domingo, 26 de febrero de 2012

Amor como Libertad

¿Se requieren seis millones de vidas para sensibilizar la conciencia humana? ¿Qué más se requiere para vivir en plena libertad? De hecho estamos igualando sensibilidad con libertad y habría que replantearlo mejor, diciendo qué se necesita para ser lo suficientemente sensible para vivir en verdadera libertad. El Dios de los judíos es El de la libertad, tal como lo define el Primer Mandamiento en el Decálogo: Yo soy el Eterno tu Dios que te sacó de la casa de esclavitud en Egipto” y reafirmado en otros pasajes de la Torá como “El que te subió de la tierra de Egipto, lo cual quiere decir que Su libertad para nosotros implica una elevación de un estado o lugar hacia otro. En este sentido, Egipto y la Tierra Prometida representan un nivel inferior y otro superior, respectivamente. Hemos mencionado antes en este blog que Egipto representa el apego abyecto a los aspectos negativos de la conciencia, igual que las naciones cananeas como rasgos específicos que debemos superar para poseer principios éticos y morales que preceden al tipo de libertad que el Creador quiere para Israel (ver en este blog nuestro comentario “Conquistando las 'naciones' con Amor”, 26 de junio de 2010).

La respuesta a nuestras preguntas de arriba es la misma para nuestra lucha por la verdadera libertad, y es Amor. Se requiere Amor para sensibilizar la conciencia humana, y todo lo opuesto a este son la esclavitud abyecta en cuyo nombre son cometidos los peores crímenes. En este contexto, la maldad y sus derivados son las expresiones negativas opuestas a Amor. En lo referente a la ética, la Torá define lo “negativo” como el tipo de actos que niegan u obstruyen la conexión con nuestro Dios. La maldad como la actitud que maldice la vida y rechaza sus bendiciones. Al mismo tiempo la Torá define lo “positivo” como actos que nos elevan a nuestro Dios al hacerlosEstos actos son la causa y el efecto de nuestra sensibilidad con el propósito de vivir en auténtica libertad. Se trata de la bondad como expresión de lo positivo para lograr esa libertad. De ahí que no podamos ser libres si pensamos, sentimos y actuamos bajo aquello que niega o rechaza los caminos y atributos de Amor. Se requiere el más grande Amor de todos, el Amor de Dios, para vivir en plena libertad y este es el tipo de Amor que debemos vivir y abrazar como nuestra verdadera Esencia e identidad, porque esta Esencia es nuestra libertad real.

Ya hemos aprendido por experiencia que no podemos vivir sin Amor por el hecho de ser la reflexión material del Amor de Dios, como la Esencia que nos creó y nos sustenta. No necesitamos creer en Dios para saber lo que es Amor. Agnósticos y ateos lo saben al igual que la gente de las comunidades más aisladas que consideramos “primitivas”Ellos y nosotros coincidimos en que los caminos y atributos de Amor son la bondad que debemos acoger y procurar, como individuos y como sociedad, para poder vivir en libertad. Por otro lado, aquellos que creemos en el Creador reconocemos Su Amor como la fuente de todo, incluyendo los caminos y atributos de Amor.

La libertad se fundamenta en la amorosa bondad, ya que esta sostiene al mundo: “El mundo está construido en amorosa bondad” (Salmos 89:3) porque es una emanación de la amorosa bondad del Creador, como uno de Sus atributos: “[Yo soyEl Eterno, El Eterno, Dios de compasión, y el Dios de gracia, abundante en amorosa bondad (...)” (Éxodo 34:6) y estos atributos de los que fuimos creados definen nuestra Esencia e identidad. En ellos encontramos nuestra verdadera libertad, y no en lo opuesto. Nuestros Sabios dicen que “quienes estudian Torá todos los días aseguran su vida en el Mundo por Venirporque los caminos (modos) del mundo son suyos [de la Torá]” y en términos prácticos esto significa que aquellos que aman todos los días construyen el Mundo por Venir, ya que los modos del mundo son los modos de AmorTambién hablan de la paz como el resultado del estudio de la Torá, “Todos tus hijos serán estudiosos [de la Torádel Eterno, y grande será la paz de tus hijos [como constructores de paz]” porque paz es tanto el resultado como el cimiento para construir el mundo de acuerdo a Sus caminosLa paz, como uno de los modos y atributos de Amor, es también la causa y el efecto de vivir en libertad.

