En la porción de esta semana Moisés enfatiza en la dinámica de nuestra relación con el Creador. En este contexto, eikev no solamente significa porque sino debido a que: "Y acontecerá, porque has oído estas ordenanzas, y las has mantenido y cumplido, que el Eterno tu Dios mantendrá para ti el Pacto y la amorosa bondad que Él juró a tus padres" (Deuteronomio 7:12) El texto prosigue con las bendiciones del Creador cuando estamos constantemente apegados a Él (7:13-15), especialmente Su poder para vencer los males que sufrimos cuando elegimos apegarnos a las bajas pasiones y fantasías de ego (idolatría). Sabemos que este apego puede ser más fuerte que nuestra voluntad, y llegamos a pensar: "estas naciones son más que yo, ¿cómo puedo expulsarlas?" (7:17)
Moisés nos urge a confiar en el Amor de Dios como nuestro liberador, el Redentor que nos guía en nuestro propósito de dirigir todos los niveles de la conciencia (ego incluido) en Sus caminos: "(…) recuerda lo que el Eterno tu Dios hizo al faraón, y a todo Egipto" (7:18) Como mencionamos en comentarios anteriores, el faraón representa la pretensión del ego de controlar todas las dimensiones de la conciencia, y Egipto las limitaciones y opresiones resultantes.
Debemos comprender que los modos y atributos de Amor no son condicionales a sus bendiciones sino inherentes a ellas. Amamos, y al amar somos bendecidos. Como hemos dicho, Amor es su causa y su efecto porque lo abarca todo. Sólo debemos estar conscientes de ello siendo y manifestando los caminos y atributos del Creador (8:6, 10:12, 11:22), acerca de los cuales Rashi se refiere a ser y manifestar Su imagen y semejanza: "Él es amoroso, entonces debemos ser amorosos; Él es compasivo, entonces debemos ser compasivos; Él hace actos de bondad, nosotros debemos ser bondadosos".
Esta es la dinámica de nuestra relación con el Creador: Cuando lo concibamos a través de Su Amor nos relacionaremos con Él como tal, siendo y manifestando Sus caminos y atributos. Así estamos conscientes de que somos Amor porque fuimos creados por Su Amor, debido a Su Amor, y por la gracia de Su Amor; y esta causa es su propio efecto. Cuando realicemos esta identidad seremos capaces de expresarla, y ser Amor en lo que somos y hacemos. Este conocimiento tiene el poder inherente de revelar Amor donde y cuando esté ocultado, porque seremos capaces de distinguir entre Amor como Verdad, e ilusión como falsedad.
Perdemos este sublime conocimiento cuando permitimos que la agenda de ego tenga control sobre nuestras vidas: "Mi poder y la obra de mis manos me dieron esta riqueza" (8:17), y sus devastadoras consecuencias (8:19-20). Sabemos que podemos ser muy testarudos en el proceso de redirigir el ego y todos los niveles de conciencia bajo la conducción de Amor: "(…) porque pueblo de dura cerviz eres tú" (9:6, 13) Nosotros no pretendemos proclamar que somos perfectos, pero sabemos lo que es perfección cuando la vemos en toda la Creación. Sólo entonces sabremos que Amor es perfecto, y que nuestra felicidad, alegría y plenitud provienen de Él.
Amar a nuestro Creador es el Mandamiento primordial para comprender plenamente nuestra relación con Él: "Porque si cumpliéseis diligentemente todo este Mandamiento que os ordeno que hagáis, de amar al Eterno vuestro Dios, andar en todos Sus caminos, y apegarse a Él" (11:22) Esta es nuestra herencia, nuestra identidad, y la fuente de todas nuestras bendiciones.
Moisés nos urge a confiar en el Amor de Dios como nuestro liberador, el Redentor que nos guía en nuestro propósito de dirigir todos los niveles de la conciencia (ego incluido) en Sus caminos: "(…) recuerda lo que el Eterno tu Dios hizo al faraón, y a todo Egipto" (7:18) Como mencionamos en comentarios anteriores, el faraón representa la pretensión del ego de controlar todas las dimensiones de la conciencia, y Egipto las limitaciones y opresiones resultantes.
Debemos comprender que los modos y atributos de Amor no son condicionales a sus bendiciones sino inherentes a ellas. Amamos, y al amar somos bendecidos. Como hemos dicho, Amor es su causa y su efecto porque lo abarca todo. Sólo debemos estar conscientes de ello siendo y manifestando los caminos y atributos del Creador (8:6, 10:12, 11:22), acerca de los cuales Rashi se refiere a ser y manifestar Su imagen y semejanza: "Él es amoroso, entonces debemos ser amorosos; Él es compasivo, entonces debemos ser compasivos; Él hace actos de bondad, nosotros debemos ser bondadosos".
Esta es la dinámica de nuestra relación con el Creador: Cuando lo concibamos a través de Su Amor nos relacionaremos con Él como tal, siendo y manifestando Sus caminos y atributos. Así estamos conscientes de que somos Amor porque fuimos creados por Su Amor, debido a Su Amor, y por la gracia de Su Amor; y esta causa es su propio efecto. Cuando realicemos esta identidad seremos capaces de expresarla, y ser Amor en lo que somos y hacemos. Este conocimiento tiene el poder inherente de revelar Amor donde y cuando esté ocultado, porque seremos capaces de distinguir entre Amor como Verdad, e ilusión como falsedad.
Perdemos este sublime conocimiento cuando permitimos que la agenda de ego tenga control sobre nuestras vidas: "Mi poder y la obra de mis manos me dieron esta riqueza" (8:17), y sus devastadoras consecuencias (8:19-20). Sabemos que podemos ser muy testarudos en el proceso de redirigir el ego y todos los niveles de conciencia bajo la conducción de Amor: "(…) porque pueblo de dura cerviz eres tú" (9:6, 13) Nosotros no pretendemos proclamar que somos perfectos, pero sabemos lo que es perfección cuando la vemos en toda la Creación. Sólo entonces sabremos que Amor es perfecto, y que nuestra felicidad, alegría y plenitud provienen de Él.
Amar a nuestro Creador es el Mandamiento primordial para comprender plenamente nuestra relación con Él: "Porque si cumpliéseis diligentemente todo este Mandamiento que os ordeno que hagáis, de amar al Eterno vuestro Dios, andar en todos Sus caminos, y apegarse a Él" (11:22) Esta es nuestra herencia, nuestra identidad, y la fuente de todas nuestras bendiciones.