Mencionamos en comentarios anteriores que las Tribus de Israel representan rasgos o cualidades que constituyen la identidad de Israel. Estas cualidades son los aspectos positivos de todos los niveles de la conciencia, los cuales están destinados a realizar la misión de Israel de crear un lugar para que Dios more en el mundo: "Y Moisés habló a las cabezas de las Tribus, a los hijos de Israel, diciendo (…)" (Números 30:2) Nuestro intelecto, mente, pensamientos, emociones, sentimientos, pasiones e instintos (incluyendo sus respectivas expresiones), todos dependen de la dirección en la que son guiados; todos son vasijas en espera de ser llenadas, ya sea con los modos y atributos de Amor, o con la agenda de ego. Es por ello que Moisés (el nivel más alto de conocimiento del Creador y Su Amor) habla a las más altas cualidades de la conciencia, las cabezas de las Tribus.
Estas cabezas conocen los límites entre lo permitido y lo no permitido, y los demarcan de acuerdo a nuestras fortalezas y debilidades cuando nos toca enfrentar las ilusiones del mundo material. Este es el contexto de los Mandamientos relacionados con votos (juramentos) y promesas expresados verbalmente con nuestras palabras: "Cuando un hombre haga un voto ante el Eterno, o haga una promesa que ate a su alma, no podrá romper su palabra; deberá hacerlo como salga de su boca" (30:3) Estos votos y promesas están claramente dedicados al Servicio Divino, lo que significa actuar de acuerdo a los caminos y atributos del Creador. Cuando estemos seguros dentro de los límites que imponen nuestros votos y promesas, podremos ser redimidos de ellos.
El texto continúa con los aspectos elevados de la conciencia que guían y redimen, representados por la figura paterna y el futuro esposo en referencia al "matrimonio" entre Israel y Dios. Una vez estemos permanentemente conectados con el Creador y Su Amor seremos redimidos de las restricciones de las ilusiones materialistas que debemos evitar en nuestra meta de estar constantemente conscientes de nuestra Unidad con Dios. Alegóricamente el padre es la conciencia superior, la hija es Israel, y su esposo es el Creador. En el contexto de la narración bíblica, padre y esposo representan a Dios. Aprendemos de este pasaje que debemos mantener la Verdad en lo que concebimos, pensamos, sentimos, decimos y hacemos, y estar siempre unidos a la Verdad que son los modos y atributos de Amor.
Nuestros Sabios explican que este primer pasaje hace perfecto sentido al preceder el episodio de la guerra contra Madián, porque sólo después de comprometernos completamente a dirigir positivamente todos los niveles de la conciencia podremos ser capaces de derrotar el conflicto (madián) que el ego quiere hacer prevalecer en la conciencia. En esta guerra todas las Tribus participan, incluyendo los levitas, todos liderados por Pinjas (31:2-12) Fue una exitosa guerra en la que Israel unido derrotó al enemigo sin bajas en el campo israelita. Sin embargo Moisés reprendió a los victoriosos soldados por no haber eliminado totalmente las amenazas (mujeres y niños midianitas) contra la conciencia superior lograda tras las restricciones impuestas por sus votos y promesas, y luego cumplieron las órdenes de Moisés (31:14-17) Las amenazas de los rasgos negativos aparentemente frágiles o inofensivos son algunas de las razones que manipula el ego en su avidez por controlar la conciencia.
El pasaje siguiente nos relata el botín de guerra y el proceso de purificación de utensilios de metal, barro o madera (31:22-54) Nuestros Sabios explican que después de derrotar a nuestros enemigos podemos usar sus utensilios y bienes, no sin antes purificarlos. Aprendemos de esto que cada cualidad negativa puede ser transformada en positiva después de someterla al fuego del Amor Divino. El fuego, como lo hemos mencionado en este blog, es el catalizador que transforma un estado incompleto o inadecuado en completo o adecuado. Aunque el fuego tiene el poder de destruir, cuando se relaciona con en Amor de Dios tiene cualidades de transformación y transmutación. Amor, como la manifestación material del Amor de Dios, es el catalizador con el que tenemos el poder no de destruir sino de transformar y elevar los aspectos negativos de la conciencia, y también el mundo material para permitir que Dios viva en él.
