domingo, 4 de marzo de 2012

Preguntas & Respuestas

La manera en la que comunicas los mensajes de Dios como Amor parecen fáciles de entender, aunque difíciles de adaptar a la realidad (material). ¿Cómo podemos vivir más Amor en nuestras vidas en medio de la negatividad con la que tenemos que lidiar diariamente?

Ciertamente suena fácil porque en algún momento de nuestras vidas vivimos con plena conciencia de Amor y sus atributos. Sabemos que sin Amor es simplemente imposible vivir y sostener la vida. Esto también quiere decir que en algún punto adaptamos Amor a nuestro entorno inmediato, ya sea como hijos o como padres, hermanos y hermanas, amigos y seres queridos. Hemos enfatizado innumerables veces que el mayor obstáculo para dejar que Amor nos conduzca en toda circunstancia es la agenda “personal” de ego. Hemos dicho que los problemas en nuestra relación con los demás comienzan cuando traspasamos los límites que establecen el respeto mutuo, el cuidado y la protección de unos por otros. Dicho de otra manera, nuestra libertad termina donde comienza la de los demás, lo que significa que no debemos obtener ganancia, gozo o provecho a expensas de la pérdida, el sufrimiento o la carencia de otros. En este sentido Amor implica una situación en la que todos ganamos y ninguno pierde. Es por ello que decimos que Amor es la causa y el efecto, porque debe ser así para sera verdadero Amor. La obstrucción de ego se manifiesta cuando deseamos algo a expensas o en detrimento de otros, y los modos de Amor se manifiestan cuando compartimos su bondad para el avance y mejoramiento de todos. Este es el tipo de conciencia que define la Redención Final en el judaísmo. Hemos dicho en Dios como Amor que “democracia” no es el 51% gobernando y el 49% gobernado, o 51 ganando y 49 perdiendo y reducidos a hacer “oposición”, porque nosotros creemos que la auténtica “democracia” (la ponemos entre comillas porque el término pertenece a las “naciones” y por lo tanto es ajeno al judaísmo) se trata de un consenso general en el que todos debemos coincidir en aquello que es para el bienestar individual y colectivo. También hemos mencionado que nuestros Sabios místicos enseñan que combatimos las tinieblas (negatividad) no declarando la guerra a la maldad sino expandiendo Luz (los caminos y atributos de Amor), lo cual es hacer el bien y acciones positivas (lo que en el judaísmo es estudiar la Torá y cumplir sus Mandamientos) para disipar la maldad y sus derivados. Para responder a tu pregunta, vivimos más Amor en nuestra vida cuando seguimos sus caminos y ejercemos sus atributos. En este sentido entre más ames, más eliminas negatividad en tu entorno. Quizá no sea un proceso fácil, pero si comienzas contigo mismo tratando de tener presente Amor como nuestra verdadera Esencia y nexo común con el Creador, Su Amor te guiará para disipar las tinieblas que podría haber alrededor. Ten presente que tú amas porque Amor es tu Esencia e identidad, y lo haces simplemente en aras de Amor.

Tengo dificultad para comprender pasajes de Tanaj (la Torá y las Sagradas Escrituras hebreas) aunque estoy consciente de que sus significados esotéricos están lejos de nuestro entendimiento. ¿Hay alguna manera de poder asimilar los mensajes de esos pasajes que parecen distantes para el entendimiento humano?

