domingo, 24 de mayo de 2015

La Conciencia Mesiánica en la Profecía Judía (CX) Isaías

Así dijo el Eterno: 'Como el mosto nuevo es hallado en el racimo, y uno ha dicho, No lo destruyas porque una bendición está en él”, así hago Yo. Por el bien de Mis servidores no destruyo todo. Y Yo he sacado de Jacob una simiente, y de Judá quien posea Mi montaña. Y sí que la poseen Mis elegidos, y Mis servidores que moran en ella'.” (65:8-9)

Dios nos recuerda nuestra esencia y verdadera identidad, ya que estas son Su bendición como la simiente de Jacob de donde venimos. Él nos dice que hay una nueva conciencia que espera lo que verdaderamente somos. Dios no destruye el bien que Él ha plantado en nosotros como Sus servidores.

La simiente del Amor de Dios está en Jacob como Israel. Manifestada por su regencia a través de Judá que representa la Conciencia Mesiánica destinada a reinar. Esta se manifiesta al reconstruir el conocimiento de nuestra conexión permanente con Dios, representada por la “posesión de Su montaña”.

Aquí el Creador deja claro que esta prometida Conciencia Mesiánica es poseída por Su pueblo Israel, que son “Sus elegidos y Sus servidores que moran en ella”.

Hemos recalcado y enfatizado muchas veces que la Conciencia Mesiánica es una conciencia colectiva compartida por el pueblo judío para liderar las naciones en la Redención Final, y la misma está afianzada por el rey judío ungido (mesías).

Y el Sharón ha de ser morada de un rebaño, y el valle de Ajor remanso de una manada, para Mi pueblo que Me ha buscado.” (65:10)

Dios se refiere a llanuras y valles en la tierra de Israel donde todos los judíos dispersados estarán reunidos juntos, gracias a nuestra voluntad y determinación colectivas para retornar a nuestra tierra, la cual también es la morada de nuestras esencia y verdadera identidad. Este proceso de retorno es el resultado de buscar de vuelta los caminos y atributos del Creador como las semillas plantadas de Su Amor en nuestra conciencia.

Y vosotros sois aquellos que abandonan al Eterno, que os olvidáis de Mi montaña sagrada, que preparan en ambiente una mesa para Gad, y que preparan para Mini un bebedizo.” (65:11)

Dios otra vez nos advierte por olvidar nuestro nexo permanente con Él, al alimentar nuestra conciencia con la idolatría de fantasías e ilusiones de ego. Nuestro “bebedizo” de ofrendas para la lujuria, codicia, envidia, ira, soberbia, indiferencia e indolencia es lo que preparamos en ambiente para nuestros deseos e ilusiones representados por los ídolos mencionados en el versículo.

Y os he enumerado para la espada, y todos vosotros inclinados para la matanza. Porque os llamé y no respondisteis, He hablado y no habéis escuchado. Y hacéis lo que es malo en Mis ojos, y en aquello que Yo no deseo, [os] habéis fijado.” (65:12)

El Creador decretó que eliminará las tendencias y rasgos negativos como aquellos enumerados para la espada y la matanza, los cuales representan las naciones. Estas no responden al bien que Dios quiere que hagamos prevalecer en el mundo material. De ahí que sea malo en Sus ojos, ya que hacen lo opuesto al bien.

Por lo tanto, así dijo Dios el Eterno: 'He aquí que Mis servidores comen y vosotros con hambre. He aquí que Mis servidores beben y vosotros con sed. He aquí que Mis servidores se regocijan y vosotros avergonzados. He aquí que Mis servidores cantan con alegría de corazón y vosotros con llanto de dolor de corazón. Y de quebranto de espíritu vosotros aulláis.” (65:13-14)

El mismo mensaje es repetido cuando llegue el momento en que la Conciencia Mesiánica se manifieste. Nuestra conciencia va a ser alimentada por el conocimiento de Dios al que servimos.

Entendiendo esto de manera más profunda, en la Redención Final también los aspectos inferiores de la conciencia (representados por las naciones) tendrán hambre y sed del bien que antes despreciaban. El pueblo de Israel como los servidores de Dios están destinados a heredar el bien completamente revelado que Él quiere que extendamos en el mundo material.

Nuestra codicia será por el bien, nuestra lujuria por el bien, nuestra envidia por el bien, nuestro orgullo por el bien, nuestra ira por el bien. En el bien nuestra hambre y sed son saciadas, y en el bien nuestra felicidad y regocijo.

Del Prefacio del Libro

¿Por qué el Amor de Dios, como nuestro Creador, fue escondido por tanto tiempo? Nuestros Sabios místicos hebreos creen que fue ocultado por Sí Mismo para que nosotros lo busquemos, lo encontremos y lo revelemos. Pero, ¿por qué quisiera esconderse como en un juego de niños? No. Nosotros lo escondimos. Fuimos nosotros quienes no quisimos reconocer el Amor de Dios como nuestro Creador.(...) Reexaminemos nuestra memoria ancestral, intelecto, sentimientos, emociones y pasiones. Hagamos que despierten a nuestra verdadera Esencia, captemos la exquisita conciencia del Amor de Dios. La manera en la que está escrito este libro procura reafirmar y reiterar su propósito, por lo tanto presenta su mensaje y contenido en forma reiterativa. Esa es su meta para reinstaurar esta Verdad originalmente proclamada en nuestras Sagradas Escrituras, por nuestros Profetas y Sabios. Nuestro propósito es entronizar el Amor de Dios como nuestra Esencia y verdadera identidad en todas las dimensiones de la conciencia, para así cumplir Su Promesa de que Él habite entre nosotros para siempre.