El último capítulo de Matot (31:1-42) nos cuenta la petición de las Tribus de Rubén y Gad para asentarse en el valle al este del río Jordán. El área pedida está fuera de la Tierra Prometida, con ciudades que pertenecieron a idólatras. Nuestros Sabios explican que Rubén y Gad prometieron destruir los ídolos, cambiar los nombres de las ciudades, y luchar en la vanguardia cuando sus hermanos en el otro lado del río tuviesen que ir a una guerra. En otras palabras, estaban dispuestos a mantener la unidad de Israel a pesar de asentarse fuera de su tierra. Sabios místicos enseñan que cuando estamos totalmente comprometidos con nuestro conocimiento del Amor Divino, somos capaces de conquistar y ocupar otras "tierras", dando a entender que tenemos el poder de transformar oscuridad en Luz.
Esta parshá usualmente se lee junto a Masei (trayectos, etapas), la última porción del libro de Números. Estas etapas (33:1-49) son las paradas que los hijos de Israel hicieron por el desierto antes de entrar a la Tierra Prometida. Todos atravesamos por cambios en nuestra búsqueda individual para traer Luz a cada dimensión de la conciencia, y disipar la oscuridad que oculta la Presencia Divina y Su Amor, detrás de las ilusiones materialistas de ego: "(…) expulsaréis todos los habitantes de la tierra fuera de vosotros, y destruiréis todas sus imágenes talladas, y destruiréis todas sus imágenes fundidas, y demoleréis todos sus templos. Y expulsaréis a los habitantes de la tierra, y moraréis en ella; porque a vosotros Yo he dado la tierra para que la poseáis" (33:52-53)
Masei continúa describiendo las fronteras de Israel y las áreas donde se asentarán las Tribus, incluyendo 48 ciudades para los levitas entre todas las Tribus, seis de ellas llamadas "ciudades de refugio" (35:6-8) "(…)para vosotros, para que el asesino que mató a una persona por error pueda huir ahí. (…) Para los hijos de Israel, y para el extranjero, y para el que more entre ellos (…)" (35:11, 15) Nuestros Sabios enseñan que somos buenos por naturaleza porque nuestras almas están conectadas a Dios, que es bueno; que alguien peca cuando un espíritu de locura ha entrado en él; y que cada quién puede y debe rectificar sus errores.
El Mandamiento para tener ciudades de refugio es otra manifestación de la amorosa bondad de Dios para que tengamos compasión por aquellos que sinceramente se comprometan a conducir sus vidas en Sus caminos y atributos. Esta compasión no puede extenderse a quienes deliberadamente asesinan a otros, y la Torá nos ordena imponerles la pena de muerte. Como hemos dicho en otros comentarios, muerte es la consecuencia de elegir separarse de la Unidad de Dios, y esta separación es el resultado de permitir que las fantasías e ilusiones de ego corrompan nuestra conciencia: "Y no mancillaréis la tierra en la que habitáis, en medio de la cual Yo habito; porque Yo, el Eterno, habito entre los hijos de Israel" (35:34) Masei concluye con un episodio de regocijo: "(…) las hijas de Zelofejad se casaron con los hijos del hermano de su padre. Se casaron con familiares de los hijos de Menasé, el hijo de José, y su herencia permaneció en la Tribu de la familia de su padre" (36:12-13)
Comentemos sobre la haftará (Jeremías 1:1-19, 2:1-3) que complementa estas dos porciones. El Amor de Dios, nuestro Creador, nos habla con las más dulces palabras: "Cuando Yo aún no te había formado en el vientre, y antes de que salieras del vientre, Yo te santifiqué; e hice de ti un profeta para las naciones". Esta declaración está dirigida a Israel, su Unidad con el Creador, y su misión para ser Luz de las naciones: "A todo lo que te envíe, tú irás; a todo lo que te ordene, tú hablarás. No temas a ellos porque Yo estoy contigo para liberarte, dice el Eterno". Estas son las palabras del más grande Amor de todos, que nos conoce antes de saber que estamos vivos; que nos bendice antes de que revelemos Su Presencia en este mundo. Nosotros somos Su Amor manifestado, tal como lo vemos también manifestado en toda Su Creación; vamos donde Él nos dice que vayamos, y nuestras acciones hablan de lo que Él nos encomienda. Él está con nosotros cuando salimos de la dimensión de las ilusiones materialistas, así que no hay nada qué temer: "pero no prevalecerán contra ti porque Yo estoy contigo para liberarte, dice el Eterno". Amor Divino nos creó, Amor somos, Amor manifestamos. Amor es nuestra Esencia, Amor es nuestro destino.
