sábado, 1 de mayo de 2010

Parshat Behar: Shabat

Esta porción trata acerca del Shabat, y pensaríamos que mejor debería llamarse en vez de Behar, que quiere decir en la montaña donde Dios pide a Moisés que imparta a los hijos de Israel Mandamientos relacionados con los Shabat en la Tierra Prometida: "Cuando vengáis a la Tierra que os doy, la Tierra guardará un Shabat para el Eterno. (…) un Shabat de solemne descanso para la Tierra, un Shabat para el Eterno." (Levítico 25:2, 4) Para el Eterno es repetido para enfatizar que nuestra conciencia de Unidad con Dios es completa en el Shabat.

Nuestros Sabios enseñan que Dios, la Torá, Israel y el Shabat son Uno. Entonces el Shabat es la realización de esa Unidad tanto en tiempo como en espacio. En este punto entendemos que es en la montaña, behar, donde somos Uno con Dios cuando nos da la Torá. Ese es el recuerdo de la Unidad que acontece en el Shabat. Hay Mandamientos específicos respecto a los tiempos que contamos, ya sea en días o en años, para prepararnos para el día Sagrado, el año Sagrado, y el ciclo Sagrado (Jubileo) completado con esos años: "Porque es un Jubileo será Sagrado para vosotros, comeréis de la abundancia del campo". (25:12)


De la misma manera que nos es comandado que seis días haremos labor y cesamos esa labor en el Séptimo Día, nos es comandado hacerlo durante el resto de nuestras vidas. Destacamos que nuestra labor durante los seis días es revelar la Presencia del Creador en nosotros y en nuestro entorno, en preparación para re-unirnos con Él en el Shabat. Este proceso también se repite cada seis años en los que nuestra labor es ser y manifestar los caminos y atributos de Dios: "Donde cumpliréis Mis estatutos, y mantendréis Mis ordenanzas, y las haréis; y moraréis en la Tierra seguros. Y la Tierra dará su fruto, y comeréis hasta saciaros, y moraréis en ella seguros." (25:18-19) Seguros es mencionado dos veces y ello quiere decir que si estamos unidos a Dios, ¿qué podríamos temer?

La Tierra también descansa para que nosotros disfrutemos de los frutos de nuestra labor, que también son los frutos de la Tierra que representa nuestra conciencia de conexión con el Amor de Dios. Es importante destacar que estos versículos están precedidos por: "Y no perjudique ninguno a su prójimo, y reverenciarás al Eterno tu Dios, porque Yo soy el Eterno vuestro Dios." (25:17) Esto significa que todo lo que hacemos en nuestros seis días de labores no debe afectar, perjudicar, dañar u ofender a nuestro prójimo, sino exactamente hacer lo contrario. En los versículos siguientes tenemos Mandamientos para honrar, respetar y proteger al prójimo, especialmente durante los tiempos de estos largos Shabat de un año. Entre esos versículos la Torá declara que la Tierra Prometida pertenece a Dios, como parte de Él que es y por lo tanto no podemos venderla, permutarla o canjearla por nada distinto a ella misma: "Y la Tierra no será vendida a remate porque la Tierra es Mía, y porque vosotros son extranjeros y peregrinos Conmigo" (25:23) En esta Tierra sólo somos Sus huéspedes, y como tales tenemos que seguir Sus caminos y atributos.

Estos Mandamientos son enfatizados: "Yo soy el Eterno vuestro Dios que os saqué de la tierra de Egipto para daros la Tierra de Canaán, para ser vuestro Dios." (25:38) y esto claramente especifica que para que Él sea nuestro Dios tenemos que vivir en esa Tierra en constante conocimiento de Su Amor en nuestra conciencia: "Porque Mis siervos son los hijos de Israel, son Mis siervos a quienes saqué de la tierra de Egipto: Yo soy el Eterno vuestro Dios." (25:55) Y esto nos es recordado otra vez en el último versículo de esta porción: "Guardaréis Mis Shabat, y reverenciad Mi Santuario: Yo soy el Eterno." (26:2)

Antes de esto somos advertidos nuevamente: "No haréis para vosotros ídolos, ni imágenes talladas, ni os levantaréis estatua, ni pondréis en vuestra Tierra piedra pintada para inclinaros a ella, porque Yo soy el Eterno vuestro Dios." (26:1) y porque en esta Tierra de Dios somos Sus huéspedes. Como los sirvientes que Él nos escogió para ser de Él, tenemos que vivir en ella con completa conciencia de Se Amor en lo que somos y en lo que hacemos.

Del Prefacio del Libro

¿Por qué el Amor de Dios, como nuestro Creador, fue escondido por tanto tiempo? Nuestros Sabios místicos hebreos creen que fue ocultado por Sí Mismo para que nosotros lo busquemos, lo encontremos y lo revelemos. Pero, ¿por qué quisiera esconderse como en un juego de niños? No. Nosotros lo escondimos. Fuimos nosotros quienes no quisimos reconocer el Amor de Dios como nuestro Creador.(...) Reexaminemos nuestra memoria ancestral, intelecto, sentimientos, emociones y pasiones. Hagamos que despierten a nuestra verdadera Esencia, captemos la exquisita conciencia del Amor de Dios. La manera en la que está escrito este libro procura reafirmar y reiterar su propósito, por lo tanto presenta su mensaje y contenido en forma reiterativa. Esa es su meta para reinstaurar esta Verdad originalmente proclamada en nuestras Sagradas Escrituras, por nuestros Profetas y Sabios. Nuestro propósito es entronizar el Amor de Dios como nuestra Esencia y verdadera identidad en todas las dimensiones de la conciencia, para así cumplir Su Promesa de que Él habite entre nosotros para siempre.