domingo, 5 de abril de 2015

La Conciencia Mesiánica en la Profecía Judía (CIII) Isaías

Por amor a Sión Yo no callo, y por amor a Jerusalén Yo no descanso hasta que su rectitud salga como resplandor, y su redención como una antorcha ardiente.(Isaías 62:1)

La promesa de Dios de transformar la conciencia humana es inevitable. Recordemos que Jerusalén es el conocimiento de nuestra conexión permanente con el Creador. También sabemos que logramos este conocimiento haciendo que la rectitud de Amor sea la única guía y conducción de todos los aspectos y dimensiones de la conciencia. La rectitud de Amor es la Luz que ilumina nuestra Redención como el fuego eterno del Amor de Dios.

No importa que tan bajo caigamos bajo el predicamento negativo de las fantasías e ilusiones de ego, nunca perdamos vista de Amor como el sendero y el medio para retornar al bien perdido que añoramos como nuestra libertad y Redención. La única condición de Dios para que regresemos a Sus caminos es abrazar la rectitud, ya que esta también es parte de nuestro nexo común con Su Amor.

Y las naciones han visto tu rectitud, y todos los reyes tu honor. Y Él te da un nuevo nombre que declara la boca del Eterno. Y tú has sido una corona de esplendor en la mano del Eterno, y una diadema de realeza en la mano de tu Dios.(62:2-3)

Amor es el ejemplo, la instrucción y el maestro. Así las tendencias y rasgos negativos en la conciencia deben seguir la rectitud de los modos y atributos de Amor. En estos versículos vemos que las naciones que representan los aspectos negativos de la conciencia están destinadas a aprender de nuestra rectitud como parte fundamental de los aspectos positivos representados por Israel.

Tal como hemos indicado a menudo, reyesrepresentan principios, valores y creencias dominantes que también honrarán la rectitud con la que los modos y atributos de Amor conducirán todas las dimensiones de la vida. Dios reafirma otra vez que Jerusalén tendrá un nuevo nombre.

Esto quiere decir que la manera actual como nos acercamos y relacionamos con Dios será diferente, teniendo en cuenta que nuestra nuevaconciencia (la conciencia Mesiánica) se manifestará sin nada contrario a los modos y atributos de Amor.

El Amor de Dios se va a relacionar con nuestro Amor mediante maneras que no podemos concebir con nuestra actual conciencia dualista y fraccionada. Este nuevo nombre definirá nuestra nueva identidad material y espiritual que Dios eleva a un esplendor de realeza que solamente Su mano (Su Amor) puede dar.

De ti no se te dice '¡Abandonada!', y de tu tierra no habrá dicho nunca más 'Desolada'. Porque por ti se clama 'Mi deleite está en ella', y de tu tierra [se clama] 'Casada'. Porque el Eterno se ha deleitado en ti, y tu tierra está casada. Así [como] un joven desposa una virgen, tus constructores se casan contigo. Como la dicha de un novio por una novia, regocíjate por tu Dios.(62:4-5)

Bajo la regencia de Amor nuestra conciencia jamás es abandonada, porque Amor nos pertenece como nuestra esencia y verdadera identidad que proviene del Amor de Dios. Nuestra tierra es nuestra vida material que nunca es desolada o destruida bajo la conducción de los modos y atributos de Amor.

Nuestra dicha y felicidad están en el deleite de vivir nuestra conexión con Dios. De ahí que Jerusalén sea nuestro deleite cuando nos hacemos conscientes de nuestro nexo con eterno con el Amor de Dios, con el cual estamos casados. El Amor de Dios y nuestro Amor morarán en matrimonio eterno. Será el matrimonio más feliz de todos, porque estamos casados con el más grande Amor de todos.

Del Prefacio del Libro

¿Por qué el Amor de Dios, como nuestro Creador, fue escondido por tanto tiempo? Nuestros Sabios místicos hebreos creen que fue ocultado por Sí Mismo para que nosotros lo busquemos, lo encontremos y lo revelemos. Pero, ¿por qué quisiera esconderse como en un juego de niños? No. Nosotros lo escondimos. Fuimos nosotros quienes no quisimos reconocer el Amor de Dios como nuestro Creador.(...) Reexaminemos nuestra memoria ancestral, intelecto, sentimientos, emociones y pasiones. Hagamos que despierten a nuestra verdadera Esencia, captemos la exquisita conciencia del Amor de Dios. La manera en la que está escrito este libro procura reafirmar y reiterar su propósito, por lo tanto presenta su mensaje y contenido en forma reiterativa. Esa es su meta para reinstaurar esta Verdad originalmente proclamada en nuestras Sagradas Escrituras, por nuestros Profetas y Sabios. Nuestro propósito es entronizar el Amor de Dios como nuestra Esencia y verdadera identidad en todas las dimensiones de la conciencia, para así cumplir Su Promesa de que Él habite entre nosotros para siempre.