Tres de los capítulos finales (40, 41 y 42) de las profecías de Ezequiel se refieren al lugar más importante sobre la tierra, que es el Templo de Jerusalén. Hemos dicho a menudo en este blog que el Templo representa el más elevado nivel de conciencia como conocimieto de nuestra conexión permanente con el Creador. En estos tres capítulos el Profeta describe las dimensiones y cámaras del tercer y final Templo destinado a existir eternamente. Comparado con el tamaño de los anteriores, este será una estructura mayor para integrar todos los aspectos, rasgos, cualidades, dimensiones y facetas de la conciencia bajo la regencia del Creador.
"Él los midió por los cuatro lados; tenía una muralla alrededor, el largo quinientos [codos], y el ancho quinientos, para hacer una separación entre aquello que es sagrado y aquello que es profano." (Ezequiel 42:20)
La descripción detallada del Templo final concluye con su razón principal. En este sentido, separar lo sagrado de lo profano tiene un propósito que es transformar y elevar el mundo material para convertirlo en un lugar donde Dios habite entre (en) nosotros.
"Y Él me dijo: 'Hijo de hombre, este es el lugar de Mi trono, y el lugar de las plantas de Mis piés, donde moraré entre los hijos de Israel para siempre; y la casa de Israel nunca más profanará Mi sagrado Nombre; ni ellos, ni sus reyes con su prostitución, ni por los cadáveres de sus reyes en sus lugares altos [pedestales]." (43:7)
El mensajes es claro. No hay espacio para las tendencias negativas de la conciencia ante la Presencia de Dios. Como siempre decimos, los modos y atributos de Amor no cohabitan con nada diferente de ellos. Los modos de Amor son contrarios a las fantasías e ilusiones de ego.
"Ahora dejad que ellos se alejen de su prostitución, y de los cadáveres de sus reyes, lejos de Mí, y Yo viviré entre ellos para siempre." (43:9)
Ha pasado muchísimo tiempo desde la transgresión en el Jardín del Edén hasta hoy día. Miles de años que son demasiados viviendo bajo el dominio de las tendencias negativas de la conciencia humana, a expensas del Amor de Dios. Con Su Amor el Creador nos da vida y la sustenta para que disfrutemos lo bueno de ella, y no lo malo que le imponemos. Crueldad, indolencia, indiferencia, ira, soberbia, avaricia, lujuria, envidia y demás son los cadáveres provenientes del falso sentimiento de carencia instigado por ego. Estas son las prostitutas y los reyes con los que tenemos la falsa creencia de que puedan satisfacer nuestros deseos materialistas.
"Entonces él me trajo de vuelta a la puerta exterior del Santuario, que mira hacia el este; y estaba cerrada. Y el Eterno me dijo: 'Esta puerta estará cerrada y no será abierta, y ningún hombre entrará por ella porque el Eterno, el Dios de Israel, ha entrado por ella; por lo tanto estará cerrada. Pero por el príncipe, siendo un príncipe, él se sentará ahí para comer pan ante el Eterno; él entrará por el pórtico de la entrada, y saldrá por ella misma'." (44:1-3)
Esta es una referencia acerca del mesías judío, llamado aquí el príncipe. Los primeros versículos mencionan la puerta oriental del Templo como la más importante, por el solo hecho de que el Eterno revela Su Presencia a través de ella. Nuestros Sabios reflexionan sobre los puntos cardinales con relación al cuerpo humano, señalando que lo que tenemos frente a nosotros es el este. De aquí aparece el sol naciente como símbolo del Amor de Dios por Su Creación. El brazo derecho representa el sur, y los dos simbolizan amorosa bondad. La espalda es el Mar Mediterráneo (oeste), que representa nuestros pensamientos y acciones que dejamos atrás después de realizarlos. El norte es el punto de donde proceden las tendencias negativas de la conciencia, representadas por el brazo izquierdo. De ahí que siempre debamos estar frente a la Presencia de Dios, de donde proviene nuestra existencia.
El Príncipe como punto focal de la Conciencia Mesiánica se sienta "para comer pan ante el Eterno". Este Príncipe es la piedra fundamental de nuestra conciencia individual y colectiva como Israel. Lo abrazamos como el estandarte de la Redención Final. En este sentido no hay Redención Final sin Conciencia Mesiánica. En esta nueva fase del Plan Divino para el mundo material, el Príncipe reemplaza al Sumo Sacerdote como el conocimiento de nuestra conexión permanente con Dios. Este conocimiento es sustentado por un pan, una fuente de subsistencia, que es consumido ante nuestro Creador. Este pan representa una nueva vida con un nuevo propósito, en el que los modos y atributos de Amor son los medios exclusivos para vivir la vida en todas sus dimensiones, tanto reveladas como oculatadas.