Estas cabezas conocen los límites entre lo permitido y lo no permitido, y los demarcan de acuerdo a nuestras fortalezas y debilidades cuando nos toca enfrentar las ilusiones del mundo material. Este es el contexto de los Mandamientos relacionados con votos (juramentos) y promesas expresados verbalmente con nuestras palabras: "Cuando un hombre haga un voto ante el Eterno, o haga una promesa que ate a su alma, no podrá romper su palabra; deberá hacerlo como salga de su boca" (30:3) Estos votos y promesas están claramente dedicados al Servicio Divino, lo que significa actuar de acuerdo a los caminos y atributos del Creador. Cuando estemos seguros dentro de los límites que imponen nuestros votos y promesas, podremos ser redimidos de ellos.
El texto continúa con los aspectos elevados de la conciencia que guían y redimen, representados por la figura paterna y el futuro esposo en referencia al "matrimonio" entre Israel y Dios. Una vez estemos permanentemente conectados con el Creador y Su Amor seremos redimidos de las restricciones de las ilusiones materialistas que debemos evitar en nuestra meta de estar constantemente conscientes de nuestra Unidad con Dios. Alegóricamente el padre es la conciencia superior, la hija es Israel, y su esposo es el Creador. En el contexto de la narración bíblica, padre y esposo representan a Dios. Aprendemos de este pasaje que debemos mantener la Verdad en lo que concebimos, pensamos, sentimos, decimos y hacemos, y estar siempre unidos a la Verdad que son los modos y atributos de Amor.
Nuestros Sabios explican que este primer pasaje hace perfecto sentido al preceder el episodio de la guerra contra Madián, porque sólo después de comprometernos completamente a dirigir positivamente todos los niveles de la conciencia podremos ser capaces de derrotar el conflicto (madián) que el ego quiere hacer prevalecer en la conciencia. En esta guerra todas las Tribus participan, incluyendo los levitas, todos liderados por Pinjas (31:2-12) Fue una exitosa guerra en la que Israel unido derrotó al enemigo sin bajas en el campo israelita. Sin embargo Moisés reprendió a los victoriosos soldados por no haber eliminado totalmente las amenazas (mujeres y niños midianitas) contra la conciencia superior lograda tras las restricciones impuestas por sus votos y promesas, y luego cumplieron las órdenes de Moisés (31:14-17) Las amenazas de los rasgos negativos aparentemente frágiles o inofensivos son algunas de las razones que manipula el ego en su avidez por controlar la conciencia.
El pasaje siguiente nos relata el botín de guerra y el proceso de purificación de utensilios de metal, barro o madera (31:22-54) Nuestros Sabios explican que después de derrotar a nuestros enemigos podemos usar sus utensilios y bienes, no sin antes purificarlos. Aprendemos de esto que cada cualidad negativa puede ser transformada en positiva después de someterla al fuego del Amor Divino. El fuego, como lo hemos mencionado en este blog, es el catalizador que transforma un estado incompleto o inadecuado en completo o adecuado. Aunque el fuego tiene el poder de destruir, cuando se relaciona con en Amor de Dios tiene cualidades de transformación y transmutación. Amor, como la manifestación material del Amor de Dios, es el catalizador con el que tenemos el poder no de destruir sino de transformar y elevar los aspectos negativos de la conciencia, y también el mundo material para permitir que Dios viva en él.
El último capítulo de Matot (31:1-42) nos cuenta la petición de las Tribus de Rubén y Gad para asentarse en el valle al este del río Jordán. El área pedida está fuera de la Tierra Prometida, con ciudades que pertenecieron a idólatras. Nuestros Sabios explican que Rubén y Gad prometieron destruir los ídolos, cambiar los nombres de las ciudades, y luchar en la vanguardia cuando sus hermanos en el otro lado del río tuviesen que ir a una guerra. En otras palabras, estaban dispuestos a mantener la unidad de Israel a pesar de asentarse fuera de su tierra. Sabios místicos enseñan que cuando estamos totalmente comprometidos con nuestro conocimiento del Amor Divino, somos capaces de conquistar y ocupar otras "tierras", dando a entender que tenemos el poder de transformar oscuridad en Luz.
