domingo, 11 de julio de 2010

Parshat Devarim: Reflexión acerca del Amor de Dios

"Dichos" y "cosas" comparten la misma palabra en hebreo, pero en el último libro de la Torá significa cosasDevarim, que es también el nombre de su primera porción: "Estas son las cosas que Moisés habló a todo Israel" (Deuteronomio 1:1) Aunque es considerado una repetición de las enseñanzas y sucesos mencionados en los cuatro libros anteriores, Devarim enfatiza en cómo concebimos al Creador y cómo Israel debe relacionarse con Él. Es por ello que comienza con Moisés reprochando a todo Israel, porque el Pueblo Elegido no solamente cuestiona el Amor de Dios sino que también se rebela contra Él.

Dijimos en comentarios anteriores que Moisés y Aarón representan respectivamente nuestra más alta conciencia del Creador, y nuestra conexión permanente con Él. Moisés es el conductor que nos guía (a Israel) hacia los caminos y atributos de Dios, y nos enseña a serlos y manifestarlos. Aarón nos hace conscientes de nuestra Unidad con el Creador. Moisés se comunica con nuestro intelecto, razonamiento y entendimiento para hacernos conocer Sus caminos y atributos. Aarón nos hace vivir ese conocimiento: "Sed de los discípulos de Aarón, amantes de la paz y procuradores de la paz, amantes de las criaturas a las que atraen a la Torá" (Pirké Avot 1:12)

Moisés es quien nos conduce al conocimiento de la Verdad, porque es el maestro primordial que habla "boca a boca" con nuestro Creador. Continuamente destacamos que el Amor de Dios es la Esencia que sustenta toda Su Creación, porque esta emana de Él y está unida a Él. Desconocer esta Verdad o rechazarla no solamente es vivir engañados sino vivir en las tinieblas de las ilusiones materialistas.

Moisés reprocha a todos los aspectos de nuestra conciencia y sus expresiones, con el propósito de hacerlos conscientes de su misión en este mundo. Esta radica en reconocer la preeminencia de Amor en nuestras vidas como causa, medio y finalidad para relacionarnos unos con otros y con toda la Creación. Este reproche no es una reprimenda sino una invitación a reflexionar sobre las ilusiones de ego que impiden nuestro propósito de lograr una conexión permanente con el Creador. El conocimiento conductor hacia los modos y atributos de Amor -- como manifestación material del Amor de Dios -- necesita cada aspecto de nuestra conciencia para lograr ese propósito: "(…) diciendo: 'No puedo cargaros yo solo por mí mismo" (1:9, 12) Es entonces que el conductor asigna a las mejores cualidades y rasgos para dirigir, "juzgar" los aspectos inferiores de la conciencia, "porque el juicio es del Eterno" (1:17)


La próxima reflexión tiene que ver con dudar del Amor de Dios para conquistar las bajas pasiones y las emociones negativas, a pesar de Sus incontables pruebas y milagros: "Aunque en esta cosa no creísteis en el Eterno vuestro Dios" (1:32), "Porque el Eterno vuestro Dios os ha bendecido en toda la labor de vuestras manos; Él os conoció caminando este gran desierto, estos cuarenta años el Eterno vuestro Dios ha estado con vosotros; a vosotros no os ha faltado nada" (2:7)

La porción concluye reiterando lo que Moisés nuestro maestro tiene muy claro: "No les temeréis porque el Eterno vuestro Dios, es Él quien libra vuestras batallas" (3:22) Cuando dudamos de Amor y creemos en las ilusiones del mundo material, estas toman control de nuestra conciencia. Tal como lo hemos repetido muchas veces, con nuestras decisiones elegimos ya sea separarnos o conectarnos con los modos y atributos del Creador, ya que Su Amor nunca se separa de nosotros. Es Amor el que batalla contra las tinieblas de la agenda de ego, y es Amor el que siempre prevalece.


Devarim es Moisés repitiendo una y otra vez la invitación para ser completamente conscientes de que el Amor de Dios nos creó, es nuestra vida, nuestro origen, y nuestro sustento. Nuestro destino es vivir plenamente Amor en lo que somos y lo que hacemos.

Del Prefacio del Libro

¿Por qué el Amor de Dios, como nuestro Creador, fue escondido por tanto tiempo? Nuestros Sabios místicos hebreos creen que fue ocultado por Sí Mismo para que nosotros lo busquemos, lo encontremos y lo revelemos. Pero, ¿por qué quisiera esconderse como en un juego de niños? No. Nosotros lo escondimos. Fuimos nosotros quienes no quisimos reconocer el Amor de Dios como nuestro Creador.(...) Reexaminemos nuestra memoria ancestral, intelecto, sentimientos, emociones y pasiones. Hagamos que despierten a nuestra verdadera Esencia, captemos la exquisita conciencia del Amor de Dios. La manera en la que está escrito este libro procura reafirmar y reiterar su propósito, por lo tanto presenta su mensaje y contenido en forma reiterativa. Esa es su meta para reinstaurar esta Verdad originalmente proclamada en nuestras Sagradas Escrituras, por nuestros Profetas y Sabios. Nuestro propósito es entronizar el Amor de Dios como nuestra Esencia y verdadera identidad en todas las dimensiones de la conciencia, para así cumplir Su Promesa de que Él habite entre nosotros para siempre.