domingo, 12 de enero de 2014

La Conciencia Mesiánica en la Profecía Judía (XXXIX) Isaías

En todo el capítulo 15 de sus mensajes el Profeta denuncia la carga de Moab y se refiere a la carga de Damasco en el capítulo 17. Alegóricamente, Isaías reitera la desolación de vivir en el predicamento de las fantasías e ilusiones de ego, y en particular la arrogancia como rasgo que caracteriza a Moab (Isaías 16:6). El orgullo es la causa de separación de los caminos y atributos del Creador, cuando su voz nos seduce a ser el dios de nuestra propia existencia.

Arrogancia es el "yo soy mejor que tú" que nos conduce a las demás tendencias negativas en la conciencia. Nuestra separación de Dios marca el comienzo de la dictadura de ego. En medio de nuestras fantasías e ilusiones, la bondad y la rectitud desaparecen. El Profeta aún apela al sentido común para que no se vaya, a pesar del orgullo.

"Traed consejo, impartid juicio. Pon tu sombra en medio del día como la noche: esconde los desterrados, no entregues a los que andan errantes. Moren contigo Mis desterrados, oh Moab; séles escondedero de la presencia del destructor: porque el atormentador perecerá, el destructor tendrá fin, los opresores serán consumidos de sobre la tierra." (16:3-4)

El discernimiento no se pierde en la arrogancia para buscar justicia como rectitud, y poder hacer lo correcto como juicio. Cuando estamos ante el resplandor de las tendencias negativas, nuestra propia sombra deberá protegernos. Esta poderosa metáfora nos revela que, a pesar de vivir en nuestras tendencias negativas, nuestra bondad permanece en lo que esencialmente somos, escondida en la sombra de nuestra existencia material.

En la sombra de lo que somos están ocultados los buenos rasgos como desterrados y errantes. Hasta nuestras tendencias negativas (la arrogancia en este caso) pueden conducirnos a evitar nuestra propia destrucción por aquello que asola la bondad en la vida. El Amor de Dios reafirma Su promesa de ayudarnos a remover lo negativo en la conciencia, y establecer en ella los modos y atributos de Amor cuando comenzamos a hacer prevalecer lo bueno en todos los aspectos de la vida.

"Y el trono está establecido en amorosa bondad, y sobre verdad se sienta uno en él, en la tienda de David, haciendo justicia y procurando justicia, y apurando rectitud." (16:5)

El mensaje es claro. El trono es el mayor nivel de conciencia desde el cual estamos destinados a discernir, pensar, hablar y hacer, bajo la regencia de amorosa bondad. Porque de la amorosa bondad fue creada y sustentada la vida, al igual que todo lo creado por Dios: "Él ama la rectitud y lo justo. La tierra está llena de la amorosa bondad del Eterno.", "La tierra está llena con Tu amorosa bondad, oh Eterno; enséñame Tus decretos." (Salmos 33:5, 119:64), "Amorosa bondad y verdad guardan al Rey, y Su trono se sostiene en amorosa bondad." (Proverbios 20:28).

Así mismo como el Amor de Dios sustenta Su Creación, también debemos hacer de la amorosa bondad la directriz de todos los aspectos y dimensiones de la vida. De esto se trata la Conciencia Mesiánica. La asimilamos y manifestamos cuando entronizamos los modos y atributos de Amor como los destinados regentes en la vida.

"La fortaleza de Efraín cesará, y el reinado de Damasco; y los remanentes de Aram serán como la gloria de los hijos de Israel, dice el Eterno de las multitudes." (17:3)

Como hemos señalado en comentarios anteriores sobre la Conciencia Mesiánica en la Profecía Judía, Efraín representa tanto la primogenitura de Israel como sus Tribus dispersadas y asimiladas. Efraín representa a todos los judíos que permanecieron cautivos entre las naciones, estas como cargas en la conciencia humana. Efraín será redimido como lo ha prometido Dios. El remanente de los judíos exiliados entre las naciones será reunido por Él, y retornado a su tierra con gloria. El Eterno lo ha dicho.

"Y acontecerá en ese día, que la gloria de Jacob se atenuará, y la gordura de su carne enflaquecerá." (17:4)

Vivir el exilio entre las naciones opaca nuestra Esencia y verdadera identidad. Ser parte de lo que no es de nosotros debilita nuestra conciencia. Esto es el resultado de vivir las ilusiones y fantasías de ego, en vez de vivir los modos y atributos de Amor. Nuestra bondad disminuye y nuestro libre albedrío se limita. El día siempre es hoy, cada momento en que afrontamos nuestro exilio en las tendencias negativas o nuestra libertad en lo esencialmente bueno que verdaderamente somos.

"Y será como cuando el segador coge la mies, y con su brazo siega las espigas: será también como el que coge espigas en el valle de Refaim. Y quedarán en él remanentes, como cuando sacuden el olivar, dos o tres granos en la punta del ramo, cuatro o cinco en sus ramas fructíferas, dice el Eterno, Dios de Israel." (17:5-6)

El Profeta se refiere otra vez al día en que confrontamos lo que es correcto e incorrecto, positivo y negativo, útil e inútil, productivo y destructivo, y recogemos lo que hayamos plantado. La metáfora nos hace conscientes de que, en últimas, lo que que cosechamos es lo que necesitamos para sustentarnos a nuestros mismos. Aquello que no es útil y no nos sustenta. Reflexionemos sobre nuestras acciones como semillas que plantamos y que un día cosecharemos.

"En ese día el hombre verá a su Creador, y sus ojos contemplarán al Sagrado de Israel. Y no mirará hacia los altares que hicieron sus manos, ni mirará hacia lo que hicieron sus dedos, ni a los bosques, ni a las imágenes del sol. En aquel día las ciudades fortificadas serán lugares abandonados a causa de los hijos de Israel, y habrá desolación." (17:7-9)

Cuando removamos las fantasías e ilusiones de ego junto a sus tendencias negativas y sus resultados, veremos lo que queda en nuestra conciencia. Cuando pongamos fin a nuestro exilio y retornemos a nuestra tierra, nuestro Creador esperará por nosotros. Lo veremos a Él, porque verlo es conocerlo. Ese día los ídolos que hemos hecho con nuestras manos, como fantasías e ilusiones que hemos creado con nuestras acciones, dejaran de ser. Solamente veremos lo que es bueno, y sabremos lo que es bueno.

Del Prefacio del Libro

¿Por qué el Amor de Dios, como nuestro Creador, fue escondido por tanto tiempo? Nuestros Sabios místicos hebreos creen que fue ocultado por Sí Mismo para que nosotros lo busquemos, lo encontremos y lo revelemos. Pero, ¿por qué quisiera esconderse como en un juego de niños? No. Nosotros lo escondimos. Fuimos nosotros quienes no quisimos reconocer el Amor de Dios como nuestro Creador.(...) Reexaminemos nuestra memoria ancestral, intelecto, sentimientos, emociones y pasiones. Hagamos que despierten a nuestra verdadera Esencia, captemos la exquisita conciencia del Amor de Dios. La manera en la que está escrito este libro procura reafirmar y reiterar su propósito, por lo tanto presenta su mensaje y contenido en forma reiterativa. Esa es su meta para reinstaurar esta Verdad originalmente proclamada en nuestras Sagradas Escrituras, por nuestros Profetas y Sabios. Nuestro propósito es entronizar el Amor de Dios como nuestra Esencia y verdadera identidad en todas las dimensiones de la conciencia, para así cumplir Su Promesa de que Él habite entre nosotros para siempre.