Me
parece difícil aplicar algunos de los principios de la cabalá a la
vida diaria, en particular las siete emociones. Aunque son entidades
separadas, entiendo que están conectadas entre sí. No veo cómo se
relacionan, considerando sus diferencias. Puedo concebir que actúen
como unidad en su diversidad, pero no lo tengo muy claro.
Ciertamente
nuestros Sabios místicos definen las siete emociones contenidas una
dentro de la otra, lo que quiere decir que la amorosa bondad (jésed)
abarca severidad, verdad, victoria, honor, fundamento y soberanía,
de manera dinámica; lo cual hace comprensible su relación entre
ellas. Lo puedes ver más bien como un proceso y no como una
simple interacción. Funciona de la misma manera que los siete días
de la Creación de Dios: un día era el fundamento del próximo.
Visto de esa manera, la amorosa bondad sería la proyección humana
de Luz, severidad como reflejo de separación con el fin de
establecer ordenamiento y dirección, verdad como resultado de
poderes o cualidades previamente separadas y capaces de generar vida, victoria como proyección de dirección Divina,
honor como plenitud de vida, y soberanía
como total conocimiento del dominio Divino sobre cada dimensión de la Creación. Igualmente las siete emociones o
cualidades se relacionan entre sí en el mismo proceso.
Es
importante destacar que la amorosa bondad (que aquí preferimos llamar
Amor), como proyección de la Luz primordial del Creador, es la
emanación Divina que sustenta todo el proceso. Amor genera y
sustenta sus manifestaciones como ordenamiento (severidad
o poder para organizar y establecer), verdad (la interacción
armónica de lo que ha sido dividido o separado con el fin de generar
más armonía), honor como consecuencia de armonía, fundamento como
pleno conocimiento de armonía capaz de regir (soberanía) sobre
todos los aspectos y manifestaciones de la Creación. En este sentido
armonía es
el propósito de Amor. Entonces nos damos cuenta que Amor es la
Esencia subyacente que da significado y trascendencia a la vida en el
plano material, porque Amor abarca e integra todos los aspectos de la
Creación, lo cual incluye nuestra conciencia y sus dimensiones.
Dicho de otro modo, el significado ocultado de la
interacción entre las siete emociones definidas por la cabalá es
Amor, porque Amor las genera a todas y consecuentemente rige
sobre ellas. Debemos ser conscientes de esto. Tienes que ser
práctico y sensato respecto a conceptos simbólicos o abstractos, y
no caer atrapado en su aparente complejidad. Esto quiere decir que
tienes que afrontar la vida y tu entorno inmediato con Amor como la
Esencia que une, relaciona e integra toda la Creación. Trátate
a ti mismo y a todos los aspectos de tu conciencia con una actitud
afectiva, y así entenderás lo correcto y lo incorrecto, lo
verdadero y lo falso, lo útil y lo inútil, lo positivo y lo
negativo. Haz que Amor sea tu referencia armonizadora.
Me
concierne, y de hecho me preocupa, el creciente antisemitismo y
hostilidad hacia Israel, y aun más las divisiones entre judíos ante
tales circunstancias. ¿Hay algunas señales que nos lleven a ser más
optimistas sobre nuestro futuro como Nación y pueblo perseguidos que
somos?
El
antisemitismo, la judeofobia y la hostilidad hacia los judíos e
Israel no son nada nuevo, como probablemente tú lo sepas. Hace 70
años también ocurrieron y más de seis millones de nuestra gente
fueron asesinados ante la indiferencia del resto del mundo. 50 años
antes miles de nosotros también fuimos masacrados, robados, violados
y desposeídos en pogroms. Décadas antes fuimos excluidos y
segregados sistemáticamente por la mayoría de los países
“civilizados”. Antes de eso y durante muchos siglos, fuimos
expulsados, desposeídos, perseguidos, torturados y asesinados a causa de nuestra
identidad y tradición. No hay ninguna razón para creer que este
predicamento pueda terminar mientras no eduquemos al mundo acerca de
quiénes realmente somos como pueblo y como Nación.
No podemos
darnos el lujo de asumir que los no judíos carecen de prejuicios y
que nos aceptan tal como somos, lo cual hoy día no nos hace muy
diferentes a los demás. Ellos tienen una idea acerca de quiénes
somos, y es nuestra obligación corregir esa idea para hacerles saber
nuestra versión
de la identidad judía y no la de ellos. Cuando sepan nuestra
verdad respetarán, valorarán y apreciarán
lo que somos. Les tenemos que decir sobre cada una de las
contribuciones que hemos hecho para que este mundo sea mejor para todos. Comenzamos con la Torá como nuestra identidad y
terminamos con nuestras contribuciones a las leyes, la medicina, la
ciencia, la filosofía, la política y las humanidades, además de
nuestros aportes filantrópicos. Sobre todo deben saber que todas ellas son
producto de nuestro Amor por la vida y la armonía entre todos los
seres humanos, porque nuestra identidad se trata del Amor de Dios por
Su Creación, tal como se nos instruye y ordena en Su Torá.
Todos
tenemos no sólo el deber sino la obligación
de decirle al mundo quiénes verdaderamente somos,
libres de sus estereotipos, envidia, odio e intolerancia. Nuestra
identidad no es para mostrarles que seamos mejores porque la fuente
de bondad es nuestra identidad, sino para invitarlos a ser como
nosotros y abrazar la vida y sus bendiciones como la manera más
apropiada de vivir. No te preocupes de cuánto otros nos odien, más
bien interésate por lo que tú eres y educa a los demás mediante tu
ejemplo siendo judío. La bondad está destinada a prevalecer porque
de lo bueno es que se trata la Creación de Dios. Tarde o temprano
toda la humanidad abrazará las bendiciones y no las maldiciones,
tal como nos pasa a nosotros cuando tenemos plena
conciencia de lo que significa ser judío.
Las señales de nuestra
Redención de los enemigos son nuestra bondad, nuestra solidaridad y
contribuciones para hacer un mundo mejor. Entre más demos para su
mejoramiento, más pronto los tendremos de nuestro lado. Sólo
tenemos que mostrarles y decirles quiénes somos.
Y respecto a nuestra desunión entre judíos,
después de todo lo dicho aquí, más nos valga que empecemos a
enseñarnos entre nosotros nuestra identidad como tradición, y
retornar juntos unidos
como el pueblo y la Nación que la Torá nos instruye que seamos.
Mientras tanto tenemos que responder con fortaleza y valentía contra
aquellos que quieren destruirnos, porque hay muchos que prefieren
morir en su odio que disfrutar las bendiciones de la vida. También
es nuestra obligación erradicarlos de nuestro entorno por Amor a
nosotros y a nuestros descendientes, y por Amor al mundo que
procuramos mejorar.
Nuestra identidad lo es todo para nosotros, y
tengámosla presente como nos lo recuerda una de las bendiciones de
nuestros rezos diarios: “Impón paz, bondad y bendición, vida,
gracia y amorosa bondad, y compasión sobre nosotros y todo Tu
pueblo, Israel. Bendícenos, Padre nuestro, como uno
con la Luz de Tu rostro, porque con la Luz de Tu rostro nos diste,
nuestro Dios, la Torá de vida, y amorosa bondad y rectitud,
bendición y compasión, y vida y paz. Sea bueno en Tus ojos bendecir
a Tu pueblo Israel, en todo tiempo y en cada momento, con Tu paz.
Bendito eres Tú, Eterno, que bendice a Israel con la paz”
y esto es lo que somos.