domingo, 3 de julio de 2011

Parshat Balak: Elevando Nuestra Conciencia al Amor de Dios

"El Eterno dijo a Balaam, '¡Tú no irás con ellos! Tú no maldecirás al pueblo (de Israel) porque ellos están bendecidos'." (Números 22:7) y la pregunta que tenemos que hacer es qué representa Balaam. Nuestros Sabios místicos lo llaman el equivalente de Moisés para "las naciones". Dicho de otra manera, lo que Moisés representa para Israel, Balaam lo representa para las naciones. También dicen que Labán, Balaam y el demonio son el mismo.

Ya hemos dicho que Moisés representa el mayor conocimiento que tiene Israel del Creador. En el mismo contexto, Balaam representa no sólo el menor conocimiento del Creador sino también los rasgos inferiores y las cualidades negativas que niegan la presencia del Creador en Su Creación. Es por ello que uno de los reyes de las naciones cananeas (Balak) llamó a Balaam para que maldijera a Israel. Esto porque las emociones negativas, las bajas pasiones y los bajos instintos ("las naciones") no reconocen el Amor de Dios como el Creador y sustentador de todo, ni tampoco la cualidad redentora de Amor. Por tanto, Israel como el portador de este conocimiento, se convierte en el permanente enemigo de las naciones.

"Balaam respondió y dijo a los sirvientes de Balak, 'Aún si Balak me diera una casa llena de plata y oro, yo no podría hacer nada grande o pequeño que transgrediera la palabra del Eterno, mi Dios". (22:18), porque hasta el mínimo conocimiento del Amor de Dios no puede dar crédito a las ilusiones materialistas de ego. Esto quiere decir que todos los niveles de conciencia (altos y bajos) en últimas reconocen que la entera Creación proviene de Dios, y está dirigida por Él: "¿Cómo podría yo maldecir lo que el Eterno no ha maldecido, y cómo podría yo invocar la ira del Eterno si el Eterno no ha estado enojado?" (23:8).


En últimas, el nivel más bajo de la conciencia humana añora vivir y morir en los modos y atributos de Amor, los caminos que Israel está destinado a seguir y manifestar como Luz de las naciones (“Para ser Luz de las naciones” [Isaías 42:6, 49:6]), como Luz del mundo: "¿Quién ha contado el polvo de Jacob o el número de una cuarta parte de Israel? Que mi alma tenga la muerte de los justos, y que mi fin sea como el suyo [con la cualidades de Israel]" (Números 23:10).

Hasta los aspectos y expresiones más bajos de nuestra conciencia reconocen la bondad de Amor manifestada por los aspectos positivos (Israel), por los que el Creador quiere que vivamos: "Él no ve maldad en Jacob, y no ve perversidad en Israel; el Eterno, su Dios, está con él; y él tiene la amistad [Amor] del Soberano." (23:21) y esta "amistad" es nuestra conexión permanente con Su Amor.

En este sentido, no hay lugar para la agenda individualista y manipuladora de ego: "Porque no hay adivinación en Jacob ni presagio en Israel" (23:23), ya que las fantasías e ilusiones materialistas de ego no conviven con los modos y atributos de Amor. Cuando vivimos bajo la voluntad del Creador todas las ilusiones desaparecen, porque Su Amor lo que sustenta todo, incluyéndolas a ellas.


Con este conocimiento tenemos que revelar el Amor de Dios ocultado por las ilusiones y recuperarlo como lo que nos redime de ellas: "He aquí, un pueblo que se levanta como una leona, y que se yergue como un león. No se acuesta hasta comerse su presa y tomar la sangre de lo que mata." (23:24), porque la misión de Israel es elevar todos los aspectos de la conciencia encauzándolos en los caminos y atributos de Dios. Esto incluye convertir los rasgos inferiores en maneras vibrantes y edificantes de proclamar y manifestar Su Gloria, Su Presencia revelada en el mundo material.

Este es el sentido metafórico de la fortaleza de Israel ("la leona") para transformar a través de los modos y atributos de Dios los aspectos inferiores de la conciencia (nuestra naturaleza "animal" [la presa] y su alma [la sangre de la presa]) para cumplir nuestro destino como la voluntad del Creador.

