amor guíe y dirija todas las facetas de la vida.

¿Quién es un Dios como Tú, que perdona iniquidad, pasa por alto la transgresión del remanente de Su herencia? Él no mantiene Su ira por siempre, porque Él se deleita en amorosa bondad. Él volverá a tener compasión sobre nosotros, Él someterá nuestras iniquidades. Y Tú arroajarás todos sus pecados dentro de las profundidades del mar. Tú mostrarás fidelidad a Jacob, compasión a Abraham, como lo prometiste a nuestros padres en los días de la antigüedad” (7:18-20)

Sólo el más grande Amor de todos, el Amor de Dios, transforma la maldad que hemos creado en nuestras vidas. Seamos conscientes de que hemos sido los creadores de todos los males que padecemos en el mundo. Hay hambruna porque permitimos la hambruna. Hay violencia porque incitamos violencia. Hay odio porque instigamos el odio. Hay iniquidad porque propiciamos la iniquidad. En ese predicamento, sólo si engendramos Amor y vivimos en sus modos, medios y atributos, entraremos en la conciencia Mesiánica, individualmente y colectivamente. Seremos redimidos de todas nuestras iniquidades y de lo negativo cuando comencemos a vivir en Amor como nuestra Esencia y verdadera identidad. Amor como la manifestación material del Amor de Dios.

Del Prefacio del Libro

¿Por qué el Amor de Dios, como nuestro Creador, fue escondido por tanto tiempo? Nuestros Sabios místicos hebreos creen que fue ocultado por Sí Mismo para que nosotros lo busquemos, lo encontremos y lo revelemos. Pero, ¿por qué quisiera esconderse como en un juego de niños? No. Nosotros lo escondimos. Fuimos nosotros quienes no quisimos reconocer el Amor de Dios como nuestro Creador.(...) Reexaminemos nuestra memoria ancestral, intelecto, sentimientos, emociones y pasiones. Hagamos que despierten a nuestra verdadera Esencia, captemos la exquisita conciencia del Amor de Dios. La manera en la que está escrito este libro procura reafirmar y reiterar su propósito, por lo tanto presenta su mensaje y contenido en forma reiterativa. Esa es su meta para reinstaurar esta Verdad originalmente proclamada en nuestras Sagradas Escrituras, por nuestros Profetas y Sabios. Nuestro propósito es entronizar el Amor de Dios como nuestra Esencia y verdadera identidad en todas las dimensiones de la conciencia, para así cumplir Su Promesa de que Él habite entre nosotros para siempre.