domingo, 23 de noviembre de 2014

La Conciencia Mesiánica en la Profecía Judía (LXXXIV) Isaías

“Grita de júbilo, oh estéril, la que no ha dado a luz. Grita con voces de júbilo y clama en alta voz, la que no ha estado de parto. Porque son más los hijos de la desolada que los hijos de la casada, dice el Eterno.” (Isaías 54:1)

El Creador se refiere a Jerusalén como la estéril, ya que ha sido abandonada y desolada por largo tiempo. Él nos recuerda que es la ciudad como principio y fundamento de nuestro nexo y conexión con Él.

Ella es el bien que compartimos con nuestro Creador, con la cual crecemos y nos multiplicamos. Es estéril mientras no dejemos que tenga hijos como las buenas acciones que se esperan del bien que es nuestra esencia, causa y motivación.

El pueblo judío son también los hijos que la abandonaron, dejándola yerma desde entonces. Dios realiza Su Redención recogiendo a los hijos de ella en su tierra. Estos son los hijos que son más numerosos que los de la casada que representan las naciones. La Redención de Dios es el cantar y gritar a viva voz, porque es la culminación del Amor de Dios por Su Creación.

“Ensancha el lugar de tu tienda, extiende las cortinas de tus moradas, no escatimes. Alarga tus cuerdas y refuerza tus estacas.” (54:2)

La promesa del Creador es cumplida al encomendarnos que ensanchemos nuestra conciencia en lo bueno de los modos y atributos de Amor, como los regidores de todos los aspectos de la vida en la Era Mesiánica. Esta expansión abarca nuestro intelecto, discernimiento, pensamientos, sentimientos y emociones hacia nuevas dimensiones que nos revela el Amor de Dios.

“Porque te extenderás hacia la derecha y hacia la izquierda. Tu simiente poseerá naciones y poblarán ciudades desoladas. No temas, pues no serás avergonzada, ni te sientas humillada, pues no serás agraviada. Sino que te olvidarás de la vergüenza de tu juventud, y del oprobio de tu viudez no te acordarás más.” (54:3-4)

Al expandirse nuestra existencia en todas las formas y medios posibles para adquirir un mayor conocimiento del Creador, cada tendencia y rasgo en nuestra conciencia servirán para esta finalidad. Estos son las naciones que nuestra simiente (sean tanto nuestras creaciones como nuestros hijos) poseerá. Los que una vez fueron nuestros abandonados y desolados potenciales creativos bajo la influencia de tendencias y rasgos negativos serán ocupados y conducidos por el bien que Dios hará prevalecer en el mundo material.

Esto nos conducirá a sobresalir en nuestra creatividad para generar un bien aún mayor en las diversas y multifacéticas expresiones de la conciencia humana. Para llegar a realizar este destino, la maldad y la negatividad dejarán de existir. Por lo tanto no habrá temor, vergüenza, humillación ni oprobio, porque no habrá más aflicción ni confusión.

Dios también reafirma Su promesa al también hacernos olvidar las experiencias negativas vividas a través de los siglos, las cuales son nuestro reproche y nuestra viudez.

“Porque tu esposo es tu Hacedor, el Eterno de las multitudes es Su Nombre. Y tu redentor es el Sagrado de Israel, que se llama Dios de toda la tierra. Porque como a mujer abandonada y afligida de espíritu te ha llamado el Eterno, y como a esposa de la juventud que es repudiada, dice tu Dios.” (54:5-6)

Dios evoca Su Amor eterno por Su pueblo elegido que Él congrega en la completa realización de nuestra conexión permanente con Él, haciendo de Israel Su esposa”. Nos recuerda que nuestro esposo es el Creador de todo, el Eterno de las multitudes, porque Su Creación no tiene medida: “Él hace grandes obras sin límite, y maravillas sin número.” (Job 9:10).

Él es el Sagrado de Israel y Dios de toda la tierra, para hacernos conscientes de que nuestra Redención proviene directamente de Él. También conoce nuestra aflicción y abandono como resultado de nuestra separación de Sus caminos y atributos.

“Por un breve momento te abandoné, pero con gran compasión te recojo. Con ardiente ira escondí Mi rostro de ti por un momento, pero con misericordia eterna tengo compasión de ti, dice tu redentor el Eterno.” (Isaías 54:7-8)

Dios llama nuestra separación de Él como Suya propia. Pero tengamos en cuenta que nuestra separación proviene de nosotros, no de Él. De ahí que en Su eterna amorosa bondad nos recoja de vuelta hacia el conocimiento permanente de nuestra conexión con Él. Así cumple Su Redención para nosotros.

Del Prefacio del Libro

¿Por qué el Amor de Dios, como nuestro Creador, fue escondido por tanto tiempo? Nuestros Sabios místicos hebreos creen que fue ocultado por Sí Mismo para que nosotros lo busquemos, lo encontremos y lo revelemos. Pero, ¿por qué quisiera esconderse como en un juego de niños? No. Nosotros lo escondimos. Fuimos nosotros quienes no quisimos reconocer el Amor de Dios como nuestro Creador.(...) Reexaminemos nuestra memoria ancestral, intelecto, sentimientos, emociones y pasiones. Hagamos que despierten a nuestra verdadera Esencia, captemos la exquisita conciencia del Amor de Dios. La manera en la que está escrito este libro procura reafirmar y reiterar su propósito, por lo tanto presenta su mensaje y contenido en forma reiterativa. Esa es su meta para reinstaurar esta Verdad originalmente proclamada en nuestras Sagradas Escrituras, por nuestros Profetas y Sabios. Nuestro propósito es entronizar el Amor de Dios como nuestra Esencia y verdadera identidad en todas las dimensiones de la conciencia, para así cumplir Su Promesa de que Él habite entre nosotros para siempre.