domingo, 16 de marzo de 2014

La Conciencia Mesiánica en la Profecía Judía (XLVIII) Isaías

Hemos indicado frecuentemente que nuestros Sabios místicos se refieren a ciudades como valores, principios y creencias a través de las cuales nos conducimos en la vida. El Profeta puede referirse en este versículo a un principio en general o a uno en particular. En un contexto general habla del resultado de abandonar un principio o creencia fundamental (como parte esencial de nuestra conciencia), y dejar que fantasías e ilusiones de ego tomen control y acaben con lo positivo inherente a ese principio o creencia.

“Porque la ciudad fortificada está desolada, una habitación abandonada y dejada como un desierto; allí pasta el becerro, allí tiene su majada, y ha consumido sus ramas.” (Isaías 27:10)

El Profeta usualmente se refiere a la “ciudad fortificada” como Jerusalén, que representa nuestro nexo y conexión con Dios, la cual hemos abandonado y olvidado. La hemos convertido en desolación, lugar vacío donde el control de ego y tendencias negativas hacen a su antojo, y destruyen lo bueno en nosotros.

“Su ramaje está seco y quebrado, vienen las mujeres y le prenden fuego. Porque no es pueblo de discernimiento, por tanto su Hacedor no le tendrá compasión, su Creador no lo favorecerá.” (27:11)

Isaías señala las fantasías e ilusiones de ego, al igual que las tendencias negativas, también como ramas secas. Porque no hay verdadera vida en ellas, sólo son ilusiones que están lejos de los modos y atributos de Amor. Aquí el Profeta menciona por primer vez el Principio Femenino en la Creación como el medio a través del cual transformamos y reorientamos la conciencia hacia lo bueno en aras de lo bueno.

Las mujeres representan la expresión humana de los modos y atributos de Amor, y fuego como el poder transformador de Amor. No hay discernimiento ni raciocinio en la agenda de ego, ni en las tendencias negativas. Ya sabemos que Dios las creó para que podamos tener libre albedrío, y poder elegir lo bueno de los modos de Amor en vez de fantasías e ilusiones de ego. De ahí que Dios no las compadezca ni favorezca.

“Y acontecerá en ese día, que trilla el Eterno desde la corriente del río [Éufrates] hasta el torrente de Egipto, y vosotros, hijos de Israel, sois reunidos uno a uno.” (27:12)

Dios nos separa de los ríos y torrentes de la mentalidad egocéntrica representada por el faraón y Egipto, que también simbolizan las tendencias negativas de las fantasías e ilusiones de ego, derivadas de falsas creencias o sentimientos de carencia. Dios nos trilla uno por uno, separándonos de la envidia, lujuria, soberbia, ira, indolencia, indiferencia y crueldad. Él nos traerá de vuelta a nuestra Esencia y verdadera identidad como hijos de Israel, Su fruto destinado a ser y manifestar lo bueno de donde proviene toda la Creación.

“Acontecerá también ese día, que sonará una gran trompeta, y vendrán los que habían sido perdidos en la tierra de Asiria, y los que habían sido echados en tierra de Egipto, y adorarán al Eterno en la montaña sagrada en Jerusalén.” (27:13)

Recordemos que Asiria representa las naciones donde Efraín y otras nueve Tribus de Israel se asimilaron. Todos los hebreos “perdidos” o “dispersados” por asimilación en otras naciones, o “echados” en las tendencias negativas de la conciencia (Egypt) y en falsas creencias, serán reunidos uno por uno. Un gran llamado del Creador será oído en todos los confines de la tierra, un llamado a nuestros corazones.

Aquellos que lo oigamos seremos animados a retornar a nuestra Esencia y verdadera identidad como lo bueno que añoramos vivir, disfrutar y deleitarnos en ello. Una vez más seamos conscientes de que el lugar donde Dios nos reune es nuestra conexión y nexo permanente con Él, la montaña sagrada que está en Jerusalén.

Del Prefacio del Libro

¿Por qué el Amor de Dios, como nuestro Creador, fue escondido por tanto tiempo? Nuestros Sabios místicos hebreos creen que fue ocultado por Sí Mismo para que nosotros lo busquemos, lo encontremos y lo revelemos. Pero, ¿por qué quisiera esconderse como en un juego de niños? No. Nosotros lo escondimos. Fuimos nosotros quienes no quisimos reconocer el Amor de Dios como nuestro Creador.(...) Reexaminemos nuestra memoria ancestral, intelecto, sentimientos, emociones y pasiones. Hagamos que despierten a nuestra verdadera Esencia, captemos la exquisita conciencia del Amor de Dios. La manera en la que está escrito este libro procura reafirmar y reiterar su propósito, por lo tanto presenta su mensaje y contenido en forma reiterativa. Esa es su meta para reinstaurar esta Verdad originalmente proclamada en nuestras Sagradas Escrituras, por nuestros Profetas y Sabios. Nuestro propósito es entronizar el Amor de Dios como nuestra Esencia y verdadera identidad en todas las dimensiones de la conciencia, para así cumplir Su Promesa de que Él habite entre nosotros para siempre.