domingo, 6 de noviembre de 2011

Vayeirá: Vivir en la Unidad del Amor de Dios


Hemos dicho que el Amor de Dios lo abarca todo, incluyendo su inherente bondad y a aquellos que siguen Sus caminos y atributos. En esta unidad nada nos oculta de Él: "Y el Eterno [Se] dijo, ¿'Ocultaré a Abraham lo que Yo estoy haciendo? Y Abraham se convertirá en una grande y poderosa Nación, y todas las naciones del mundo están bendecidas en él'." (Génesis 18:17-18) La unidad del Pacto entre el Creador y Abraham es una unidad que abarca al Creador, la Torá, el Shabat, e Israel.

"Ya que Yo lo he conocido porque enseña [ordena] a sus hijos y a su casa por él, para que ellos mantengan el camino del Eterno para realizar justicia y rectitud, con el fin de que el Eterno traiga sobre Abraham lo que Él habló respecto a él" (18:19) Nuestros Sabios explican que este principio aparece inmediatamente contrapuesto a "Y el Eterno dijo, 'Ya que el clamor de Sodoma y Gomorra se ha vuelto grande, y ya que su pecado se ha vuelto muy grave'" (18:20) para enfatizar la clara contradicción entre lo que Abraham es y representa, y lo que las gentes de esas dos ciudades eran y representaban. Otra vez estamos ante la dualidad del bien y el mal, correcto y erróneo, verdadero y falso, de donde tenemos que elegir.

La Torá recrea tiempos y lugares donde pueblos e individuos tienen que decidir y elegir. El libre albedrío es la premisa fundamental para salvaguardar la libertad moral. Es el punto de partida de lo que vendrá a nosotros. Hemos oído aquello de que "lo que empieza bien termina bien" y "lo que empieza mal termina mal". No es necesariamente así, ya que podríamos desviarnos de lo bueno hacia lo malo y de lo malo hacia lo bueno. Sin embargo, elegir hacer lo positivo es el comienzo en la dirección correcta. Las Escrituras Hebreas narran todo tipo de sucesos relacionados en su totalidad a elegir, y el propósito de tales situaciones recurrentes es enseñarnos a hacer las elecciones correctas.

Para hacer eso, nuestros Sabios se profundizaron en largas discusiones para levantar los cimientos éticos del judaísmo como la verdadera Luz para las naciones, para el mundo material. De esos principios éticos aprendemos que las decisiones negativas y destructivas conllevan a la muerte en el pleno sentido de la palabra. Estamos muertos cuando no vivimos en las decisiones positivas que debemos tomar.

En su corrupción, la generación del Diluvio ya estaba muerta; y las aguas limpiaron al mundo de lo que ya estaba inerte ante los ojos del Creador. La generación de la torre de Babel estaba al borde de lo mismo al tratar de matar la diversidad del espíritu humano, como uno de los regalos más preciados que nos ha dado Dios. Al reasegurar esa diversidad, la efervescencia de la vida fue salvaguardada. Los habitantes de Sodoma y Gomorra mataron todo rasgo de bondad en su humanidad, y por ello también estaban muertos ante el Creador. Su destrucción fue sólo el medio para poner fin a quienes ya estaban "muertos en vida". Hemos dicho en "Dios como Amor" que hacemos el bien no sólo porque es éticamente lo correcto, sino que lo hacemos por Amor. Lo hacemos porque estamos conscientes de que Amor es nuestra verdadera Esencia e identidad, y por lo tanto es nuestra motivación y razón real para ser buenos y hacer lo que es bueno.

Nuestros Sabios enseñan que, mientras el patrón social de las naciones se basa en el modelo piramidal, los principios de Israel se basan en un modelo circular. Entre las naciones, la sociedad se fundamenta en niveles de quiénes tienen más y quiénes tienen menos, con relación a sus valores ideológicos o culturales. Niveles que son determinados por posesiones, y la capacidad de adquirir más es proporcional a una posición superior o inferior en la pirámide. En el judaísmo, los judíos somos todos iguales ante el Creador, como partes del mismo círculo en cuyo centro está Su trono. En esa estructura todos juntos formamos parte de una unidad.

En el mundo actual hay conflicto y hasta conmoción social como resultado del modelo piramidal de las naciones. Líderes fundamentalistas promueven la destrucción de ese modelo para reemplazarlo por otra pirámide que niega los derechos humanos fundamentales del individuo. Por otro lado, aquellos que defienden el viejo modelo piramidal no saben cómo mantenerlo en pié. La solución entonces es implementar el modelo circular del judaísmo. No es tarea fácil lograrlo porque, para hacerlo, las naciones primero deben cambiar sus valores basados en su concepción de que hay humanos superiores e inferiores. Como se dice en estos tiempos, necesitan hacer una profunda "búsqueda de alma", y muchísima. De Ahí que todo se trate de regresar a lo que es el alma como nuestra verdadera Esencia e identidad.

La Torá nos enseña claramente que la Creación es producto del Amor de Dios, del que todos estamos hechos. Amor es lo que somos y es lo que debemos manifestar basados en nuestro libre albedrío, que también es otro regalo del Amor de Dios. En este conocimiento tenemos que dirigirnos a nuestro Creador y también a Su Creación, que incluye a cada ser humano. Este es el modelo circular unido del judaísmo, que nos enseña a amarnos unos a otros simplemente porque es la voluntad del Creador, como Mandamiento en Su Torá (Levítico 19:18) La humanidad necesita estar consciente de esta Verdad para que al fin podamos crear en este mundo un lugar para que Él viva entre nosotros, en el centro del círculo de nuestra unidad.

Del Prefacio del Libro

¿Por qué el Amor de Dios, como nuestro Creador, fue escondido por tanto tiempo? Nuestros Sabios místicos hebreos creen que fue ocultado por Sí Mismo para que nosotros lo busquemos, lo encontremos y lo revelemos. Pero, ¿por qué quisiera esconderse como en un juego de niños? No. Nosotros lo escondimos. Fuimos nosotros quienes no quisimos reconocer el Amor de Dios como nuestro Creador.(...) Reexaminemos nuestra memoria ancestral, intelecto, sentimientos, emociones y pasiones. Hagamos que despierten a nuestra verdadera Esencia, captemos la exquisita conciencia del Amor de Dios. La manera en la que está escrito este libro procura reafirmar y reiterar su propósito, por lo tanto presenta su mensaje y contenido en forma reiterativa. Esa es su meta para reinstaurar esta Verdad originalmente proclamada en nuestras Sagradas Escrituras, por nuestros Profetas y Sabios. Nuestro propósito es entronizar el Amor de Dios como nuestra Esencia y verdadera identidad en todas las dimensiones de la conciencia, para así cumplir Su Promesa de que Él habite entre nosotros para siempre.