Casi tres cuartas partes (35 de 48 capítulos) del mensaje del Creador a Israel y las naciones mediante la boca del Profeta Ezequiel tratan de las consecuencias de vivir separados de Él. Duras palabras definen vivir en las tendencias negativas de la conciencia por nuestra propia elección. Antes que Dios traiga en detalle a nuestra atención los efectos de nuestra separación de Sus caminos, atributos y "mandamientos por los que vivimos", como Él repetidamente lo indica en la Torá y mediante Sus Profetas, Ezequiel comparte con nosotros sus visiones.
La psiquiatría moderna (en particular C.G. Jung) trata de determinar los elementos que componen algunos de los niveles de nuestra conciencia desconocidos o confusos para nosotros. El inconsciente, como caso, es el nivel que nos hace actuar o comportarnos sin la aprobación o consentimiento de nuestra conciencia activa. Da la impresión que en cierta medida el insconsciente está íntimamente relacionado con los instintos. Estamos obligados por estos. Basado en teoría, el inconsciente contiene elementos llamados "arquetipos" mediante los que nuestra conciencia activa se relaciona, como estados ideales o fines que estamos forzados a perseguir. Estos arquetipos están presentados por símbolos que representan ideas, sentimientos o emociones que interactúan entre sí para lograr un fin.
En otras palabras, debemos encontrar los significados de lo que nos lleva a actuar de modos peculiares o particulares. Así podemos entender las visiones de algunos de los Profetas hebreos. Lo que ellos ven los conduce a entender y actuar como lo hacen.
"Como la apariencia del arco que está en la nube en el día lluvioso, así fue la apariencia del resplandor alrededor. Esta era la apariencia de lo que se asemeja a la gloria del Eterno. Y cuando lo vi caí sobre mi faz, y oí la voz de Aquel que habló." (Ezequiel 1:28)
El arcoiris contiene los colores del espectro cromático como expresiones de luz pura (blanca), que también representan siete facetas de la conciencia unidas al Creador de donde proviene todo lo que existe (lo que el Zohar llama "las siete esferas"). En el contexto de su visión, el Profeta de hecho relaciona los colores del arcoiris con la Luz de donde provienen, que él llama la Gloria de Dios, la que aquí llamamos Amor de Dios.
Este es el preludio para abrazar a Dios y relacionarnos con Él. Al reconocer Su Amor como Su Gloria en Su Creación, nos sobrecoge el asombro como sentimiento indescriptible que vivimos ante Su Presencia. Lo que nuestros Sabios traducen en el contexto ético del judaísmo como el "temor de Dios". Ante la Luz como Amor de Dios de donde todo fue creado finalmente comprendemos y asimilamos quiénes somos y de dónde venimos.
"Y Él me dijo: 'Hijo de hombre, Yo te envió a los hijos de Israel, a naciones rebeldes, que se han rebelado contra Mí (...)" (2:3)
El Profeta es elegido por su bondad y rectitud como apegos al Amor de Dios, como Sus modos, atributos y Mandamientos que nos mantienen unidos a Él. En este sentido la bondad y rectitud como parte de los modos y atributos de Amor son las cualidades para enfrentar las tendencias negativas de la conciencia, para transformarlas y reorientarlas como expresiones positivas. Aprendemos a hacerlo a través del conocimiento que Dios nos da en la Torá. Lo llegamos a conocer a través de Su instrucción.
"Y Él me dijo: 'Hijo de hombre, haz que tu estómago coma, y llena tus entrañas con este pergamino que Yo te doy'. Entonces lo comí, y fue en mi boca dulce como la miel. Y Él me dijo: 'Hijo de hombre, ve, anda a la casa de Israel, y habla con Mis palabras a ellos'." (3:3-4)
La dulzura de la Torá revela en nuestra conciencia la Esencia e identidad que definen nuestro verdadero ser. Una vez adquiramos el conocimiento que Dios quiere que tengamos, nos vemos obligados a compartirlo. Somos depositarios de lo que sabemos, tenemos y hacemos. Se ha dicho que a quien mucho se le da, de él mucho se espera. Eso considerado mucho es lo máximo que tenemos, ¡nuestra conexión y relación con el Creador!
Hemos señalado aquí en este blog citando a nuestros Sabios cuando se preguntan quién es rico. Responden que aquel que es feliz con su porción, lo que llamamos aquí nuestro nexo con Dios. Si llegamos a darnos cuenta y asimilar que los modos y atributos de Amor son de hecho los medios para retornar a lo bueno como nuestra Redención de la negatividad, entonces debemos proclamar, propagar, expandir y hacer que Amor transforme y reine sobre todos los aspectos de la vida. Este es nuestro mayor conocimiento fundamental, y también nuestra máxima obligación.
"(...) porque no le advertiste, él morirá en su transgresión. Y sus buenas acciones que él haya hecho no serán recordadas, pero su sangre estará sobre tu mano." (3:20)
El Profeta dice sus palabras para que las entendamos. De ahí que dependa de nosotros entender o ignorar. Somos responsables de todos. Este es uno de los significados de amar al prójimo como a sí mismo. Así entramos a la Conciencia Mesiánica que nos conduce a vivir en los modos y atributos de Amor, como ha querido el Creador que nos ama al igual que al resto de toda Su Creación.
