domingo, 22 de mayo de 2011

Parshat Bamidbar: Uniendo Nuestra Conciencia en el Amor de Dios

La primera porción del libro de Números (orig. En el Desierto) comienza con el tercer censo del pueblo judío después del éxodo de Egipto: "El Eterno habló a Moisés en el desierto (bemidbar) de Sinaí, en la Tienda de Reunión (…)" (Números 1:1) y en este nuevo censo los levitas son contados separados del resto de las Tribus: "Trae la tribu de Leví y preséntalos ante Aarón el sacerdote para que ellos le sirvan. Ellos guardarán su cargo y el cargo de toda la comunidad ante la Tienda de Reunión para realizar el servicio del Tabernáculo. Ellos se harán cargo de todas las vasijas de la Tienda de Reunión, y se harán cargo de los hijos de Israel, para realizar el servicio del Tabernáculo" (3:6-8), "y tú tomarás a los levitas para Mí, Yo soy el Eterno" (3:41, 45). Como hemos mencionado en comentarios anteriores, los levitas representan el más alto conocimiento del Creador y también la mayor conciencia de nuestra conexión con Su Amor.

El hecho de que los levitas son contados aparte no quiere decir que estuvieran separados del resto de las Tribus sino una definición de lo que ellos representan en su misión particular como parte del Pueblo de Israel. Leemos en esta porción que las Tribus son contadas "por familias siguiendo la casa de sus padres, un conteo individual de cada varón de acuerdo al número de sus nombres. (…) tú los contarás por sus multitudes, tú y Aarón." (1:2-3).


Esta tarea es realizada específicamente por Moisés y Aarón, quienes representan el mayor conocimiento del Creador y la mayor conciencia de nuestra conexión con Él. Este conocimiento y conciencia son los medios para realizar nuestra verdadera Esencia e identidad que nos hace parte de Él, y nos permite que seamos guiados en Sus caminos y atributos. En este sentido los levitas son los líderes espirituales y maestros de los israelitas con sus respectivas cualidades individuales. Mencionamos muchas veces que cada Tribu representa rasgos particulares que deben ser dirigidos y guiados por la cualidad (Leví) que mejor conoce el más grande Amor de todos, el Amor de Dios.

Fuimos creados como seres multi-dimensionales que abarcan una gran diversidad para enfrentar la también diversa y compleja realidad material, para la cual estamos encomendados por voluntad divina, con el fin de abordar y actuar de acuerdo a los desafíos que el mundo tiene para nosotros. En ese contexto todas las Tribus se necesitan unas a otras para el objetivo común de hacer de este mundo el mejor que podamos, con la misión de convertirlo en un lugar donde more su Creador.


Esta es la dinámica de Su Creación, y es por ello que estamos aquí. Tenemos problemas que solucionar, situaciones que corregir, conflictos que resolver, y fenómenos geofísicos que nos hacen conscientes de que debemos cuidar unos de otros cuando se presentan desastres naturales. Nuestras diferencias y diversidad de hecho nos enriquecen e invitan para hacer de nuestro paso por este mundo algo más interesante y placentero, convirtiéndolas en razones para disfrutar y ser felices, y no lo contrario. Para lograr nuestra misión debemos limpiar de nuestra conciencia todas las fantasías e ilusiones derivadas de nuestros deseos materiales individualistas.

Estamos en un mundo lleno de gente diversa con sus propios principios, valores y cultura, incluyendo ideologías, creencias, y su visión particular de lo Divino. Estas creencias chocan cuando uno trata de imponer la propia sobre otros y ese es el punto crítico en el que debemos reflexionar. Cuál es el verdadero significado y valor de lo que creemos, y la eventual confrontación que podría generar con las creencias de otros.


Esto hace preguntarnos qué se supone es la verdad y lo que no es, prescindiendo de cuán relativa o subjetiva sea esa verdad. La Torá nos lleva a esa reflexión en algún punto y nos ofrece la respuesta en los caminos que el Creador nos da, a diferencia de los caminos de las "naciones" a los que se refiere como formas de idolatría. Estos son los que llamamos modos y atributos de Amor representados por los Mandamientos Divinos, a diferencia de las fantasías e ilusiones de ego como ídolos que siguen los aspectos inferiores de la conciencia, porque Amor es la verdad que trasciende todas las creencias, valores, principios e ideologías.

En la haftará para esta porción, el Profeta (Oseas 2:7-11) reiteradamente nos advierte sobre las consecuencias de la servidumbre a los deseos materialistas de ego: "Porque su madre (nuestra conciencia) actuó como ramera; ella que los concibió (las ilusiones y fantasías de ego) se comportó sin pudor porque ella dijo 'yo iré tras mis amantes (las ilusiones y fantasías de ego), aquellos que me dieron mi pan y mi agua, mi lana y mi lino, mi aceite y mis bebidas' (la convicción arrogante de que el ego es el verdadero proveedor en vez de Amor). Por lo tanto he aquí que Yo cerraré tu camino con espinos, y Yo pondré una cerca contra ella, y ella no encontrará sus caminos (cuando negamos Amor y dejamos que ego mande, el resultado es dureza y aislamiento como consecuencia de la separación de los caminos de Amor). Y ella perseguirá a sus amantes y no los retendrá, y ella los buscará y no los encontrará; y ella dirá 'yo iré y regresaré a mi primer Esposo, porque era mejor para mí que ahora' (una vez que nos cansamos y hartamos de nuestras fantasías materialistas eventualmente regresamos a los caminos de Amor). Pero ella no conocía que Yo le daba el trigo, el mosto, y el aceite; y Yo le daba mucha plata y oro, pero aquellos lo hacían para Baal (nuestra conciencia pretende ignorar que el Amor de Dios es nuestro único proveedor y sustento, y dedica el Amor que nutre nuestra vida para alimentar las fantasías e ilusiones de ego). Por lo tanto, Yo regresaré y tomaré Mi trigo en su tiempo y Mi mosto en su estación asignada, y Yo separaré Mi lana y Mi lino para cubrir su desnudez", porque el Amor de Dios siempre nos sustenta y siempre espera que nuestra conciencia retorne a Él, y llenar todos sus niveles, aspectos y dimensiones con los Sus caminos y atributos.

Escuchemos a los levitas, nuestros más elevados pensamientos, sentimientos, emociones y conocimiento del Amor de Dios en nuestra conciencia, y permitamos que ellos conduzcan todas las dimensiones de nuestra vida con Sus caminos y atributos.

Del Prefacio del Libro

¿Por qué el Amor de Dios, como nuestro Creador, fue escondido por tanto tiempo? Nuestros Sabios místicos hebreos creen que fue ocultado por Sí Mismo para que nosotros lo busquemos, lo encontremos y lo revelemos. Pero, ¿por qué quisiera esconderse como en un juego de niños? No. Nosotros lo escondimos. Fuimos nosotros quienes no quisimos reconocer el Amor de Dios como nuestro Creador.(...) Reexaminemos nuestra memoria ancestral, intelecto, sentimientos, emociones y pasiones. Hagamos que despierten a nuestra verdadera Esencia, captemos la exquisita conciencia del Amor de Dios. La manera en la que está escrito este libro procura reafirmar y reiterar su propósito, por lo tanto presenta su mensaje y contenido en forma reiterativa. Esa es su meta para reinstaurar esta Verdad originalmente proclamada en nuestras Sagradas Escrituras, por nuestros Profetas y Sabios. Nuestro propósito es entronizar el Amor de Dios como nuestra Esencia y verdadera identidad en todas las dimensiones de la conciencia, para así cumplir Su Promesa de que Él habite entre nosotros para siempre.