Tú ya sabes lo que nuestros Sabios dicen respecto a los niveles de percepción y/o entendimiento de nuestras Escrituras hebreas, que son el literal, el alegórico o simbólico, el indirecto por deducción ética o filosófica, y el esotérico o místico. También destacan que debemos percibir, discernir y asimilar todos estos niveles, dando a entender que tenemos que comprenderlos y aceptarlos como los modos y medios para aprender y conocer los mensajes del Creador a través de Tanaj en su totalidad. Un ejemplo fundamental es el Éxodo de Egipto que en verdad ocurrió literalmente como lo describe la Torá. Fuimos esclavos en la nación más depravada de la antigüedad, fuimos sometido a trabajo físico forzado, fuimos explotados, humillados, abusados y asesinados bajo las condiciones más abyectas. Nuestra tradición oral es abundantemente clara en ese respecto. Al mismo tiempo estos hechos históricos reflejan el casi nulo nivel espiritual del cual el Creador elevó a nuestros ancestros a la libertad mediante milagros, ya que las condiciones eran tan negativas que sólo con la directa intervención Divina fue posible salir de los niveles más bajos, y ser elevados a los más altos en estrecha cercanía con el Redentor hacia tal libertad. También debemos estar plenamente conscientes de que la Torá está escrita en lenguaje humano para que podamos entender las cualidades éticas y morales del Amor de Dios como sus caminos y medios para relacionarnos con Él. Nuestros Sabios igualmente explican que el contenido total de las Escrituras hebreas tiene reglas y directrices estrictas con el fin de salvaguardar el bienestar individual y colectivo. Lo estricto de estas reglas refleja el principio fundamental de que Amor no cohabita con nada a diferente a sus modos y atributos. Debemos entender lo estricto no como restricción ni limitación a nuestra libertad individual y colectiva sino como todo lo contrario, porque Amor se trata de integración y expansión a diferencia de las cualidades substractoras, restrictivas y limitantes de las fantasías e ilusiones de ego. Lo estricto de los modos y atributos de Amor tiene como objeto eliminar todo lo que amenace sus bondades y cualidades positivas. Así comprendemos lo que nuestros Sabios místicos comunican cuando se refieren a estar “eternamente vigilantes” y no desviarnos del “sendero directo y estrecho” de la rectitud.

¿Cuáles son las señales de la Redención prometida por Dios y nuestros Profetas?

Maimónides (Rabí Moshé Ben Maimón, el Rambam) elabora sobre esto en su Mishné Torá (tratado de Leyes sobre los Reyes) al igual que otros exégetas basados en los libros de los Profetas, y tenemos que entender estas señales en el contexto de nuestros tiempos actuales. Debemos asimilar la era Mesiánica como el tiempo en que la Verdad prevalece. Hemos repetido en este blog que tal Verdad abarca los caminos y atributos de Amor como la reflexión material del Amor de Dios por nosotros y toda Su Creación. Esto significa que vivir en la Verdad es vivir en los atributos de Amor, porque Amor es la causa de la Verdad. En un sentido ético y moral práctico, cuando vivimos de, por, con y para la Verdad, no hay nada diferente o contrario a ella. Vivir con la Verdad individual y colectivamente es una clara señal de que estamos viviendo la Redención, que es lo opuesto a las ilusiones de ego. En el momento en que abandonamos las ilusiones de ego y elegimos abrazar los atributos de Amor como la Verdad real, estamos redimidos. Cooperación y solidaridad mutuas también son señales de la era Mesiánica, y en el judaísmo nos referimos a ambas como tzedaká (traducida erróneamente como “caridad”, y cuyo auténtico significado es “hacer rectitud como justicia o hacer lo justo por otros, lo cual es hacer bondad”) y tiene perfecto sentido porque Redención se trata de hacernos bondad unos a otros permanentemente. Una señal definitiva de la Redención es cuando entronizamos totalmente Amor como nuestra verdadera Esencia e identidad, como el regente y gobernante de todos los niveles y dimensiones de la conciencia. En este sentido entendemos Amor como “el poder floreciente” de Redención.

Del Prefacio del Libro

¿Por qué el Amor de Dios, como nuestro Creador, fue escondido por tanto tiempo? Nuestros Sabios místicos hebreos creen que fue ocultado por Sí Mismo para que nosotros lo busquemos, lo encontremos y lo revelemos. Pero, ¿por qué quisiera esconderse como en un juego de niños? No. Nosotros lo escondimos. Fuimos nosotros quienes no quisimos reconocer el Amor de Dios como nuestro Creador.(...) Reexaminemos nuestra memoria ancestral, intelecto, sentimientos, emociones y pasiones. Hagamos que despierten a nuestra verdadera Esencia, captemos la exquisita conciencia del Amor de Dios. La manera en la que está escrito este libro procura reafirmar y reiterar su propósito, por lo tanto presenta su mensaje y contenido en forma reiterativa. Esa es su meta para reinstaurar esta Verdad originalmente proclamada en nuestras Sagradas Escrituras, por nuestros Profetas y Sabios. Nuestro propósito es entronizar el Amor de Dios como nuestra Esencia y verdadera identidad en todas las dimensiones de la conciencia, para así cumplir Su Promesa de que Él habite entre nosotros para siempre.