"Y tú dirás a los rebeldes, inclusive a la casa de Israel: 'Así dijo Dios el Eterno: "Oh, vosotros casa de Israel, que sean suficientes todas vuestras abominaciones, en las que vosotros habéis traído extranjeros, incircuncizos en corazón e incircuncizos en carne, para estar en Mi Santuario y profanarlo, en Mi casa cuando ofrecéis Mi pan, la gordura y la sangre; e invalidaron Mi Pacto por todas vuestras abominaciones." (44:6-7)
Este es otro reproche del Amor de Dios contra nuestra terquedad de elegir las fantasías e ilusiones de ego, en vez de los modos y atributos de Amor. Este predicamento está destinado a desaparecer para siempre cuando invitamos la Conciencia Mesiánica para conducir nuestro discernimiento, pensamientos, sentimientos, emociones, pasiones e instintos.
"Sin embargo los sacerdotes, los levitas, los hijos de Zadok que cuidaron Mi Santuario cuando los hijos de Israel se apartaron de Mí, ellos vendrán cerca de Mí para servirme; y ellos se pararán frente a Mí para ofrendarme la gordura y la sangre, dijo Dios el Eterno. (...) Y ellos enseñarán a Mi pueblo la diferencia entre lo sagrado y lo profano, para que ellos disciernen entre lo impuro y lo puro." (44:15, 23)
Los rasgos, cualidades, talentos y potenciales creativos positivos de la conciencia humana, representados por las Tribus de Israel, están mencionados aquí también como sacerdotes y levitas, los hijos de Zadok (que también significa rectitud) que siempre permanecen fieles y leales a los caminos y Mandamientos de Dios. Estas son las tendencias positivas que guían nuestra conciencia para elegir también lo que es positivo. Estas son los elegidos para servir la voluntad de Dios en la Redención Final.
"Y cuando vosotros dividáis por sorteo la tierra de vuestra heredad, apartaréis una ofrenda para el Eterno, una porción sagrada de la tierra (...)." (45:1)
Cuando las Tribus de Israel retornen a ocupar la tierra de su heredad, cada una tendrá un lugar para que Dios more entre ellos. Esto quiere decir, como indicamos arriba, que cada rasgo, cualidad, talento, destreza y potentiales creativos estarán inspirados, nutridos y dirigidos por la Presencia Divina en nuestras vidas. Estas son las porciones asignadas que también representan nuestras vidas como individuos y como Nación. Es así como nos damos cuenta que Dios es nuestro Creador, y Su Amor la Esencia de lo que verdaderamente somos.
"y Mis príncipes no afligirán más a Mi pueblo, sino que darán la tierra a la casa de Israel, de acuerdo a sus Tribus. Así ha dicho Dios el Eterno: Que os sea suficiente, oh príncipes de Israel, removed violencia y desolación, e impartid justicia y rectitud; retirad vuestros abusos sobre Mi pueblo, dice Dios el Eterno." (45:8-9)
Cuando dejemos que los modos y atributos de Amor inspiren y guíen cada aspecto y nivel de la conciencia -- como los prínciples que dirijan nuestra vida --, no habrá maldad ni iniquidad en lo que pensemos, sintamos o hagamos, porque así lo ha dispuesto el Creador.
"Y será parte del prínciple dar las ofrendas de elevación, las ofrendas de alimentos, y las libaciones, en las festividades, y en los novilunios, y en los Shabats, en todas las temporadas asignadas de la casa de Israel; él preparará la ofrenda de pecado, y la ofrenda de alimentos, y la ofrenda de elevación, y las ofrendas de paz, para hacer expiación por la casa de Israel." (45:17)
La Conciencia Mesiánica como regente definitiva y eterna de nuestra vida tiene el poder de transformar y elevar aquello que obstruye el destino que Dios quiere para nosotros. En este contexto, ella expiará por todas las dimensiones de la vida representadas por la casa de Israel.
Ezequiel concluye sus profecías diciéndonos que del Templo de Jerusalém emanarán dos ríos que se extienden hacia el este y el sur (47:1-12). Estos ríos sanarán y revitalizarán a quienes entren en sus aguas. También entendemos estas aguas como la amorosa bondad que proviene de nuestro nexo permanente con el Creador. Una vez nuestro Amor abrace Su Amor, de hecho estaremos redimidos y viviendo eternamente en Su reino, sabiendo que Él es nuestro Creador. Así revelaremos Su Presencia en el mundo material y sólo lo bueno prevalecerá, tal como Él lo ha dispuesto para el final de los días.
"Y sobre la ladera del río, en este y en ese otro lado, crecerá todo árbol para alimento, cuyas hojas no se marchitarán, ni se dañará su fruto; traerá nuevo fruto cada mes, porque las aguas de ahí provienen del Santuario; y el fruto de ahí será para alimento, y las hojas de ahí servirán para curar." (47:12)