Esta parshá usualmente se lee junto a Masei (trayectos, etapas), la última porción del libro de Números. Estas etapas (33:1-49) son las paradas que los hijos de Israel hicieron por el desierto antes de entrar a la Tierra Prometida. Todos atravesamos por cambios en nuestra búsqueda individual para traer Luz a cada dimensión de la conciencia, y disipar la oscuridad que oculta la Presencia Divina y Su Amor, detrás de las ilusiones materialistas de ego: "(…) expulsaréis todos los habitantes de la tierra fuera de vosotros, y destruiréis todas sus imágenes talladas, y destruiréis todas sus imágenes fundidas, y demoleréis todos sus templos. Y expulsaréis a los habitantes de la tierra, y moraréis en ella; porque a vosotros Yo he dado la tierra para que la poseáis" (33:52-53)
Masei continúa describiendo las fronteras de Israel y las áreas donde se asentarán las Tribus, incluyendo 48 ciudades para los levitas entre todas las Tribus, seis de ellas llamadas "ciudades de refugio" (35:6-8) "(…)para vosotros, para que el asesino que mató a una persona por error pueda huir ahí. (…) Para los hijos de Israel, y para el extranjero, y para el que more entre ellos (…)" (35:11, 15) Nuestros Sabios enseñan que somos buenos por naturaleza porque nuestras almas están conectadas a Dios, que es bueno; que alguien peca cuando un espíritu de locura ha entrado en él; y que cada quién puede y debe rectificar sus errores.
El Mandamiento para tener ciudades de refugio es otra manifestación de la amorosa bondad de Dios para que tengamos compasión por aquellos que sinceramente se comprometan a conducir sus vidas en Sus caminos y atributos. Esta compasión no puede extenderse a quienes deliberadamente asesinan a otros, y la Torá nos ordena imponerles la pena de muerte. Como hemos dicho en otros comentarios, muerte es la consecuencia de elegir separarse de la Unidad de Dios, y esta separación es el resultado de permitir que las fantasías e ilusiones de ego corrompan nuestra conciencia: "Y no mancillaréis la tierra en la que habitáis, en medio de la cual Yo habito; porque Yo, el Eterno, habito entre los hijos de Israel" (35:34) Masei concluye con un episodio de regocijo: "(…) las hijas de Zelofejad se casaron con los hijos del hermano de su padre. Se casaron con familiares de los hijos de Menasé, el hijo de José, y su herencia permaneció en la Tribu de la familia de su padre" (36:12-13)
Comentemos sobre la haftará (Jeremías 1:1-19, 2:1-3) que complementa estas dos porciones. El Amor de Dios, nuestro Creador, nos habla con las más dulces palabras: "Cuando Yo aún no te había formado en el vientre, y antes de que salieras del vientre, Yo te santifiqué; e hice de ti un profeta para las naciones". Esta declaración está dirigida a Israel, su Unidad con el Creador, y su misión para ser Luz de las naciones: "A todo lo que te envíe, tú irás; a todo lo que te ordene, tú hablarás. No temas a ellos porque Yo estoy contigo para liberarte, dice el Eterno". Estas son las palabras del más grande Amor de todos, que nos conoce antes de saber que estamos vivos; que nos bendice antes de que revelemos Su Presencia en este mundo. Nosotros somos Su Amor manifestado, tal como lo vemos también manifestado en toda Su Creación; vamos donde Él nos dice que vayamos, y nuestras acciones hablan de lo que Él nos encomienda. Él está con nosotros cuando salimos de la dimensión de las ilusiones materialistas, así que no hay nada qué temer: "pero no prevalecerán contra ti porque Yo estoy contigo para liberarte, dice el Eterno". Amor Divino nos creó, Amor somos, Amor manifestamos. Amor es nuestra Esencia, Amor es nuestro destino.