Resumamos algunos de los principios que presentamos
en "Dios como Amor" como esenciales del alma del judaísmo.
1- El Amor de Dios es la causa y el
efecto de Su Creación, y en nuestro limitado entendimiento podemos concebir
al Creador a través de lo que percibimos como Su Creación. Lo que hacemos a partir de
ella es nuestra creación y no de Él. Esto hay que destacarlo ya que muchos
"culpan" a Dios por las decisiones y acciones que toman y realizan,
en vez de asumir completa responsabilidad de las consecuencias de nuestros
actos. Aprendimos desde hace mucho tiempo que nosotros, como la mayoría de las
especies animales, estamos diseñados para vivir cuidándonos unos a otros como
premisa para sobrevivir en el mundo material, y también sabemos que ese
"cuidar" no es nada más que Amor.
Esta es la Verdad real y tangible,
aunque no para aquellos que la conocen pero la rechazan y hasta luchan contra
ella. ¿Cómo es esto posible? ¿Por qué algunos de nosotros podemos negar algo
tan evidente y tan obvio como Amor, que es nuestra verdadera Esencia e
identidad? Probablemente debemos preguntarlo de otra manera. ¿Por qué algunos selectivamente reconocen Amor y lo viven en ciertos
aspectos de sus vidas --como con la familia, con amigos allegados, con
creencias o ideologías-- y no en otras circunstancias? Como aquellos que son
amables con unos y crueles con otros que no precisamente representan una
amenaza o peligro para ellos, como ocurrió con alemanes y judíos en la primera
mitad del siglo XX. ¿Cuál es la raíz de este odio irracional selectivo? ¿Ideología? ¿enfermedad mental? ¿Es acaso posible
someter Amor a una ideología? ¿Deberíamos
llamar dementes a aquellos que "aman" a sus familias al mismo tiempo
que sin odian sin fundamento válido a otros? Estos odian a expensas de Amor, de
la misma manera que asesinan a expensas de la vida. Necesitamos estar vivos
para poder matar, al igual que necesitamos tener Amor para poder odiar, ya que
Amor es la Esencia que nutre la vida como manifestación material del Amor de
Dios en Su Creación.
2- Amor no cohabita con nada diferente a sus caminos y atributos. En este sentido definimos judaísmo
como "la ética de Amor", porque la Torá Escrita y la Torá Oral, ambas
como una sola, contienen las indicaciones para realizar plenamente el mensaje
fundamental del judaísmo: "Ama a tu prójimo como [te amas] a ti mismo,
[porque] Yo soy el Eterno" (Levítico 19:18) y hay maneras y atributos para
amar a nuestros congéneres, que aprendemos del Creador mediante nuestro
conocimiento de Su Amor a Su Creación. Es fundamental conocer y vivir el Amor
de Dios para poder concebir y enfocar nuestro Amor en el mundo material. Amamos
debido al Amor de Dios, y lo hacemos emulando la manera en que Él nos ama al
igual que a toda Su Creación. Esto explica que la bondad que procuramos para
nosotros individualmente debe ser la misma bondad que procuramos para los
demás. Esto incluye la advertencia talmúdica de que no debemos hacer a los demás
lo que consideramos desagradable para nosotros, lo cual implica una
contradicción directa hacer algo para nuestro bien mientras hacemos algo
desagradable para los demás, como lo hicieron alemanes con judíos y con otros
durante el régimen nazi.
3- Amor es el conocimiento de nuestro nexo y relación con Dios. Entre más conscientes y atentos
estamos del Amor de Dios en Su Creación, más lo conocemos y lo amamos a Él.
