domingo, 20 de mayo de 2018

JERUSALEM EN EL LIBRO DE SALMOS (XIV)


“Y he aquí que en Shalem está Su Tabernáculo y Su morada en Sión. Ahí Él ha quebrado flechas de un arco, escudo y espada, y guerra, para siempre.
(Salmos 76:3-4)

El fundamento de la Presencia de Dios, que es el amor del bien emanado de Él, es paz como lugar desde donde revela completamente Su prometida redención, que es el comienzo de vivir eternamente en Sus modos y atributos.

Shalem significa entero, completo, pleno y total, en lo que no hay carencia y nada hace falta porque todo está contenido en ello. Así asimilamos que paz es shalom, y que Sión es el conocimiento de que en esta totalidad vivimos permanentemente en la Presencia de Dios, porque Su unicidad lo abarca todo.

También nos hace conscientes de nuestra necesidad de construir el Templo de Jerusalem como el Tabernáculo mediante el que nos unimos y compenetramos con nuestro Creador.

Somos los que tenemos que reconstruir el Templo, ya que depende de la añoranza y el deseo de retornar al bien de donde fuimos creados. El amor del bien es la base de nuestro nexo con Dios.

Nuestros Sabios dicen que la idolatría, el asesinato y el incesto llevaron a la destrucción del Primer Templo; que el odio gratuito causó la destrucción del Segundo Templo; y que el amor gratuito llevará a la construcción de Tercer y último Templo que durará eternamente.

Tenemos que reconocer el bien como nuestra esencia y verdadera identidad, ya que es lo que nos une y nos mostrará nuevos caminos y medios para vivirlo, una vez lo asimilemos como nuestra conexión permanente con el amor de Dios.

Este es el conocimiento de que el bien no cohabita con tendencias y rasgos negativos, representados por flechas y arcos, escudos y espadas que presagian disputas, conflictos, confrontaciones y guerras.

“Pero [Él] eligió la tribu de Judá, el monte Sión que Él ha amado. Y Él construyó Su santuario [lit. sacralidad] como un lugar elevado, como eterno como la tierra que Él ha fundado. (78:68-69)

Como sabemos, Judá es la tribu que permaneció fiel a su Dios, a pesar de las divisiones, disputas y confrontaciones entre los hijos de Israel. Es por ello que han sido conocidos como judíos, porque descienden de la tribu de Judá.

En este conocimiento profético, el rey David lo sabía y por ello escribió estos versículos para elogiarlos como los portadores de la trascendental responsabilidad de construir el Tercer Templo, que al igual que la tierra, durará para siempre.

En en Segundo versículo vemos que la prometida revelación de la Presencia de Dios en Sión exige la participación del Creador y del pueblo judío. Él habrá establecido (“construido”) su sacralidad en un “lugar elevado” que puede existir solamente en el más elevado nivel de nuestra conciencia.

De ahí entendemos que en ese lugar moran nuestros mejores rasgos y cualidades que se nutren únicamente del bien en aras del bien como propósito de la creación de Dios, ya que es su fundamento mediante el cual construimos el nexo eterno con Él.

Del Prefacio del Libro

¿Por qué el Amor de Dios, como nuestro Creador, fue escondido por tanto tiempo? Nuestros Sabios místicos hebreos creen que fue ocultado por Sí Mismo para que nosotros lo busquemos, lo encontremos y lo revelemos. Pero, ¿por qué quisiera esconderse como en un juego de niños? No. Nosotros lo escondimos. Fuimos nosotros quienes no quisimos reconocer el Amor de Dios como nuestro Creador.(...) Reexaminemos nuestra memoria ancestral, intelecto, sentimientos, emociones y pasiones. Hagamos que despierten a nuestra verdadera Esencia, captemos la exquisita conciencia del Amor de Dios. La manera en la que está escrito este libro procura reafirmar y reiterar su propósito, por lo tanto presenta su mensaje y contenido en forma reiterativa. Esa es su meta para reinstaurar esta Verdad originalmente proclamada en nuestras Sagradas Escrituras, por nuestros Profetas y Sabios. Nuestro propósito es entronizar el Amor de Dios como nuestra Esencia y verdadera identidad en todas las dimensiones de la conciencia, para así cumplir Su Promesa de que Él habite entre nosotros para siempre.