domingo, 4 de septiembre de 2016

El Cantar de los Cantares: La Historia de Amor entre Dios e Israel (III)

A Mi jubilosa (lit. yegua) en carrozas del faraón Yo te comparé a ti, amada Mía.” (1:9)

Yegua, la hembra del caballo, representa una tendencia sensualista en particular como fuerza motriz intensa (expresión física o corporal inevitable para manifestar una emoción), vibrante y emotiva, motivada por los modos y atributos de amor.

En este contexto, el amor de Dios llama al amor de Israel un principio femenino regente en el mundo material. Así comprendemos que Dios se dirige a Israel como su pareja femenina, cuya expresión amorosa en la conciencia humana corresponde a la manifestación material del amor de Dios.

Este es el principio regidor en la creación material de Dios, conocido en el misticismo judío como malchut (reinado), el reinante y soberano gobernante. El amor de Israel es el amor de Dios manifestado en el mundo.

Esta yegua, como fuerza motriz vital, está dotada de una fértil energía creadora de vida que arrastra la carroza del faraón. Este a su vez representa la elección de dirección o propósito del ego en la vida.

Este versículo nos hace conscientes del poder creador y constructor del amor de Dios que convierte a Israel en el pueblo escogido para hacer que el mundo sea regido por el bien proveniente de los modos y atributos de amor.

Rashi opina que la expresión Yo (te) he comparadoen realidad significaYo he demostrado”, refiriéndose a confirmar que Israel es la amada y la escogida para revelar a plenitud Su amor en el mundo material.

Hermosas son tus mejillas con pendientes, tu cuello con collares. ¡Pendientes de oro hacemos para ti, con adornos de plata!” (1:10-11)

El rostro es la parte más identificativa del cuerpo humano, porque refleja la identidad individual. La cara de Israel es adornada con joyas como cualidades y medios para manifestar los modos y atributos de Dios, y cumplir su misión en el mundo.

Dios dotó a Israel con cualidades adicionales que realzan y destacan su carácter y expresión. El cuello sostiene la cabeza, y el Creador también bendice a Israel embelleciendo el cimiento (cuello) y los principios (collares) que sostienen su identidad espiritual y material.

Estos versículos también se refieren al Templo de Jerusalén como parte integral de la identidad de Israel, porque este representa su nexo y conexión permanente con Dios. El segundo versículo en primera persona plural habla del futuro de Israel después de la redención final prometida a ella por Dios.

Todas las expresiones del bien que Él ha guardado para la era mesiánica hablan a Israel como la heredera de dicho bien. Dios habla en plural porque Él es la fuente de todas las bendiciones, y se une a ellas para darlas a Israel.

Mientras el Rey reclinado [en Su mesa], mi nardo ha dado su fragancia.(1:12)

Luego de destacar y embellecer a Israel como servidora verdadera y mensajera de Su gloria y voluntad, ella responde elevando a Dios en sagrada ofrenda los frutos del bien que Él ha puesto en ella. Las ofrendas de Israel en el Templo de Jerusalén están llenas del mismo bien que Dios le encomendó manifestar en el mundo.

Israel da testimonio de su servicio para la humanidad, ante el Creador “reclinado (en Su mesa)” ante el arca de la alianza en la cámara interior del Templo, y “oliendo” la fragancia de su nardo, que era considerado uno de los ingredientes del incienso en el Templo. La fragancia del nardo quemado representa la intensidad emocional y pasional del amor de Israel por Dios.

En las ofrendas que Israel eleva a Dios en el Templo hay varias expresiones de su amor por Él. Estas incluyen las que manifiestan pesar por pecados y transgresiones, y las que manifiestan agradecimiento y paz como cualidades que celebran el nexo entre Israel y Dios.

Del Prefacio del Libro

¿Por qué el Amor de Dios, como nuestro Creador, fue escondido por tanto tiempo? Nuestros Sabios místicos hebreos creen que fue ocultado por Sí Mismo para que nosotros lo busquemos, lo encontremos y lo revelemos. Pero, ¿por qué quisiera esconderse como en un juego de niños? No. Nosotros lo escondimos. Fuimos nosotros quienes no quisimos reconocer el Amor de Dios como nuestro Creador.(...) Reexaminemos nuestra memoria ancestral, intelecto, sentimientos, emociones y pasiones. Hagamos que despierten a nuestra verdadera Esencia, captemos la exquisita conciencia del Amor de Dios. La manera en la que está escrito este libro procura reafirmar y reiterar su propósito, por lo tanto presenta su mensaje y contenido en forma reiterativa. Esa es su meta para reinstaurar esta Verdad originalmente proclamada en nuestras Sagradas Escrituras, por nuestros Profetas y Sabios. Nuestro propósito es entronizar el Amor de Dios como nuestra Esencia y verdadera identidad en todas las dimensiones de la conciencia, para así cumplir Su Promesa de que Él habite entre nosotros para siempre.