El Amor de Dios, nuestro conocimiento de Su Amor, es el poder transformador para convertir tinieblas en Luz: "El Eterno, que los sacó de Egipto, con la fuerza de Su poder Él consumirá a las naciones [los aspectos negativos de nuestra conciencia] que son sus adversarios (de Israel), exponer sus huesos, y hundir sus flechas" (24:8).


De esta manera, "Edom será poseída, y Seir se volverá la posesión de sus enemigos, e Israel triunfará" (24:18), aunque esta victoria no podría lograrse si seguimos las ilusiones de ego de glamor, prestigio, sofisticación, y sus fantasías: "Israel se asentó en Shitim, y el pueblo comenzó a fornicar con las hijas de Moab" (25:1), "Israel se apegó a (el culto de) Baal Peor, y la ira del Eterno se encendió contra Israel" (25:3).

Como lo hemos indicado en este blog, la "ira" de Dios es solamente el furor que nosotros sentimos cuando vivimos el vacío de nuestra separación de Él, luego de elegir seguir nuestras bajas emociones, pasiones e instintos, en vez de los modos y atributos de Amor.

"El Eterno dijo a Moisés, 'Toma a todos los líderes del pueblo y cuélgalos ante el Eterno, con cara al sol, y entonces la ira ardiente del Eterno será removida de Israel" (25:4). Una vez pensemos, sintamos y actuemos con los más elevados rasgos y cualidades de nuestra conciencia (los líderes de Israel), y los apeguemos al conocimiento permanente de Amor y Su Luz ("cara al sol") de veras retornaremos a Su Amor.


En este sentido, cuando nuestros más elevados rasgos (los líderes de Israel) caen ante las bajas pasiones (idolatría) deben ser sacrificados ("colgados") para que Amor, nuestra verdadera identidad, viva en consonancia con el Amor de Dios, y no con la "ira ardiente" que padecemos al separarnos de Él. En este conocimiento no hay ira, envidia, avaricia, lujuria, indolencia, crueldad, ni ninguno de los rasgos negativos que experimentamos como resultado del sentido de carencia que los causan.

La haftará para esta porción reitera el poder transformador del Amor de Dios, con el que todas las ilusiones desaparecen: "Y Yo destruiré la hechicería de tu tierra, y tú no tendrás adivinadores. Y Yo destruiré tus imágenes talladas [literalmente: máscaras] y tus estatuas de tu entorno. Y tú nunca más te arrodillarás a las obras de tus manos. Y Yo arrancaré tus Asherim [los habitantes de la tierra como alegoría de los deseos negativos de ego] de tu entorno, y Yo destruiré a tus enemigos." (Miqueas 5:12-13).


El Creador también nos recuerda que Su Amor es nuestro sustento y Redención: "Oh Mi pueblo, ¿qué te hecho Yo y en qué Te he molestado? Responde contra Mí. Porque Yo te saqué de la tierra de Egipto, y te redimí de la casa de esclavitud; y te envié a Moisés, Aarón y Miriam" (6:3-4) y "Él te ha dicho, oh hombre, lo que es bueno; y lo que el Eterno pide de ti es hacer justicia, amar la amorosa bondad. Y caminar con humildad con tu Dios." (6:8).

Del Prefacio del Libro

¿Por qué el Amor de Dios, como nuestro Creador, fue escondido por tanto tiempo? Nuestros Sabios místicos hebreos creen que fue ocultado por Sí Mismo para que nosotros lo busquemos, lo encontremos y lo revelemos. Pero, ¿por qué quisiera esconderse como en un juego de niños? No. Nosotros lo escondimos. Fuimos nosotros quienes no quisimos reconocer el Amor de Dios como nuestro Creador.(...) Reexaminemos nuestra memoria ancestral, intelecto, sentimientos, emociones y pasiones. Hagamos que despierten a nuestra verdadera Esencia, captemos la exquisita conciencia del Amor de Dios. La manera en la que está escrito este libro procura reafirmar y reiterar su propósito, por lo tanto presenta su mensaje y contenido en forma reiterativa. Esa es su meta para reinstaurar esta Verdad originalmente proclamada en nuestras Sagradas Escrituras, por nuestros Profetas y Sabios. Nuestro propósito es entronizar el Amor de Dios como nuestra Esencia y verdadera identidad en todas las dimensiones de la conciencia, para así cumplir Su Promesa de que Él habite entre nosotros para siempre.