Ente más pensamos, sentimos y actuamos en los caminos y atributos de Amor, más
estamos conectados con el Creador. En término "Mandamiento" en hebreo
significa literalmente "conexión", y nuestros Sabios explican que
cumplimos la voluntad de Dios (Sus Mandamientos) como medios para estar ligados
a Él. Esto tiene perfecto sentido porque mediante nuestras buenas acciones
manifestamos nuestra cercanía a Él. En este contexto, hacer lo opuesto es
separarnos de Él y es a esto a lo que nos referimos cuando decimos que Amor no
cohabita con nada diferente a sus caminos y atributos. El Creador siempre está
con nosotros por encima de lo que creamos, pensemos, sintamos o hagamos, por el
hecho de que somos criaturas emanadas de Él; y somos nosotros quienes decidimos
"separarnos" de Él.
3- Amor, como la manifestación material del
Amor de Dios, es nuestra
verdadera Esencia e identidad. En
este conocimiento y realización, Amor es también el medio y el fin para redimir
nuestra conciencia de la actitud negativa ante la vida y sus resultados
adversos que vemos en el mundo. El Creador nos legó libre albedrío para vivir con
libertad total y real. De ahí que en este conocimiento seamos capaces de tomar decisiones
positivas para cosechar efectos positivos. El
Creador no es responsable de nuestros actos, sino nosotros. Si sabemos lo que Amor es entonces también
conocemos la clave de nuestra verdadera libertad y Redención. Seamos
conscientes que depende de nosotros, individualmente y colectivamente,
redimirnos a nosotros mismos y corregir los daños que hemos causado debido a
actitud negativa ante la vida y el mundo. Esta
es nuestra responsabilidad y no de Dios. En
este sentido, es nuestro deber manifestar la era Mesiánica y la
Redención anunciadas por nuestros Profetas.
Maimónides y otros exégetas
hebreos comparten la misma visión del "fin de los tiempos". Como
hemos dicho frecuentemente, fuimos responsables de la destrucción del Primer y
Segundo Templos de Jerusalén, y también depende de nosotros construir el Tercer
Templo como santuario final y permanente tanto en nuestra Tierra de Israel como
en nuestra conciencia. De la misma manera que hemos permitido pensamientos,
emociones, sentimientos, pasiones e instintos negativos en nuestra conciencia,
somos perfectamente capaces de encaminarlos en una dirección positiva con fines
positivos, los cuales son los caminos y atributos de Amor, como causa y efecto
de bondad. Ego, junto a todos los aspectos de la conciencia, es una fuerza
conductora que también debe ser conducida en esa misma dirección.
4- Amor es inherente a la vida, y la
vida es inherente a Amor. Este
principio se deriva del primero mencionado arriba, y de una manera más
profunda. Del mismo modo que el Amor de Dios nos concibió, somos materialmente
concebidos por, a través de, y por Amor como nuestra Esencia e identidad. Sabemos que la vida es el propósito de
la Creación. En la liturgia judía
recitamos cada mañana "Tú [Dios] eres la vida de todos los mundos" y en nuestra
conciencia se estar vivos debemos decir "el mundo fue creado para
mí", tal como lo enseñan nuestros Sabios. Debemos afrontar la vida como
afrontamos Amor, tan simple como Esencial, porque no hay nada complejo ni
complicado sobre Amor. Cuidamos unos de otros simplemente porque es parte de cómo amamos.
Amor se define por sus caminos y
atributos, que son todos acerca de bondad. Nuestros Sabios relacionan
simplicidad con humildad, y complejidad con presunción, y podemos concluir que
entre más simples somos más fácil es afrontar la vida. Entre menos nos ocupemos
acerca de lo que creemos, sintamos o poseamos, más fácil viviremos. La gente
muy apegada a sus complejidades en cada aspecto de la conciencia encuentra más
difícil adaptarse a ambientes o condiciones más simples. Humildad y simplicidad
son las vasijas de las bendiciones de Dios, las cuales son Su Amor. Amor fluye
mejor en la simplicidad, y generalmente es rechazado o condicionado por lo
complejo, que mayormente es producto de ilusiones y fantasías materialistas de
ego.