domingo, 20 de julio de 2014

La Conciencia Mesiánica en la Profecía Judía (LXVI) Isaías

“Yo soy el Eterno, este es Mi Nombre. Y Mi gloria no doy a otro, ni Mi alabanza a imágenes talladas.” (42:8)

El Creador nos recuerda Su Nombre para llamarnos la atención acerca de Sus caminos y atributos que definen para nosotros Su Amor. Estos atributos son Su gloria que no existen para cohabitar con nada diferente de estos. Los ídolos que creamos a partir de nuestras fantasías e ilusiones de ego para depender de ellos, no comparten el mismo tiempo y espacio de la verdad con la que Dios se relaciona con nosotros.

“He aquí, las cosas anteriores han ocurrido, y Yo anuncio cosas nuevas. Antes que sucedan os las anuncio. Cantad al Eterno un cántico nuevo, cantad su alabanza desde los confines de la tierra, los que descendéis al mar y cuanto hay en él, las islas y sus moradores.” (42:9-10)

Nuevamente Dios abre nuestros ojos para aprender finalmente de nuestra propia historia en el mundo material. Miles de años hemos pasado viviendo en las fantasías como en las pesadillas de las fantasías e ilusiones de ego. Dios nos creó con libre albedrío para decidir, aunque da la impresión de que no hemos aprendido de nuestras decisiones equivocadas. Estas son “las cosas anteriores” previas a la manifestación de la Conciencia Mesiánica.

Dios nos anuncia con anticipación que el bien está destinado a prevalecer a pesar de nuestras decisiones negativas, y nos invita constantemente a elegir el bien como nuestra eterna Redención. Él nos llama como aquellos “que descendéis al mar y cuanto hay en él, las islas y sus moradores”.

“Alcen la voz el desierto y sus ciudades, las aldeas donde habita Cedar. Canten los moradores de la roca, y desde la cumbre de los montes den voces de júbilo. Glorificad al Eterno, y proclamen su alabanza en las islas.” (42:11-12)

Clamemos desde el desierto oscuro de nuestras tendencias y modos negativos, y desde la desolación de nuestras adicciones, apegos, obsesiones, depresiones y frustraciones, y ascendamos a los planos elevados de la conciencia para retornar a nuestra conexión permanente con Dios.

Esto lo hacemos siendo y haciendo lo bueno como nuestro nexo común con Él. Desde este lugar lo glorificamos a Él y celebramos Sus caminos y atributos como las islas que debemos unir como una sola tierra firme que hagamos eterna.

“El Eterno sale como guerrero, como hombre de guerra despierta Su celo. Grita, sí, lanza un grito de guerra, contra Sus enemigos prevalece. Desde mucho tiempo He callado, He guardado silencio, y Me he detenido. Ahora doy gritos como la mujer que está de parto; asolo y devoro a la vez.” (42:13-14)

Dios llama al “guerrero” en nosotros para alzar la voz contra los rasgos y tendencias que nos mantienen cautivos en sus tinieblas. El Creador nos dice que el cautiverio en la oscuridad que elegimos vivir no es para siempre, porque las fantasías e ilusiones de ego son temporales.

Un día Él nos despertará al cumplir Su promesa de eliminarlas todas al mismo tiempo. Dios lo compara con una mujer dando a luz, que grita al hacerlo y que al final estará feliz.

“Asolo montes y colinas, y seco toda su vegetación. Convierto los ríos en islas, y seco las lagunas.” (42:15)

Debemos entender estas metáforas como los cambios que nuestra conciencia debe asimilar para poder entrar e nuestra Redención Final. Su común denominador es lo bueno que debemos establecer completamente y permanentemente en todos los aspectos y dimensiones de la vida.

Esta es la culminación del Amor de Dios por nosotros, luego de abrirnos los ojos a la verdad del bien. Ahora nos lleva por senderos de lo bueno que no hemos andado antes. Un nuevo conocimiento de lo que es el bien, donde solo Luz resplandece. Lugares llanos sin terreno escabroso. El bien como la verdad que nunca nos ha abandonado.

“He conducido a los ciegos por un camino que no conocen, por sendas que no conocen los He guiado. Cambio delante de ellos las tinieblas en luz y lo escabroso en llanura. Estas cosas He hecho, y no las dejaré sin hacer.” (42:16)

Tengamos presente que Dios se refiere a la Conciencia Mesiánica, no como un conocimiento individual sino colectivo. Él señala a Israel como el pueblo del cual esta conciencia florecerá, y su rey mesías como el punto focal que conduce todos los aspectos y dimensiones de la vida. Esta en la dirección del Amor de Dios como referencia primordial en todos los niveles de conciencia.

