domingo, 12 de febrero de 2012

La Redención Final en el Judaísmo (II)

En nuestro comentario anterior (22 de enero 2012) nos referimos a las definiciones alegóricas y concretas de la Redención Final según nuestros Profetas y Sabios. Esta vez nos enfocamos en la dinámica de la Redención en nuestra conciencia. La primera pregunta que nos hacemos es, "¿Estoy listo para la Redención?" y quizá antes de hacerla debamos considerar otras cosas previas al "estar listo", tales como el verdadero significado de ella y si realmente queremos ser redimidos. Muchos de nosotros estamos cómodos con las ilusiones materiales en las que elegimos vivir, y no hay interés en cambiar nada porque se es feliz con lo que se tiene. Nos referimos aquí a aquellos que están hartos de las ilusiones y en sus almas, corazones y mentes claman vivir en, con, para y por la Verdad que llamamos el Amor de Dios, Sus caminos y Sus atributos como Él quiere de nosotros en Su Torá. Estas son las premisas para poner fin de una vez por todas a nuestro exilio en las tinieblas de las ilusiones y fantasías materialistas de ego.

Nosotros simplemente no deseamos o clamamos una auténtica libertad si tenemos un pié en nuestras ilusiones y otro tratando de pisar en lo que imaginamos como la era Mesiánica o el Paraíso, que perdimos cuando elegimos vivir en las fantasías forjadas por los sueños de ego de convertirnos en otro dios. Esto es lo que damos a entender cuando decimos que Amor no convive con nada diferente a sus caminos y atributos. Hagamos un viaje imaginario a la era Mesiánica como nuestros Profetas la anunciaron para "el final de los tiempos", y en particular como la sugiere Maimónides (Mishné Torá, Leyes de los Reyes 12:5):

"En esa Era no habrá hambrunas ni guerras, ni envidia ni rivalidad, porque cosas buenas fluirán en abundancia y todas las delicias estarán al alcance de todos sin costo y (en abundancia) como el polvo. La ocupación de todo el mundo será exclusivamente el conocimiento del Eterno. Por tanto los judíos serán grandes Sabios y conocedores de los asuntos ocultados, y tendrán un entendimiento de su Creador con la entera capacidad del potencial humano; tal como está escrito: 'Porque el mundo estará lleno del conocimiento del Eterno como las aguas cubren el lecho de los océanos' (Isaías 11:9)."

Se trata esencialmente de un mundo donde no habrá "inclinación al mal" o maldad (como la referencia que es) para diferenciar entre positivo y negativo, ya que bondad será la única referencia. Esto suena a que el libre albedrío sería erradicado de la conciencia, y no precisamente una "buena noticia" para quienes creen que la libertad está fundamentada en el libre albedrío como privilegio para elegir entre el bien y el mal. Dicho de otra forma, si venimos a esta realidad redimidos de la maldad y la negatividad podríamos "echarlas de menos" y afrontarla como una realidad pasiva, sin consecuencias y, en últimas, aburrida. Esta concepción es la que tenemos que evaluar para comprender plenamente lo que realmente significa la era Mesiánica. Como dijimos en el comentario anterior (22 de enero, 2012), nos estamos refiriendo a un cambio total de conciencia en el cual no habrá ningún rastro de la manera actual en que afrontamos la vida y el mundo material. En conclusión, si seguimos creyendo que necesitamos dualismos, ambigüedades, contradicciones y confrontaciones para sentirnos "libres", con el libre albedrío satisfecho, no estamos listos para la Redención.

Actualmente afrontamos la vida y el mundo material basados en los deseos e ilusiones de ego que confrontan, se oponen e inclusive combaten lo contrario a ellos, y en particular los caminos y atributos de Amor que nos invitan a todos, individual y colectivamente, a unir y armonizar nuestra conciencia con el fin de vivir individual y colectivamente en paz. Imaginémoslo de una forma diferente. ¿Qué tal eliminando la "buena inclinación" y la bondad como referencia para elegir entre positivo y negativo? Imagina al mundo sólo con gente totalmente metida en la maldad entre ellos, en competencia para ver quién es peor que el otro en una realidad donde todo es dolor, sufrimiento, destrucción, enfermedad, violencia y sus derivados. Nada bueno al punto de que no podría haber desesperación ni ninguna otra referencia para poner fin a tal predicamento, algo que algunos llamarían "infierno". 

