domingo, 29 de mayo de 2011

Parshat Nasó: Viviendo en las Bendiciones del Amor de Dios

Esta porción continúa con el conteo de las ramas restantes de la Tribu de Leví: "Toma un censo (lit. eleva [nasó] las cabezas) de los hijos de Gershón, de ellos también, siguiendo las casas de sus padres, de acuerdo a sus familias" (Números 4:2) y ellos fueron contados según sus cualidades particulares para el servicio en el Tabernáculo, el mayor conocimiento de nuestra conexión con el Creador. Las cualidades de todos los levitas abarcan nuestros más elevados pensamientos, sentimientos, emociones, y pasiones en el servicio de la más tangible manifestación del Creador en Su Creación: Su Amor.

En el total conocimiento del Amor de Dios podemos dirigir y guiar cada una de las expresiones de nuestra conciencia dentro de Sus caminos y atributos, para realizar la misión que el Creador nos encomienda de hacer de este mundo un lugar donde Él viva en nosotros. Ese lugar es donde Su Presencia está ocultada bajo las expresiones negativas de los aspectos inferiores de nuestra conciencia, los cuales debemos conquistar y conducir en los atributos de Amor.

De nuestros Sabios leemos: "Rabí Huna, en nombre de rabí Ami, dijo: '¿por qué llaman al Eterno, Sagrado y Bendito sea, "el lugar"? Porque Él es el lugar del mundo, y el mundo no es Su lugar'. Rabí Yosi ben Halafta dijo: 'Nosotros no sabemos si el Eterno es el lugar del mundo o si el mundo es el lugar del Eterno, pero del versículo 'He aquí, que hay un lugar Conmigo' (Éxodo 33: 21) se deduce que el Eterno es el lugar del mundo del Eterno, pero el mundo del Eterno no es el lugar del Eterno. Rabí Yitzjak dijo: Está escrito 'El Dios Eterno es una casa' (Deuteronomio 33:27). No sabríamos si el Eterno es la casa de Su mundo, o si Su mundo es Su casa; pero basados en el versículo 'Eterno, Tú has sido nuestra casa' (Salmos 90:1) se sigue que el Eterno es la casa de Su mundo, y Su mundo no es Su casa" (Bereshit Rabá 68:9).

Entonces esta casa, este hogar, Su Amor, es El Lugar que está ocultado en nuestra conciencia y que debemos descubrir, revelar, y estar conscientes mientras vivamos en este mundo. En este conocimiento podremos comprender Sus bendiciones para Israel a través de los sacerdotes de la Tribu de Leví:

"(…) 'Que el Eterno te bendiga y te proteja. Que haga el Eterno resplandecer Su Presencia en ti y te conceda gracia. Que eleve el Eterno Su Presencia en ti y Te conceda paz'. Ellos (los sacerdotes) pondrán Mi Nombre sobre los hijos de Israel, y Yo los bendeciré" (Números 5:24-27).

Comprendámoslas como el lugar donde recuperamos nuestra verdadera Esencia e identidad. Bendición confiere bondad, y estar bendecido por la bondad del Amor de Dios es como nos hacemos conscientes de que Su Amor es nuestra vida, y consecuentemente Amor nos protege constantemente mientras estemos vivos. Estar completamente conscientes de esta Verdad nos habilita para recibir Su Luz, poder convertirnos en esta Luz, y llenar con ella nuestro entorno.

En el proceso de expandir Su Luz a nuestro alrededor, Su bondad también bendice nuestro ambiente, disipando tinieblas y negatividad, pudiendo proyectar esa Luz de vuelta a nosotros para despejar nuestro camino favoreciendo nuestras acciones y deberes en todo lo que somos y hacemos. En esta dinámica, Su Luz nos eleva en conexión con Su Amor, nuestro Lugar en este mundo; y en esta Unidad estamos totalmente completos, y por lo tanto en paz.

Estas bendiciones son impartidas efectivamente sólo a través del mayor conocimiento de nuestra conexión con el Amor de Dios, representado por los sacerdotes de la Tribu de Leví, cuya misión es guiar al pueblo de Israel bajo la Torá que descansa en el Arca del Tabernáculo. En la narración de esta porción las bendiciones de los sacerdotes son mencionadas inmediatamente después de otros Mandamientos contra transgresiones que nos separan de la Unidad con el Creador:

"Ordena a los hijos de Israel a desaparecer del campamento todos aquellos afligidos con tzaraat (leer nuestro comentario de la parshát Metzorá) o con un derrame [seminal] masculino, y todos aquellos impuros debido a [contacto con] los muertos. Tanto hombres como mujeres haréis desaparecer, los expulsaréis afuera del campamento, y [para] que ellos no contaminen sus campamentos en los cuales Yo vivo entre [en] ellos" (5:2).

Como hemos mencionado en otros comentarios, las tinieblas simbolizan muerte como lo opuesto a la Luz que representa Amor como la Esencia de la vida. Al elegir "vivir" en las tinieblas y la muerte que simbolizan las ilusiones materialistas de ego, rechazamos Amor como el verdadero sustento de la vida. Lo que debemos desaparecer de nuestras vidas y expulsar del campamento de Amor es todo aquello que nos separa de lo que verdaderamente somos ante nuestro Creador.

La conexión con el Creador es nuestro enlace con Su Amor, la fuente de nuestra vida. Lealtad y fidelidad a Sus caminos y atributos son esenciales para la integridad y entereza que añoramos mientras vivimos en el mundo, y en ese contexto debemos entender este pasaje:

"Diles a los hijos de Israel: Cuando un hombre o mujer cometan cualquiera de las transgresiones con las que los hombres actúan traicioneramente contra el Eterno, y esa persona es (hallada) culpable (…)" (5:6) y "Habla a los hijos de Israel y diles: Si la esposa de un hombre le es infiel y actúa traicioneramente con él (…)." (5:12), ya que nuestras relaciones personales de pareja deben reflejar la misma lealtad y compromiso hacia nuestra permanente conexión con el Creador que nos da vida y la sustenta.

Del Prefacio del Libro

¿Por qué el Amor de Dios, como nuestro Creador, fue escondido por tanto tiempo? Nuestros Sabios místicos hebreos creen que fue ocultado por Sí Mismo para que nosotros lo busquemos, lo encontremos y lo revelemos. Pero, ¿por qué quisiera esconderse como en un juego de niños? No. Nosotros lo escondimos. Fuimos nosotros quienes no quisimos reconocer el Amor de Dios como nuestro Creador.(...) Reexaminemos nuestra memoria ancestral, intelecto, sentimientos, emociones y pasiones. Hagamos que despierten a nuestra verdadera Esencia, captemos la exquisita conciencia del Amor de Dios. La manera en la que está escrito este libro procura reafirmar y reiterar su propósito, por lo tanto presenta su mensaje y contenido en forma reiterativa. Esa es su meta para reinstaurar esta Verdad originalmente proclamada en nuestras Sagradas Escrituras, por nuestros Profetas y Sabios. Nuestro propósito es entronizar el Amor de Dios como nuestra Esencia y verdadera identidad en todas las dimensiones de la conciencia, para así cumplir Su Promesa de que Él habite entre nosotros para siempre.