domingo, 5 de marzo de 2017

El Cantar de los Cantares: La Historia de Amor entre Dios e Israel (XXIX)

“Ven, amada Mía, vayamos al campo.” (Cantar de los Cantares 7:12)

El Creador pide a Su amada ir con Él al campo donde Su amor redentor hace florecer y fructificar todo. Este campo es otra referencia a los tiempos mesiánicos, cuando el mundo material compartirá la misma dimensión con el cielo espiritual. La tierra volverá a su estado original como jardín del Edén, también conocido como “el campo de Dios”.

“Moremos en los caseríos, levantémonos temprano para [ir] a las viñas. Veamos si la viña ha retoñado, si despuntaron los sarmientos. Ahí Yo te daré Mis amores. Las mandrágoras habrán dado su fragancia, y a nuestros portales todas las frutas preciosas, nuevas y maduras, [que] Yo he escondido para ti, amada Mía.” (7:13-14)

El Creador prosigue anunciando el advenimiento de la era mesiánica. En esta parte el poema menciona caseríos (lit. pueblos) y no ciudades, en referencia a nuevas formas de concebir, razonar, pensar y sentir. Estos son las nuevas moradas de la futura conciencia humana proveniente de la redención divina final que Él reserva para nosotros.

“Él ha hecho todo hermoso en su tiempo. Él también ha puesto eternidad en su corazón, pero el hombre no puede asimilar la obra que el Eterno ha hecho de principio a fin.” (Eclesiastés 3:11)

Desde ahí el amor de Dios y el amor de Israel asociados se disponen prontamente (“se levantan temprano”) para guiar y conducir las naciones y la humanidad, representadas por las viñas. Las nuevas tendencias en la conciencia humana darán el producto de sus retoños, floreciendo y madurando sus frutos como obras y acciones para construir la renovada tierra.

“Los pueblos te agradecerán, oh Dios. Todos los pueblos te agradecerán. Las naciones se regocijarán y cantarán de alegría, porque Tú juzgarás a los pueblos con equidad, y guiarás a las naciones de la tierra para siempre. Los pueblos te agradecerán, oh Dios. Los pueblos te agradecerán, porque la tierra habrá dado su fruto. Y Dios, nuestro Dios, nos bendecirá, y todos desde los más remotos rincones de la tierra lo reverenciarán.” (Salmos 67:4-7)

En esta sociedad mancomunada, Dios compartirá con Israel los caminos ocultos, medios y atributos no revelados de Su amor (“Mis amores”).

“Y todos tus hijos serán enseñados por el Eterno, y grande será la paz de tus hijos.” (Isaías 54:13)

“(…) Porque ellos todos me conocerán, desde el más pequeño de ellos hasta el más grande de ellos, es una afirmación del Eterno. (…)” (Jeremías 31:34)

“Como en los días de tu éxodo de la tierra de Egipto, Yo les mostraré cosas maravillosas.” (Miqueas 7:15)

Todo esto como parte del eterno viaje al conocimiento del Creador que nos dará una nueva conciencia capaz de guiarnos en ese camino.

“Os he dado un corazón para conocerme, porque Yo soy el Eterno. Y ellos han sido Mi pueblo, y Yo seré su Dios para que retornen a Mí con todo su corazón. (…) Yo he puesto Mi Torá en sus entrañas, y en su corazón la escribiré. Y Yo he sido un Dios para ellos, y ellos han sido Mi pueblo.” (Jeremías 24:7, 31:33)

Podremos oler las fragancias selladas de plantas sin olor, las cualidades curativas ocultadas de frutas (“nuevas y maduras”) que el Creador ha guardado para Israel luego de su redención final y en los tiempos mesiánicos.

Del Prefacio del Libro

¿Por qué el Amor de Dios, como nuestro Creador, fue escondido por tanto tiempo? Nuestros Sabios místicos hebreos creen que fue ocultado por Sí Mismo para que nosotros lo busquemos, lo encontremos y lo revelemos. Pero, ¿por qué quisiera esconderse como en un juego de niños? No. Nosotros lo escondimos. Fuimos nosotros quienes no quisimos reconocer el Amor de Dios como nuestro Creador.(...) Reexaminemos nuestra memoria ancestral, intelecto, sentimientos, emociones y pasiones. Hagamos que despierten a nuestra verdadera Esencia, captemos la exquisita conciencia del Amor de Dios. La manera en la que está escrito este libro procura reafirmar y reiterar su propósito, por lo tanto presenta su mensaje y contenido en forma reiterativa. Esa es su meta para reinstaurar esta Verdad originalmente proclamada en nuestras Sagradas Escrituras, por nuestros Profetas y Sabios. Nuestro propósito es entronizar el Amor de Dios como nuestra Esencia y verdadera identidad en todas las dimensiones de la conciencia, para así cumplir Su Promesa de que Él habite entre nosotros para siempre.