“Y
José dijo al faraón, 'El sueño del faraón es uno [solo], lo que
el Eterno está haciendo Él lo ha contado al faraón'. (…) 'Este
es un asunto que yo he hablado al faraón, lo que el Eterno va a
hacer Él lo ha mostrado al faraón'.” (Génesis 41:25, 28) El
Creador sustenta y controla toda
Su Creación, y Él es el Único que hace lo que hace. Él dice a la
fuerza motriz de la conciencia humana (ego) quién realmente está al
mando, y el mensajero de este Principio es José como la
personificación de Amor en todos los niveles de conciencia. José
como aquel capaz de fluir con el Amor de Dios manifestado en su Amor:
“Y José respondió al faraón, diciendo 'No [soy] yo; [es] el
Eterno [quien] dará una respuesta de paz al faraón'.” (41:16) y
paz es el resultado de Amor como el fuego armonizador que unifica
todos los niveles y dimensiones de la conciencia, ego incluido.
Este es el único episodio en nuestra historia donde un gobernante poderoso (el faraón) es virtualmente sometido a alguien claramente superior en cualidades y rasgos (José) destinados a salvar y alimentar a millones de vidas: “Entonces el faraón dijo a sus sirvientes, '¿Encontraremos a alguien como este [José], un hombre con quien está el Espíritu del Eterno?' Luego el faraón dijo a José, 'Ya que el Eterno te ha dejado saber todo esto, no hay nadie tan comprensivo y sabio como tú'.” (41:38-39) y en estas palabras vemos que José no es sólo justo, inteligente y capaz sino algo más, ya que el Espíritu del Eterno está con él, y Dios se lo hace saber. Se nos recuerda tres veces en Vayeishev que “el Eterno estaba con él” (39:3, 21, 23)
Esto
nos hace pensar en lo que significa que Dios esté con
nosotros. Podría parecer arrogante decirlo de esa manera porque
somos nosotros quienes se supone que debemos estar con
Él. De aquí deducimos que José de hecho estaba siguiendo Sus
caminos y atributos, para llegar a ser recompensado con las palabras
de la Torá diciendo que el Eterno estaba con él. Esa es la
dinámica de nuestra relación con el Creador, mediante la cual nos
explicamos Su “celo”, “ira” y “venganza” como
indicaciones de Su exclusividad para nosotros. No podemos
relacionarnos con Él cuando no seguimos Sus caminos y atributos.
Mientras sigamos los deseos materialistas e ilusiones de ego
estaremos eligiendo separarnos del sendero que Él quiere para
nosotros, y nuestra elección nos conlleva “venganza” e “ira”
como consecuencias de nuestra conducta negativa.
Las
buenas acciones de José trajeron bonanza para la gente a su
alrededor, porque bondad genera bondad y sus acciones estaban
inspiradas en su Amor por el Creador. El Amor de José lo condujo a
hacer el bien y su Amor llegó al Amor de Dios. Es así como podemos
tener el Amor de Dios con nosotros. José verdaderamente es la
personificación de Amor como el camino y el medio para dirigir
armónicamente todos los aspectos de la conciencia: “Tú [José]
estarás [mandarás] sobre mi casa, y a través de tu mando todo mi
pueblo será alimentado; y sólo [con] el trono yo seré más grande
que tú” (41:40)
Probablemente
no fue nada fácil imponer la decencia de los caminos y atributos de
Amor en una tierra distinguida por la inmoralidad y depravación,
según nos cuenta nuestra tradición oral. Es también difícil
imaginar a un extranjero y esclavo íntegro ascendiendo a un
cargo prominente entre personas cuyos rasgos poseen cualquier cosa
excepto integridad. De ahí que la Torá repita que Dios estaba con
José para explicarnos que sólo con el Creador se puede
cualquier milagro, y aprendemos de ello que todo es posible cuando
caminamos con Él.
La
bondad de José era una bendición para aquellos a su alrededor,
cumpliendo así la promesa del Creador a Abraham de que su simiente
(Israel) sería una bendición para todos los pueblos. La bendición
es la bondad de Amor cuando vivimos en sus caminos y ejercemos sus
atributos sin importar cuán oscuras o depravadas puedan ser nuestras
circunstancias, tal como está escrito: “Y el segundo [hijo] de él
[José] lo llamó Efraín, porque 'Dios me hizo fructífero en la
tierra de mi aflicción'.” (41:52) Es lo general creer que
únicamente en circunstancias positivas nuestras buenas acciones
fructifiquen pero cuando confiamos enteramente en Dios, en cualquier
situación el bien que hagamos siempre prospera.
Hemos
dicho que la verdadera Redención está disponible para aquel
dispuesto a alcanzarla, cualquiera sea su condición. Mientras haya
libre albedrío para elegir podremos optar por Redención en vez de
separación. Sólo cuando perdemos nuestro discernimiento para
determinar si tenemos o no libre albedrío, no podremos elegir
retornar a Amor. Hay que tener valentía para estar constantemente
consciente de Amor como nuestra verdadera Esencia e identidad, como
nuestra Fuente de Vida y libertad total.
¿Adónde
vamos cuando queremos realmente vivir en este mundo material? A la
bondad de Amor como la manifestación material del Amor de Dios, y
nos dice qué hacer: “Cuando toda la tierra de Egipto tenía
hambre, el pueblo clamó al faraón por pan, pero el faraón dijo a
todos los egipcios, 'Id a José, lo que él os diga, vosotros
haréis'.” (41:55) “(…) porque vieron que la sabiduría del
Eterno estaba con él para hacer justicia. Así, el rey Salomón fue
monarca sobre todo Israel” (I Reyes 3:28, 4:1)