domingo, 7 de septiembre de 2014

La Conciencia Mesiánica en la Profecía Judía (LXXIII) Isaías

"Oídme, oh islas, y escuchad vosotras naciones lejanas: El Eterno me ha llamado desde el vientre, desde las entrañas de mi madre Él ha hecho mencionar mi nombre." (Isaías 49:1)

Israel afirma su identidad ante las naciones de la tierra, citando las palabras de Dios a través del Profeta. Estas palabras enfatizan alegóricamente el estatus de Israel dado por el Creador en la Torá, al que se refiere como el pueblo escogido en el plan que Él tiene para el mundo material.

"Y Él ha hecho mi lengua como una espada afilada, en la sombra de Su mano Él me oculta; y Él me ha hecho un asta pulida, en su carcaj Él me esconde. Y me dijo: 'Tú eres Mi servidor, Israel, en quien Yo he de glorificarme'." (49:2-3)

Parte de la identidad judía es expresar con claridad los mensajes de Dios para la humanidad, como una "espada afilada". Esta alegoría también significa que los caminos y atributos de Dios no cohabitan con nada diferente u opuesto a estos.

La verdad del Creador es como un filo cortante que separa el bien del mal, la Luz de la oscuridad, la rectitud de la iniquidad, lo positivo de lo negativo. La identidad de Israel es también un Mandamiento de Dios para que lo glorifiquemos haciendo que el bien prevalezca en el mundo. Sin embargo preferimos vivir en la servidumbre de las fantasías e ilusiones de ego en vez de nuestra Esencia y verdadera identidad.

"Pero yo dije: 'He laborado en vano, he gastado mi fuerza por la vanidad y futilidad. Aunque ciertamente mi rectitud es con el Eterno, y mi recompensa con mi Dios'." (49:4)

De hecho trabajamos en vano por la futilidad de las fantasías e ilusiones de ego, hasta que nos damos cuenta que la verdad está con Dios, y que ella es nuestra recompensa. El bien es la recompensa del bien, porque es su causa y su efecto.

"Y ahora dice el Eterno que me formó desde el vientre para ser su servidor, para traer a Jacob de regreso a Él, y que Israel sea reunido junto a Él. Porque yo soy honorable en los ojos del Eterno, y Dios ha sido mi fuerza." (49:5)

Dios reafirma la identidad y destino de Israel, que dependen de nosotros para ser manifestados. El Profeta nos dice que en el final de los tiempos todo Israel retornaremos a nuestra Esencia y verdadera identidad, porque Dios ve lo bueno que Él creó en nosotros y que es también nuestra fuerza para serlo y manifestarlo en todos los aspectos y dimensiones de la vida.

"Sí, Él dice: 'Es una cosa demasiado liviana que tú seas Mi servidor para levantar las tribus de Jacob, y recuperar los descendientes de Israel. Yo también te he dado como Luz para las naciones, para que Mi Redención esté en los confines de la tierra'." (49:6)

El bien es ciertamente la Luz que Dios quiere que seamos para las naciones. Como hemos mencionado a menudo, las naciones representan las tendencias y rasgos negativos en la conciencia que están destinados a ser transformados en expresiones y medios positivos.

Las alegorías en este versículo se refieren a los hijos de Israel como los potenciales creativos positivos en la conciencia humana (las Tribus) y sus efectos (los descendientes). Así entendemos este resultado como la Redención prometida por el Creador acerca del propósito final del bien en el mundo material.

"Así dice el Eterno, el Redentor de Israel, su Sagrado, al que es despreciado por hombres, al aborrecido de naciones, al sirviente de gobernantes: reyes verán y se levantarán, príncipes, y se prostrarán. Porque el Eterno es fiel, aún el Sagrado de Israel, que te ha escogido." (49:7)

Este versículo abarca la culminación del plan de Dios para la Era Mesiánica. Las tendencias y rasgos positivos en la conciencia, que han sido despreciados por lo opuesto a estos (las naciones) serán los gobernantes de todos los niveles de conciencia. De ahí que los reyes y príncipes como los motivadores del ego para sus deseos, fantasías e ilusiones que "gobiernan" sobre nosotros (y nos hacen sus sirvientes) serán transformados en sirvientes de los modos y atributos de Amor. Estos integran la Esencia e identidad de Israel como el pueblo escogido para prevalecer en la etapa final del plan de Dios llamado la Era Mesiánica.

"Así dice el Eterno: 'En un tiempo aceptable Yo te he respondido, y en un día de redención te he ayudado. Y te preservaré, y te daré como un Pacto del pueblo, para levantar la tierra, para hacer heredar las herencias desoladas." (49:8)

Dios nos dice otra vez que Su Redención Final es inminente, y que durará para siempre como parte de nuestro Pacto con Él. Así seremos capaces de elevar nuestra conciencia en todas las dimensiones de la vida (la tierra), y poseer los potenciales creativos que hemos desolado por miles de años.

"Diciendo a los cautivos: 'Id adelante', a aquellos que están en las tinieblas: 'Mostraos vosotros mismos'. Ellos se alimentarán en los senderos, y en todas las montañas altas estará su pasto. No tendrán más hambre ni sed, ni el calor del sol los golpeará. Porque Él, que tiene compasión de ellos, los guiará junto a manantiales de agua, Él los conducirá." (49:9-10)

Nuestros potenciales creativos positivos que han estado cautivos en las fantasías e ilusiones de ego saldrán adelante fuera de sus tinieblas. Serán nutridos por lo bueno de los caminos y atributos de Dios como senderos y montañas altas.

Estos son los caminos de los más elevados niveles de conciencia que están permanentemente unidos a Dios. Él es el Redentor y conductor que nos protege del calor y la opresión de las fantasías e ilusiones materialistas. El Amor de Dios nos da las aguas de la Torá que nos sustentan en los caminos en los que Él quiere que andemos.

"Y Yo haré de todas Mis montañas un camino, y Mis avenidas serán elevadas en lo alto." (49:11)

Del Prefacio del Libro

¿Por qué el Amor de Dios, como nuestro Creador, fue escondido por tanto tiempo? Nuestros Sabios místicos hebreos creen que fue ocultado por Sí Mismo para que nosotros lo busquemos, lo encontremos y lo revelemos. Pero, ¿por qué quisiera esconderse como en un juego de niños? No. Nosotros lo escondimos. Fuimos nosotros quienes no quisimos reconocer el Amor de Dios como nuestro Creador.(...) Reexaminemos nuestra memoria ancestral, intelecto, sentimientos, emociones y pasiones. Hagamos que despierten a nuestra verdadera Esencia, captemos la exquisita conciencia del Amor de Dios. La manera en la que está escrito este libro procura reafirmar y reiterar su propósito, por lo tanto presenta su mensaje y contenido en forma reiterativa. Esa es su meta para reinstaurar esta Verdad originalmente proclamada en nuestras Sagradas Escrituras, por nuestros Profetas y Sabios. Nuestro propósito es entronizar el Amor de Dios como nuestra Esencia y verdadera identidad en todas las dimensiones de la conciencia, para así cumplir Su Promesa de que Él habite entre nosotros para siempre.