“Serán vueltos atrás y completamente avergonzados los que confían en ídolos, los que dicen a las imágenes fundidas: Vosotros sois nuestros dioses. Sordos, oíd; y vosotros ciegos, mirad para ver.” (42:17-18)

Una vez más el Creador nos advierte sobre las fantasías e ilusiones de ego como los ídolos que desaparecerán cuando elijamos abrir los ojos y los oídos. Quienes viven por sus propias creencias, ideologías, adicciones, obsesiones y apegos no están satisfechos o contentos con el bien, contrario a sus elecciones equivocadas.

Encontramos gente que no cree en el bien como la verdad y la libertad en la conciencia humana. Estos son los que necesitan aprender esto cuando se den cuenta que la desilusión es parte de lo que nos dejan las fantasías e ilusiones, ya que la verdad no es parte de estas.

“¿Quién ciego, sino Mi servidor? ¿quién sordo, como Mi mensajero que envío? ¿quién ciego como el que está en paz, y ciego como el servidor del Eterno? Que ve muchas cosas y no observa, que abre los oídos y no oye.” (42:19-20)

El Creador hace referencia al pueblo de Israel, Su elegido servidor, que ha estado ciego y sordo en la mayoría de sus años en el mundo material. Nuestra repetida indiferencia con la Torá y nuestro Pacto con Dios se hace manifiesta con la asimilación a otras naciones, los exilios y la Diáspora.

Estos son el resultado de nuestra ceguera y sordera para con nuestra Esencia y verdadera identidad como el pueblo elegido. Vemos entonces que la idolatría es la causa y el efecto de nuestra separación de los caminos y atributos de Dios, y del nexo que compartimos con Él.

“El Eterno se complace a causa de su rectitud [de Israel], haciendo la Torá grande y gloriosa. Mas este es pueblo saqueado y pisoteado, todos ellos cautivos, enlazados y ocultados. Han sido presa y no hay quien los redima, y diga, 'Devolved[los]'.” (42:21-22)

Al mismo tiempo Dios reconoce las contribuciones éticas y morales de Israel al mundo, las cuales Él llama su rectitud. Dios nos dice que está complacido con esta, ya que ha hecho de la Torá grandeza y gloria para todas las naciones. A pesar de esto, Dios señala lo que Israel ha recibido a cambio y que nadie quiere reconocer y devolver esta verdad.

Nadie ayuda para reconocer la preeminencia del pueblo de Israel como los portadores de la Luz de Dios para el mundo.

“¿Quién de vosotros ha de oír esto? ¿Quién atenderá y oirá sobre lo que acontecerá? ¿Quién ha dado a Jacob como presa, y entregó a Israel a saqueadores? ¿No ha sido el Eterno contra quien pecamos? No han querido andar en Sus caminos, ni han atendido a Su Torá.” (42:23-24)

Otra vez Dios nos recuerda que nuestro cautiverio entre las naciones es la consecuencia de no hacer caso e ignorar nuestra identidad judía, y andar en los caminos de las fantasías e ilusiones de ego, en vez de Sus caminos y atributos.

Preferimos creer en el orden natural de causa y efecto, y no reconocer que todo lo que nos ha ocurrido en las tinieblas y el exilio entre las naciones ha sido el resultado de nuestra separación de Dios. Esta separación es de hecho el desprecio de nuestra Esencia y verdadera identidad como nuestro nexo permanente con Él.

“Por tanto, derramó [Dios], sobre él [Israel], el ardor de Su enojo, y la fuerza de guerra. Le prendió fuego todo en derredor, pero no entendió. Y le consumió, mas no hizo caso.” (42:25)

Siglos de persecución, saqueos, masacres, opresión, discriminación, humillación y odio incesante no han servido para que retornemos al Amor de Dios que nos eligió para ser Su mensajero y servidor, con la misión de hacer prevalecer el bien sobre la maldad, y la Luz sobre las tinieblas. El Creador nos repite mediante Sus Profetas que Sus caminos y atributos han sido, son y serán nuestra liberación y eterna Redención.

Del Prefacio del Libro

¿Por qué el Amor de Dios, como nuestro Creador, fue escondido por tanto tiempo? Nuestros Sabios místicos hebreos creen que fue ocultado por Sí Mismo para que nosotros lo busquemos, lo encontremos y lo revelemos. Pero, ¿por qué quisiera esconderse como en un juego de niños? No. Nosotros lo escondimos. Fuimos nosotros quienes no quisimos reconocer el Amor de Dios como nuestro Creador.(...) Reexaminemos nuestra memoria ancestral, intelecto, sentimientos, emociones y pasiones. Hagamos que despierten a nuestra verdadera Esencia, captemos la exquisita conciencia del Amor de Dios. La manera en la que está escrito este libro procura reafirmar y reiterar su propósito, por lo tanto presenta su mensaje y contenido en forma reiterativa. Esa es su meta para reinstaurar esta Verdad originalmente proclamada en nuestras Sagradas Escrituras, por nuestros Profetas y Sabios. Nuestro propósito es entronizar el Amor de Dios como nuestra Esencia y verdadera identidad en todas las dimensiones de la conciencia, para así cumplir Su Promesa de que Él habite entre nosotros para siempre.