A este punto ya sabemos qué hacer respecto a lo que ponemos en las vasijas de nuestro pensamiento, emociones, sentimientos, pasiones e instintos. Hemos dicho que estos son dimensiones de la conciencia que esperan ser llenados con lo que elegimos entre maldiciones y bendiciones, positivo y negativo, verdadero y falso. Algunos dicen que la maldad en el mundo ya es suficiente, y entonces nos debemos preguntar cuánto Amor es suficiente para borrar tanta maldad. ¿Cuánto se requiere para amar lo suficiente¿Cuántos más dictadores despiadados y despóticos en el mundo? ¿Cuánta más opresión religiosa fundamentalista? ¿Cuánta más humillación a la dignidad humana? ¿Acaso no fueron suficientes seis millones de vidas judías para aprender cuánto se requiereTenemos que retornar a nuestro Dios que nos subió de la tierra de Egipto, caminando en Sus caminos e imitando Sus atributos como nuestra libertad del cautiverio en los aspectos negativos de la conciencia bajo el dominio de las fantasías e ilusiones de egoEl Amor de Dios está siempre presente y cubre toda Su Creación, y es nuestra elección retornar a Él como nuestra verdadera Esencia, y a Su Amor como nuestra verdadera identidadAmor es nuestra salida de las ilusiones negativas porque Amor es nuestra libertad real.

Debemos indicar que uno de los contrarios de Amor es el miedo, y algunos dicen que el miedo es lo opuesto a la libertad. Están en lo cierto al afirmar que mientras vivamos con miedo viviremos en cautiverio. Tenemos que entender este predicamento en nuestros tiempos actuales, y preguntarnos individualmente qué es aquello que nos esclaviza, comenzando con las fantasías e ilusiones de ego. ¿Qué es lo que creemos que somos y tenemos, o lo que no somos y carecemos, que niega nuestra libertad¿Qué está más allá de nuestras necesidades básicas que determina lo que somos, lo que queremos ser, o lo que limita lo que queremos serTambién preguntémonos lo que nos da miedo, aquello que restringe nuestra libertad. Y algo aún más importante, ¿qué pensamos o creemos que es la libertadOtra vez, la respuesta a todas estas preguntas, tarde o temprano, nos llevan a Amor como nuestra auténtica libertad. ¿Tenemos miedo de Amor aun sabiendo que es nuestra verdadera Esencia e identidadRepitamos una vez más que Amor es la causa y el efecto. Cuando estemos plenamente conscientes de este principio, seremos verdaderamente libres.

Nosotros y nuestra historia somos la prueba de que Dios existe, y que hemos existido, existimos y seguiremos existiendo a pesar de que nos nieguen, nos rechacen y traten de destruirnos, porque aun en nuestro Holocausto somos la prueba viviente de lo que el Creador ha sido, es y será para Su Creación: Amor. Amamos a pesar del mundo y sus ilusiones, y seguiremos amando porque en Amor está nuestra conexión permanente con el Creador y esa es nuestra mayor libertad. Él nos saco de la esclavitud para ser realmente libres en Su Amor, que es vivir en Sus caminos y atributos. Al recordar diariamente nuestro Éxodo de Egipto reconocemos que todo existe gracias a Su Amor y al honrar el Shabat damos testimonio de ello. La tradición judía, definida como nuestra identidad, ha sido y será la prueba de que Dios existe. Cuando no somos fieles a ella como legado del Creador nos negamos a reconocerlo y proclamarlo, ya que cuando no ejercemos nuestra identidad negamos la existencia de Dios. Esto quiere decir que si no amamos, negamos al Creador. Somos libres cuando en total albedrío amamos como Él quiere que lo hagamos, y en Sus caminos y atributos radica nuestra identidad.

Del Prefacio del Libro

¿Por qué el Amor de Dios, como nuestro Creador, fue escondido por tanto tiempo? Nuestros Sabios místicos hebreos creen que fue ocultado por Sí Mismo para que nosotros lo busquemos, lo encontremos y lo revelemos. Pero, ¿por qué quisiera esconderse como en un juego de niños? No. Nosotros lo escondimos. Fuimos nosotros quienes no quisimos reconocer el Amor de Dios como nuestro Creador.(...) Reexaminemos nuestra memoria ancestral, intelecto, sentimientos, emociones y pasiones. Hagamos que despierten a nuestra verdadera Esencia, captemos la exquisita conciencia del Amor de Dios. La manera en la que está escrito este libro procura reafirmar y reiterar su propósito, por lo tanto presenta su mensaje y contenido en forma reiterativa. Esa es su meta para reinstaurar esta Verdad originalmente proclamada en nuestras Sagradas Escrituras, por nuestros Profetas y Sabios. Nuestro propósito es entronizar el Amor de Dios como nuestra Esencia y verdadera identidad en todas las dimensiones de la conciencia, para así cumplir Su Promesa de que Él habite entre nosotros para siempre.