domingo, 11 de mayo de 2014

La Conciencia Mesiánica en la Profecía Judía (LVI) Isaías

"He aquí que con rectitud reina un rey, y príncipes gobiernan con justicia." (Isaías 32:1)

Hay una cualidad en la conciencia destinada a regir en todos los aspectos y dimensiones de la vida. Esta cualidad es nuestra Esencia e identidad provenientes del Amor de Dios que nos creó. En términos prácticos, se trata de lo bueno como nuestro nexo común con Dios. Lo bueno es el rey y también la rectitud con la que reina. Esta es la cualidad que caracteriza la Conciencia Mesiánica para reinar eternamente. El versículo se refiere a un rey y a príncipes, pero los rasgos que tienen en común son la rectitud y la justicia amadas por el Creador: "El ama la rectitud y la justicia. La tierra está llena de la amorosa bondad del Eterno." (Salmos 33:5). En este contexto, los príncipes y sus juicios representan las expresiones positivas de lo bueno como lo correcto que debemos hacer.

"Cada uno será como refugio contra el viento, y un amparo contra la tormenta; como corrientes de agua en tierra seca, como la sombra de una gran peña en tierra árida." (32:2)

Lo bueno como cualidad inherente a los modos y atributos de Amor es la expresión de rectitud y justicia, que son nuestro amparo de las turbulencias en las fantasías e ilusiones de ego. Hacer lo bueno en aras de lo bueno es la verdad y armadura que nos protegen de la tormenta de tendencias negativas en la conciencia. Son las corrientes de agua en lo árido y seco de una actitud materialista ante la vida.

"No se cegarán entonces los ojos de los que ven, y los oídos de los que oyen oirán. Y el corazón de los necios entenderá para saber, y la lengua de los tartamudos hablará con fluidez y claridad." (32:3-4)

Mientras permitamos que rectitud y justicia sean las expresiones de los modos y atributos de Amor, nuestros ojos verán y nuestros oídos oirán. Esto quiere decir que siendo y haciendo lo bueno sabemos y entendemos que lo bueno es el entero propósito de la Creación de Dios, porque Dios es bueno. Lo bueno nos hace sabios, y lo que decimos y hacemos es tan claro como nuestros pensamientos.

"Ya no se llamará noble al necio, ni se le dirá generoso al mezquino. Porque el mezquino habla mezquindades, y su corazón fabrica iniquidad, para hacer impiedad y para hablar escarnio contra el Eterno, dejando vacía el alma hambrienta, y quitando la bebida al sediento." (32:5-6)

En lo bueno no hay necios ni mezquinos, porque lo bueno llena nuestro conocimiento y nos hace ricos en su abundancia. Mientras sigamos controlados por la carencia que caracteriza a las fantasías e ilusiones de ego, sus iniquidades destruyen lo bueno que procuramos en los modos y atributos de Amor. Esta destrucción es el resultado de hacer lo opuesto a los caminos del Creador.

De ahí que las tendencias negativas en la conciencia son la impiedad y el escarnio contra lo bueno que Dios quiere que vivamos y hagamos prevalecer en todos los aspectos y dimensiones de la vida. Los modos y atributos de Amor son el alimento y la bebida que sacian el hambre y la sed de nuestras almas.

"Y el avaro sus instrumentos son malvados; él maquina malos pensamientos para corromper al humilde con palabras mentirosas, aún cuando el pobre habla con juicio. Pero el noble concibe planes nobles, y en las cosas nobles se afirma." (32:7-8)

El Profeta comunica las palabras del Creador para hacer una clara distinción entre el bien y el mal, y sus efectos en nuestra conciencia. La avaricia concibe la vida en carencia, la cual instiga la envidia, codicia, ambición, soberbia y sentimientos negativos que corrompen el deseo de nuestra alma de vivir en lo bueno de donde provino.

Nuestras almas son los humildes cautivos en la esclavitud de adicciones, obsesiones y apegos materialistas, además de tendencias negativas como las mentiras que corrompen nuestra conciencia. Lo bueno procura lo bueno, y se afirma en lo bueno como expresión de Amor como manifestación material del Amor de Dios.

Del Prefacio del Libro

¿Por qué el Amor de Dios, como nuestro Creador, fue escondido por tanto tiempo? Nuestros Sabios místicos hebreos creen que fue ocultado por Sí Mismo para que nosotros lo busquemos, lo encontremos y lo revelemos. Pero, ¿por qué quisiera esconderse como en un juego de niños? No. Nosotros lo escondimos. Fuimos nosotros quienes no quisimos reconocer el Amor de Dios como nuestro Creador.(...) Reexaminemos nuestra memoria ancestral, intelecto, sentimientos, emociones y pasiones. Hagamos que despierten a nuestra verdadera Esencia, captemos la exquisita conciencia del Amor de Dios. La manera en la que está escrito este libro procura reafirmar y reiterar su propósito, por lo tanto presenta su mensaje y contenido en forma reiterativa. Esa es su meta para reinstaurar esta Verdad originalmente proclamada en nuestras Sagradas Escrituras, por nuestros Profetas y Sabios. Nuestro propósito es entronizar el Amor de Dios como nuestra Esencia y verdadera identidad en todas las dimensiones de la conciencia, para así cumplir Su Promesa de que Él habite entre nosotros para siempre.