Esta
porción continúa indicando Mandamientos relacionados con
mantener la limpieza y santidad destacadas en Sheminí. Tazria es
traducido como "concibe", pero literalmente significa
"sembrará" en el versículo: "Una mujer concebirá y
dará a luz…" (Levítico 12:2) En el contexto de limpieza, las
palabras siguientes se refieren al cuidado que una mujer debe tener
para mantener su pureza después de alumbrar, y ello refleja cuán
esencial es la limpieza ritual en el acto de concebir una nueva vida.
Nuestros Sabios nos cuentan (Talmud, Nidá 31a) que en la concepción,
el hombre y la mujer proveen ciertas cualidades fisiológicas al feto
y que "Dios le da el alma y el aliento, la belleza física, la
vista, la audición, el habla, la capacidad de caminar, entendimiento
y discernimiento, los cuales Él se lleva después de la muerte".
De
esto aprendemos que los regalos de Dios a la vida humana están
primordialmente relacionados con nuestra habilidad de seguir Sus
caminos y atributos. El alma y el aliento están mencionados juntos,
porque como emanaciones que son del Amor de Dios nos mantienen vivos
cada segundo. Como hemos mencionado, la vida es un regalo del Creador
y está constantemente sustentada y alimentada por Él. En este
contexto la belleza física, tan relativa como es ("en los ojos
del que la ve"), es el reflejo del Amor que somos y manifestamos
en todos los niveles de la conciencia, incluyendo lo que decimos y
hacemos.
También nuestra visión y audición son canales con los que conectamos nuestra conciencia de Amor, así que lo que vemos y oímos está "filtrado" por el Amor y sus atributos. Igualmente, el habla es una de las vasijas de Amor, al igual que cada acto que realizamos. Y todos estos regalos de Dios están precedidos por el entendimiento y el discernimiento de los modos y atributos de Amor. Nuestros Sabios nos recuerdan que esos regalos son tomados de vuelta por Dios cuando morimos, por lo tanto tenemos que usarlos con el propósito de honrarlo a Él.
Después
de mencionar la concepción, el texto se refiere al Pacto entre Dios
e Israel: "El octavo día será circuncidado su prepucio"
(Levítico 12:3) y nuestros Sabios destacan en extensos comentarios
el nexo trascendental entre nosotros y Dios. Ese nexo es nuestro
permanente conocimiento del Amor de Dios en nuestra conciencia,
separando (circuncidando) lo que no es necesario en nuestra vida.
Después de esto, la porción se refiere a una condición de la
piel que según nuestros Sabios es el resultado de hablar mal de los
demás: "Cuando el hombre tuviere en la piel de su carne
hinchazón, o postilla, o mancha blanca, y hubiere en la piel de su
carne como llaga de lepra, será traído a Aarón el Sumo
Sacerdote" (13:2)
Cuando
oímos hablar mal de otros, es ego el que habla. Las expresiones de
ego en toda forma, ya sea pensamiento, habla, emoción, sentimiento o
acción, nos hacen separar de la Unidad de Dios y Su Creación. Esta
separación se "ve" en lo que el versículo llama "llaga
de lepra", y su consecuencia es separación de la comunidad.
Para que la persona afectada se cure tiene que consultar con el Sumo
Sacerdote, aquel que está en constante conexión con el Creador.
Como ya hemos dicho, Aarón representa nuestra conciencia superior
que siempre vive en el conocimiento de que Amor es su verdadera
Esencia e identidad.
Cuando juzgamos o criticamos negativamente, nos separamos de nuestro verdadera Esencia e identidad; y esta separación se convierte en el castigo. El pecado se vuelve el castigo mismo, y nuestros Sabios también insisten en que hablar mal de otros es potencialmente fatal, porque mata al que lo dice, al que lo oye y de quien se habla. Seamos conscientes que mantener la conciencia permanentemente en Amor como nuestra Esencia e identidad es la única cura contra todos los males, dolores y desgracias, incluyendo hablar mal de otros.
Cuando juzgamos o criticamos negativamente, nos separamos de nuestro verdadera Esencia e identidad; y esta separación se convierte en el castigo. El pecado se vuelve el castigo mismo, y nuestros Sabios también insisten en que hablar mal de otros es potencialmente fatal, porque mata al que lo dice, al que lo oye y de quien se habla. Seamos conscientes que mantener la conciencia permanentemente en Amor como nuestra Esencia e identidad es la única cura contra todos los males, dolores y desgracias, incluyendo hablar mal de otros.