domingo, 15 de enero de 2017

El Cantar de los Cantares: La Historia de Amor entre Dios e Israel (XXII)

“Sus mejillas [son] como un lecho de especias, torres de fragancias. Sus labios [son] como rosas derramando mirra. Sus brazos como varas de oro, adornadas con diamantes. Su vientre [como] marfil resplandeciente con zafiros. Sus piernas [como] pilares de mármol sobre sostenes de oro fino. Su apariencia [es] como el Lebanón, el mejor entre los cedros.” (El Cantar de los Cantares 5:12-15)

Israel continúa evocando al Creador y su conexión con Su amor, ahora en la cámara interior del Templo descrito alegóricamente como un cuerpo humano. Esta alegoría sugiere empatía  y admiración por los caminos y atributos de Dios, como si fueran apariencia, labios, brazos y presencia. Todos estos unidos a sus fragancias y perfumes como expresiones (brazos, cuerpo, piernas y apariencia) de Su bien, preciosos como oro y piedras preciosas, hermosamente radiantes.

Al generar empatía con las expresiones de los modos y atributos de Dios, también vivimos unidad con el lugar y las circunstancias en que estamos. Así el lugar, el tiempo y los elementos involucrados se vuelven uno solo y lo mismo. Dios está en el Templo, es también el Templo y lo que hay en él, como lo sugieren estos versículos. Este principio también se extiende a toda Su creación, siempre y cuando lo asimilemos. 

Israel sabe esto en su alma y su corazón, porque ella ha vivido con, por y en el amor de Dios. Esa es su respuesta a los rasgos y cualidades del bien en el nivel más elevado de nuestra conciencia, como hijas de Jerusalén.

“Su paladar es como dulzuras, y todo el Él como delicias. ¡Este es mi Amado y este es mi amigo, oh hijas de Jerusalén!” (5:16)

Ahora estas sublimes características y cualidades preguntan a Israel (el ser consciente) adónde su Amado se ha ido.

“¿Adónde se ha ido tu Amado, oh hermosa entre las mujeres? ¿Adónde ha vuelto tu Amado, para buscarlo contigo? Mi Amado ha bajado a Su huerto, al lecho de especias, para deleitarse en los jardines y recoger rosas.” (6:1-2)

Las preguntas están dirigidas no sólo a nuestro conocimiento de libre albedrío, sino a nuestra esencia y verdadera identidad que nos separa de los niveles inferiores de conciencia (las naciones como “mujeres”), y nos hace elegidos para ser parte de los niveles superiores. Esta esencia es la que distingue a Israel como “hermosa entre las mujeres”.

Israel, como el ser consciente dotado de libre albedrío, debe tener la iniciativa y convicción para dar pasos firmes hacia el retorno a los caminos del Creador. Las hijas de Israel como nuestros máximos valores y principios, junto a tendencias y rasgos positivos, nos acompañan y sostienen en nuestra firme determinación de retornar al conocimiento permanente de nuestra conexión con Dios.

Con certeza sabemos “dónde” está nuestro Creador, socio, Amado y esposo. Él no se esconde u oculta de nosotros, ya que somos nosotros quienes nos separamos y ocultamos de Él, y de Su prometida redención final. Una vez tengamos la voluntad y disposición de abandonar las fantasías de ego y sus tendencias negativas, y abrazar los modos y atributos de amor, estaremos de vuelta en el huerto donde nuestro Amado se deleita vertiendo Su amorosa bondad y verdad en Su creación.

Israel sabe que Dios ya ha bajado al lugar de nuestra compenetración con Él. En el segundo versículo el huerto es una alegoría del Templo de Jerusalén, y esta vez representa el más elevado nivel de conciencia adonde debemos ascender al entronizar los modos y atributos de amor para que rijan y conduzcan todos los aspectos y facetas de la vida. También se refiere al idílico jardín del Edén, donde únicamente el bien dirige la vida, tal como lo prometió el Creador para que así sea también en la era mesiánica.

“Regresad a Mí, y Yo regresaré a vosotros.” (Malaquías 3:7)

Nuestro amor ascendiente abraza el amor descendiente del Creador para deleitarse juntos en los jardines y recoger rosas. Aquí vemos los jardines en referencia a las nuevas dimensiones en la conciencia inherentes a la era mesiánica, donde nuevas expresiones del bien del amor de Dios serán recogidas como las rosas que Él bajará a recoger.

Del Prefacio del Libro

¿Por qué el Amor de Dios, como nuestro Creador, fue escondido por tanto tiempo? Nuestros Sabios místicos hebreos creen que fue ocultado por Sí Mismo para que nosotros lo busquemos, lo encontremos y lo revelemos. Pero, ¿por qué quisiera esconderse como en un juego de niños? No. Nosotros lo escondimos. Fuimos nosotros quienes no quisimos reconocer el Amor de Dios como nuestro Creador.(...) Reexaminemos nuestra memoria ancestral, intelecto, sentimientos, emociones y pasiones. Hagamos que despierten a nuestra verdadera Esencia, captemos la exquisita conciencia del Amor de Dios. La manera en la que está escrito este libro procura reafirmar y reiterar su propósito, por lo tanto presenta su mensaje y contenido en forma reiterativa. Esa es su meta para reinstaurar esta Verdad originalmente proclamada en nuestras Sagradas Escrituras, por nuestros Profetas y Sabios. Nuestro propósito es entronizar el Amor de Dios como nuestra Esencia y verdadera identidad en todas las dimensiones de la conciencia, para así cumplir Su Promesa de que Él habite entre nosotros para siempre.