¿Cuál "realidad" preferiríamos? Esto podría sonar a algo puramente en "blanco" y "negro", pero ciertamente eso es lo que tenemos en nuestra conciencia actual para poder hacer la elección del "blanco", y al mismo tiempo descartando el "gris" como lo que algunos del movimiento "nueva era" proponen para acabar con todas las contradicciones y ambigüedades. Como hemos dicho en otro comentario, el "gris" es la forma forzada de hacer que Amor cohabite con sus contradictores. En nombre del "gris", naciones justifican el actual status quo que está destruyendo al mundo. Apaciguan al fundamentalismo radical islámico con la obsoleta consigna del "vive y deja vivir", permitiendo masacres, opresión y explotación como parte de las "diferencias" culturales y la "diversidad" humana. Esta es la  manera en la que permitimos el genocidio, la corrupción, el despotismo y el totalitarismo.

Las preguntan siguen en el tapete… ¿estás realmente harto de las fantasías e ilusiones de la actitud materialista de ego ante la vida, y verdaderamente preparado para abrazar los caminos y atributos de Amor como nuestro verdadero Redentor del extremadamente largo status quo bajo el que hemos vivido? ¿Estamos listos para entrar en la era Mesiánica dejando atrás lo que ya no necesitamos más, que en realidad nunca hemos necesitado y que estaba ahí para nosotros sólo como una referencia para elegir Amor en vez de los espejismos de ego? ¿Estás preparado para entrar en la dimensión de nuevas elevaciones llamadas el conocimiento del Creador y vivir  plenamente lo que ello realmente significa, lo que ahora tu entendimiento no puede asimilar? 

El punto de partida para entrar al Paraíso en este mundo material comienza cuando individualmente adoptemos los caminos y atributos de Amor como nuestras verdaderas referencias para procurar un lugar donde el Creador more en y con nosotros, como tendría que haber sido desde el principio de los tiempos. Aquellos tiempos en que hicimos la elección de convertirnos en un pequeño dios que quiere controlarlo todo a expensas de su propia Esencia, de su propio Amor. El Amor de Dios es nuestro Creador y como tal Su Amor es nuestra Esencia, causa y efecto. Una vez lo reconozcamos estaremos en nuestro camino de regreso a Él, dejando atrás las ilusiones que hemos creado en detrimento de nuestra verdadera identidad. Esto es lo que hemos añorado durante tantos siglos en medio de las tinieblas del exilio en las fantasías e ilusiones que ya no deseamos ni queremos más.

Del Prefacio del Libro

¿Por qué el Amor de Dios, como nuestro Creador, fue escondido por tanto tiempo? Nuestros Sabios místicos hebreos creen que fue ocultado por Sí Mismo para que nosotros lo busquemos, lo encontremos y lo revelemos. Pero, ¿por qué quisiera esconderse como en un juego de niños? No. Nosotros lo escondimos. Fuimos nosotros quienes no quisimos reconocer el Amor de Dios como nuestro Creador.(...) Reexaminemos nuestra memoria ancestral, intelecto, sentimientos, emociones y pasiones. Hagamos que despierten a nuestra verdadera Esencia, captemos la exquisita conciencia del Amor de Dios. La manera en la que está escrito este libro procura reafirmar y reiterar su propósito, por lo tanto presenta su mensaje y contenido en forma reiterativa. Esa es su meta para reinstaurar esta Verdad originalmente proclamada en nuestras Sagradas Escrituras, por nuestros Profetas y Sabios. Nuestro propósito es entronizar el Amor de Dios como nuestra Esencia y verdadera identidad en todas las dimensiones de la conciencia, para así cumplir Su Promesa de que Él habite entre nosotros para siempre.