"Y el Eterno dijo: 'Aún así lo comerán los hijos de Israel, su pan impuro entre las naciones donde Yo los dispersaré." (4:13)
El mensaje comienza a hacerse más severo cuando el Creador compara las tendencias negativas de la conciencia con excrementos humanos. Palabras duras para tendencias duras.
"(...) y Yo enviaré sobre ti hambruna y bestias malvadas, y ellas te acosarán; y pestilencia y sangre pasarán por ti, y Yo traeré la espada sobre ti. Yo el Eterno lo ha hablado." (5:17)
Dios trata de manera peculiar las fantasías e ilusiones de ego, al igual que las tendencias negativas de la conciencia. Recordemos el episodio antes del Éxodo de Egipto, cuando Dios "endureció" en corazón del faraón. El Creador quiso darle una lección de comportamiento negativo obsesivo.
El faraón estaba excesivamente obsesionado con oprimir y destruir a los hijos de Israel, al extremo que no pudo cambiar su actitud. Nuestros Sabios explican que el endurecimiento del corazón del faraón fue hacerle perder su libre albedrío. Su única referencia de la realidad era hacer mal a Israel, al punto que no pudo ver otras referencias que pudiesen haberle hecho cambiar su conducta.
El faraón estaba excesivamente obsesionado con oprimir y destruir a los hijos de Israel, al extremo que no pudo cambiar su actitud. Nuestros Sabios explican que el endurecimiento del corazón del faraón fue hacerle perder su libre albedrío. Su única referencia de la realidad era hacer mal a Israel, al punto que no pudo ver otras referencias que pudiesen haberle hecho cambiar su conducta.
Lo mismo ocurre cuando uno queda atrapado en una obsesión, adicción u otros estados de conciencia negativos como la neurosis persistente o el comportamiento psicótico. Una vez somos cautivos de ellos perdemos el libre albedrío como premisa de la libertad. Uno se vuelve el prisionero de sus propias fantasías e ilusiones negativas.
Este predicamento negativo es más fuerte que nuestra voluntad para salir de ellas. Nuestro Amor no es suficiente para traernos de vuelta a la libertad y plenitud de sus modos y atributos. Como hemos destacado en otros comentarios en torno a la Conciencia Mesiánica en la Profecía Judía, nos damos cuenta que solamente el Amor de Dios nos puede liberar, y clamamos a Él por nuestra Redención. Nuestro Amor necesita nutrirse de Su Amor, y al compenetrarnos con Él mediante Sus caminos y atributos, comenzamos a vivir en verdadera libertad.
"(...) Yo traeré una espada sobre vosotros, y destruiré vuestras cumbres. Y vuestros altares serán desolados, y vuestras imágenes solares serán destruidas; y Yo arrojaré vuestros hombres asesinados ante vuestros ídolos. Y Yo dispersaré vuestros huesos alrededor de nuestros altares." (6:3-5)
El Amor de Dios tiene el poder de redimir nuestra conciencia cuando quedamos atrapados en las fantasías de ego y las tendencias negativas. Así como Él lo hizo con el faraón, también trata nuestros apegos, adicciones y obsesiones.
Dios nos hace conscientes de que vivimos las consecuencias de nuestras decisiones negativas, las espadas que vienen sobre nosotros. Aprendemos la lección viviendo en la desolación de nuestras adicciones como los ídolos rotos que el Creador pone frente a nosotros. Estos son también los deseos materialistas de ego que son como cadáveres de hombres, y nuestros huesos dispersados en torno a los objetos de nuestras fantasías.
"Y ellos sabrán que Yo soy el Eterno. Yo no he dicho en vano que traería este mal sobre ellos." (6:10)
Una y otra vez debemos enfatizar que, lo que Dios nos dice aquí y en otros pasajes de la Biblia hebrea acerca de nuestra separación de Él, no se trata de venganza, castigo, represalia o retribución de Él contra nosotros. Sabremos que Él es Dios cuando nos separemos de Él, lo que quiere decir que en Su ausencia estamos atrapados en nuestras ilusiones e invenciones. Esta es otra manera de aprender quién es Dios. De ahí que el mal que vivamos por elección nuestra sea la consecuencia directa de lo que Él nos advierte por anticipado que nos vendrá con nuestra actitud.
Entendamos las palabras severas de los primeros 35 capítulos en el mensaje del Profeta. Israel se ve confrontado por el Creador en diversas situaciones en las que las también se refiere a nosotros como Jerusalén y su hija, llamándolas prostitutas, y la razón de ello.
El Creador llama a los hechos por sus nombres para traer nuestra atención a la trascendencia de nuestro nexo permanente con Él. De una vez por todas nos hace darnos cuenta que vivimos por Amor como la expresión material de Su Amor. Aquí radica la razón real de nuestra existencia, y de nuestra verdadera libertad.
El Creador llama a los hechos por sus nombres para traer nuestra atención a la trascendencia de nuestro nexo permanente con Él. De una vez por todas nos hace darnos cuenta que vivimos por Amor como la expresión material de Su Amor. Aquí radica la razón real de nuestra existencia, y de nuestra verdadera libertad.