“Así
era, que cuando el arca [de la Alianza o Pacto entre Dios e
Israel] emprendía viaje, Moisés decía 'Levántate Eterno y
Tus enemigos serán dispersados, y quienes Te odian huirán de
delante Ti'. Y cuando el arca descansaba él decía, 'Vuelve Eterno a
los miles y miles de Israel'.” (Números 10:35-36)
El
arca es donde la Torá es guardada, y podemos decir que ambas
compartían el mismo lugar en Jerusalén y su Templo, que representan
el más elevado nivel de la conciencia. Es ahí donde guardamos la
Torá del Eterno y Sus Mandamientos, y desde donde guiamos todas las
dimensiones de nuestra vida. El Profeta Isaías lo reitera.
“Pues
de Sión
saldrá la Torá y la palabra del Eterno de Jerusalén.” (Isaías
2:3)
En
este sentido, cuando nos levantamos en mañana nuestra conciencia
debe estar en convergencia con la voluntad del Creador. Estamos
instados a expresarle nuestra gratitud a Él desde el momento en que
abrimos los ojos, reconociéndolo como el Dueño de Su Creación,
incluidos nosotros. Nos levantamos saliendo con el Arca de la
Alianza para afrontar el nuevo día que Dios crea para nosotros, otra
jornada llena de desafíos en los que debemos tomar decisiones en
cada momento.
Estamos
agradecidos de ser los elegidos del Creador para tomar las decisiones
correctas, por y mediante los medios y arbitrios de Amor; y no por y
mediante las ilusiones y fantasías de ego (ver
nuestros comentarios anteriores sobre la Parshat
Behaaloteja: “Ascendamos al Amor de Dios” del 22 de mayo,
2010 e “Iluminándonos con el Amor de Dios” del 5 de junio,
2011).
Hemos
indicado que Moisés representa nuestro más elevado conocimiento de
los caminos y atributos del Creador, y en esta máxima realización
los manifestamos en lo que discernimos, pensamos, sentimos, hablamos
y hacemos. El rey David también nos
lo recuerda.
“Todos
los caminos del Eterno son amorosa bondad y verdad para quienes
guardan Su Pacto y Sus testimonios.” (Salmos 25:10)
También
elabora su contexto.
“Rectitud
y justicia son los cimientos de Tu trono; amorosa bondad y verdad van
delante Tu rostro.” (89:14)
Estas
cualiades pertenecen a los modos y atributos de Amor para que los
impregnemos siempre en lo que somos, tenemos y hacemos. Estas
se derivan del Amor de Dios para que las emulemos
en el mundo material.
Sólo
necesitamos estar conscientes permanentemente
de que el Amor de Dios, Su Gloria, está
presente en toda Su
Creación.
“Él
ama rectitud y justicia, la Tierra está llena de la amorosa bondad
del Eterno.” (33:5)
Debemos
tener esto presente cada vez que estemos ante los espejismos de las
ilusiones y fantasías de ego en nosotros y en los demás. Nos
levantamos todos los días en el campo de batalla donde se enfrentan
las tendencias negativas de la conciencia a las cualidades positivas
de los modos y atributos de Amor.
En
este escenario Amor es nuestra fortaleza y armadura como la
manifestación material de la amorosa bondad del Creador. En esta
fortaleza vencemos nuestros problemas más difíciles y las
situaciones negativas, los enemigos de lo sencillo, de la bondad, de
la simplicidad, humildad y los rasgos positivos que queremos hacer
prevalecer en nosotros y en nuestro entorno inmediato.
“Mi
Dios de amorosa bondad vendrá a mí, Dios me hará ver mi deseo
sobre mis enemigos.” (59:11)
Hemos
dicho en una de nuestras reuniones de estudio en Israel que el rey
David es el personaje bíblico que mejor asimiló los caminos del
Creador, y la prueba de ello son sus Salmos y sus dichos citados en
los libros de Crónicas de nuestra Biblia hebrea.
Sus
reflexiones abarcan los mensajes primordiales de la Torá,
ofreciéndonos una comprensión sencilla y práctica del Amor de
Dios; y nuestros Profetas reiteran la sabiduría de nuestro querido
rey de Israel.
“Y
vosotros, retornad a vuestro Dios: Mantened
amorosa bondad y justicia, y esperad en vuestro Dios
continuamente.” (Oseas 12:6)
“Así
habló el Eterno de las multitudes diciendo, 'Ejecutad verdadera
justicia, y mostrad amorosa bondad y compasión unos a
otros'.” (Zacarías 7:9)
Este
es el contexto en el que reflexionamos acerca de las palabras de
Moisés citadas arriba. En nuestro total conocimiento de los modos y
atributos de Amor, como manifestación material del Amor de Dios,
enfrentamos a nuestros enemigos no sólo los malvados que quieren
nuestra muerte y la destrucción de Israel, sino también los
difamadores y detractores que nos odian porque no encuentran nada más
en qué vaciar su odio y frustración.
Tiempos
difíciles nuestros ancestros y nosotros hemos vivido, y viviremos
diariamente para defender nuestro derecho a existir y a proclamar la
verdadera Esencia e identidad que el Creador nos dio en Su
Torá. Seamos también conscientes de que enemigos similares
amenazan con dominar nuestra conciencia para hacernos olvidar amorosa
bondad, justicia y compasión, cuando permitimos que las ilusiones y
fantasías negativas de ego controlen nuestros pensamientos,
sentimientos, pasiones e instintos.
Nuestros
Sabios destacan que cuando uno se somete a rasgos negativos, se
condena a estar dominado por aquellos con rasgos similares. Dicho de
otro modo, cuando uno se hace esclavo de adicciones destructivas,
malos hábitos y actitudes negativas, se hace esclavo del dominio de
otros con esos mismos defectos.
Algunos
llaman a este predicamento “infierno viviente” y “purgatorio”
como lugares y situaciones en las que todo es negativo hasta la
saturación, con el fin de hacer aprender completamente lo que
significa ser “negativo”.
Hemos
mencionado en otros comentarios que algunos dicen que la maldad
existente en el mundo es suficiente, aunque en algunas partes parece
que se pone peor cada día. Se preguntan si hay tal cosa como la
Redención Final que prometen los Profetas en el judaísmo.
Nosotros
les decimos que de hecho sí hay Redención Final, y que esta
comienza cuando elegimos seguir los caminos y atributos de Amor, en
vez de los caminos negativos y destructivos que ego quiere hacer
prevalecer.
¡Que
la Redención sea y que comience conmigo! Lo hacemos cuando
permitimos que Amor dirija y conduzca todos los
aspectos de la conciencia, una persona a la vez. Tengamos presente
que la Redención empieza primero en nosotros como individuos.
No
podemos exigir que otros cambien para bien si no cambiamos primero
nosotros. Primero tenemos que elevar todos los niveles de conciencia
bajo la conducción de los medios y arbitrios de Amor. Es así como
dispersamos y eliminamos a nuestros enemigos, y es así como
entendemos “Levántate Eterno y Tus enemigos serán dispersados, y
quienes Te odian huirán de delante Ti” porque
en la conciencia de Amor estamos unidos al Creador, de ahí que
nuestros enemigos lo sean también de Él.
Al
terminar otro día de decisiones y desafíos en los que elegimos Amor
y no sus opuestos, podremos decir contentos: “Vuelve
Eterno a los miles y miles de Israel” y
permanece con nosotros, Padre, con quienes te conocemos por Tu
amorosa bondad, justicia, verdad y compasión... Tu Amor eterno.