domingo, 5 de enero de 2014

La Conciencia Mesiánica en la Profecía Judía (XXXVIII) Isaías

El Creador nuevamente reitera Su promesa mediante el Profeta de retirar la carga de Babilonia, continuamente descrita como tendencias negativas en la conciencia humana. Posteriormente se referirá a otras naciones vecinas como cargas similares que dejarán de existir, como premisa para la Redención Final y el comienzo de la Era Mesiánica.

"Preparaos para la matanza de sus hijos por la maldad de sus padres, para que no se levanten, ni posean la tierra, y llenen la faz del mundo con ciudades. Y Yo me levantaré contra ellos, dice el Eterno de la multitudes, y cortaré de Babilonia nombre y remanente, continuador y sucesor, dice el Eterno. Y la convertiré en posesión de erizos, y en lagunas de agua; y la barreré con escobas de destrucción, dice el Eterno de las multitudes." (14:21-23)

El Profeta nos invita a reconsiderar nuestras ideas, creencias, hábitos, adicciones y apegos, al igual que pensamientos, emociones, sentimientos, pasiones e instintos. Ya sean estos modos y expresiones de nuestra libertad, o heraldos de nuestras desgracias. Sean estos el aire y respiro que nos guían a nuestro Creador, o cargas que nos rebajan a estados de conciencia negativos. Cuando llegamos al estado crítico en el que las cargas destructivas son demasiado pesadas, nos obligamos a hacer nuestro propio inventario individual y comenzamos a sacarlas de nuestra vida.

Preparamos la matanza como el retiro de los resultados negativos (los hijos) de las decisiones negativas (los padres) que tomamos a partir de los deseos, ilusiones y fantasías de ego. Hemos repetido muchas veces que no podemos deshacernos de la negatividad cuando hacemos de ella una opción y no una referencia para elegir lo bueno. Para ello necesitamos ayuda del Creador. Él puede liberarnos de aquello más fuerte que nuestra voluntad y determinación de eliminar nuestras adicciones, obsesiones y hábitos destructivos que hacemos parte de nuestra conciencia. Estos son los patrones negativos que poseen la tierra como ciudades que cubren el mundo de nuestra vida. Dios nos dice que Él se levantará contra ellos para eliminarnos eternamente.

"El Eterno de las multitudes juró, diciendo: 'Ciertamente se hará de la manera que lo he pensado, y será confirmado como Yo lo he determinado. Que quebrantaré al Asirio en Mi tierra, y en Mis montes lo hollaré; y su yugo será apartado de ellos [Israel], y su carga será quitada de su hombro'." (14:24-25)

El Creador conoce las limitaciones de nuestra fortaleza, debilidades y capacidad de resistir las consecuencias de elegir las fantasías e ilusiones de ego. Al mismo tiempo Él nos hace responsables de nuestras decisiones como un proceso de aprendizaje, para reorientar nuestra conciencia con el fin de hacer el bien como premisa para entrar en la Conciencia Mesiánica. También como la premisa para vivir nuevas dimensiones en el Plan de Dios para Su Creación.

"Este es el propósito que está acordado sobre toda la tierra; y ésta, la mano extendida sobre todas las naciones. Porque el Eterno de las multitudes ha determinado, ¿y quién invalidará? Y Su mano extendida, ¿quién la hará tornar?" (14:26-27)

El Profeta proclama la inminencia de la voluntad de Dios al anunciar nuevas maneras de vivir la vida en todas sus facetas y dimensiones, sin las cargas de las tendencias negativas y destructivas en la conciencia.

En los cuatro versículos siguientes (28-31) el Profeta se refiere a Filistea también como otra carga aflictiva, similar a Babilonia, Asiria, Moab y Egipto, entre otras, de las cuales será rescatado lo bueno en la conciencia, para ser protegido y preservado eternamente, tras la destrucción de sus pueblos que representan sus cualidades negativas.

"¿Y qué responde uno a los mensajeros de una nación? Que el Eterno ha fundado a Sión, y en ella confían los afligidos de Su pueblo." (14:32)

El Creador nos hace conscientes de Su nexo con nosotros como conexión permanente con Él, la cual es Sión como Templo de Jerusalén. Dios creó esta conexión como el tiempo y espacio en los que estamos completamente libres de aquello contrario a Sus caminos y atributos. En estos confiamos como nuestro refugio cuando los abrazamos, en vez de la aflicción derivada de las fantasías e ilusiones materiales.

Nosotros somos Su pueblo como lo bueno de los modos y atributos de Amor. Estos prevalecerán y regirán cuando la maldad y la iniquidad sean finalmente eliminadas, tanto de la conciencia humana como de la faz de la tierra.

Del Prefacio del Libro

¿Por qué el Amor de Dios, como nuestro Creador, fue escondido por tanto tiempo? Nuestros Sabios místicos hebreos creen que fue ocultado por Sí Mismo para que nosotros lo busquemos, lo encontremos y lo revelemos. Pero, ¿por qué quisiera esconderse como en un juego de niños? No. Nosotros lo escondimos. Fuimos nosotros quienes no quisimos reconocer el Amor de Dios como nuestro Creador.(...) Reexaminemos nuestra memoria ancestral, intelecto, sentimientos, emociones y pasiones. Hagamos que despierten a nuestra verdadera Esencia, captemos la exquisita conciencia del Amor de Dios. La manera en la que está escrito este libro procura reafirmar y reiterar su propósito, por lo tanto presenta su mensaje y contenido en forma reiterativa. Esa es su meta para reinstaurar esta Verdad originalmente proclamada en nuestras Sagradas Escrituras, por nuestros Profetas y Sabios. Nuestro propósito es entronizar el Amor de Dios como nuestra Esencia y verdadera identidad en todas las dimensiones de la conciencia, para así cumplir Su Promesa de que Él habite entre nosotros para siempre.