domingo, 22 de enero de 2012

La Redención Final en el Judaísmo


Nuestros Profetas y Sabios se refieren a la Redención Final tanto de manera alegórica como concreta, y no hay nada obscuro o confuso sobre sus significados. Maimónides dice que la Era Mesiánica, como Redención Final, comienza cuando individual y colectivamente nos amemos verdaderamente unos a otros, simplemente por el hecho de hacerlo. Este ilustre exégeta señala que, de la misma manera que el Segundo Templo de Jerusalén fue destruido debido al odio gratuito y sin fundamento, el Tercer y permanente Templo de Jerusalén se levantará cuando nos amemos unos a otros sin límites ni restricciones. Volvemos a reiterar el axioma de que Amor es la llave de la Redención, simplemente porque no cohabita con nada diferente a sus caminos y atributos. No parece sencillo amarnos unos a otros, ya que de lo contrario hubiéramos ganado nuestra Redención hace muchísimo tiempo, y por ello tenemos que reflexionar a fondo por qué no lo hacemos de la misma manera como el Creador ama a Su Creación.

El profeta Isaías habla de la Redención Final mediante alegorías impresionantes como la del león que come hierba al lado del cordero, en lo que nuestros Sabios llaman la desaparición total de la "inclinación negativa". Dicho de otra manera, nuestro libre albedrío va a poder elegir bondad de manera natural todo el tiempo. El reto que al parecer enfrentamos es cómo llegar a ese nivel de elevación de la conciencia. ¿Cómo podemos ser capaces de pasar por alto o dejar de lado lo malo con el único propósito de elegir lo bueno todo el tiempo? ¿Cómo podemos domar el león que representa ego fuera de control en una dócil y obediente fuerza motriz siempre dispuesta a procurar bondad por el sólo hecho de ser bondad? La respuesta a ambas preguntas es que lo podemos lograr gradualmente en un proceso de refinamiento de todos los aspectos y dimensiones de la conciencia. Tenemos leones y lobos al igual que ovejas y corderos como alegorías de cualidades negativas y positivas que debemos armonizar mediante los caminos y atributos de Amor.

Hemos mencionado antes que nuestros Sabios dicen que aquellos que desean ser redimidos deben prepararse para su Redención, de la misma manera que hacemos lo que debemos para obtener lo que necesitamos o queremos. No hay otra manera de hacerlo. Nos preparamos para lo que deseamos con toda el alma, corazón y fuerza, y la Torá nos encomienda hacerlo refiriéndonos al Creador. No se trata de un deseo o amor ciego de querer estar cerca de Él y Su Amor, sino un deseo genuino de conocer Sus caminos y atributos como los medios de amarlo a Él. Nuestro Amor por Él no proviene de pensamientos, emociones o sentimientos sino de nuestro discernimiento y conocimiento de Él.

El Profeta Isaías indica que el único interés en "el final de los tiempos" será el conocimiento del Creador, que cubrirá la Tierra al igual que el agua ocupa los océanos. Esto no es un conocimiento abstracto de Creador sino una conciencia concreta de Sus caminos y atributos para emularlos, y lo logramos cuando actuamos de acuerdo a los caminos y atributos de Amor. Es así como entendemos el "amarnos unos a otros" como la fundación de nuestra conexión y relación con Dios, representadas por el Templo de Jerusalén. También ese es el contexto de nuestros rezos diarios cuando le pedimos al Creador que reconstruya Jerusalén, porque como capital indivisible de Israel también representa nuestra conciencia unida en Su más elevado conocimiento.

Hemos dicho que la destrucción del Primero y Segundo Templos fue el resultado de hacer lo opuesto a los atributos de Amor, y construiremos el Tercer Templo honrando los atributos de Amor como caminos del Amor de Dios. Ya dijimos que ello implica un proceso gradual mediante el cual individualmente dejamos de lado lo negativo y nos enfocamos en lo positivo, como lo más natural para percibir y afrontar la vida y el mundo material. La mayoría de lo que llamamos o vemos como malo o negativo es el resultado de la actitud equivocada. Todo lo que no nos gusta en el mundo es efecto ya sea de lo que nosotros u otros han hecho con la actitud menos conveniente. Guerras, hambrunas, esclavitud, explotación y sus sinónimos son producto del egocentrismo, y sus contrarios son el efecto de la cooperación y el entendimiento mutuos derivados del conocimiento común de que son sinónimos de Amor sin agendas ni manipulaciones.

La buena noticia acerca de la Redención Final es que, una vez reencaminemos individualmente todos los aspectos de la conciencia en los caminos y atributos de Amor, el Amor de Dios hace el resto como Él lo prometió en la Torá y a través de nuestros Profetas. Una vez elegimos retornar a Él, nos liberará de los espejismos y fantasías de los deseos materialistas de ego. Algunos Sabios dicen que la Redención Final vendrá como un cambio repentino y absoluto en la conciencia humana, cuando no podremos ser capaces ni de notar la diferencia entre antes y después de que el cambio ocurra. Como si el mal y la negatividad jamás hubieran existido, y debemos prepararnos ahora para permitir que el cambio inminente ocurra pronto. No tenemos que esperar la Redención Final como un decreto Divino sino como un acuerdo mutuo entre nuestro Amor y el Amor de Dios, y depende de nosotros comenzar a realizar ese acuerdo porque somos nosotros los que añoramos la Redención.

Comencemos no únicamente a "visualizar" Amor, paz y armonía entre unos y otros, sino que hay que hacerlos reales a través de acciones positivas. De la misma manera en que algunos dicen "que haya paz y que empiece conmigo", debemos decir lo mismo sobre los caminos y atributos de Amor no sólo como lo correcto y apropiado para hacer sino porque Amor es nuestra verdadera Esencia e identidad. Amor es nuestra mayor herencia y legado porque es la porción que nos hace felices y plenos. Nuestros Sabios dicen que "rico es quien está contento con su porción". Hemos repetido muchas veces que "porción" puede significar quiénes somos, lo que tenemos, o las circunstancias en que vivimos, pero aquí creemos que nuestra verdadera porción es el conocimiento de cuán cerca o cuán lejos estamos del Creador. En este sentido nuestra porción es Amor como lo que somos, lo que tenemos y las circunstancias en las que estamos, cuando Amor es el conductor y guía de todos los aspectos de la conciencia. Esta es la mayor felicidad y plenitud que jamás podremos tener. La Redención Final está a la mano cuando Amor esté completamente entronizado en todos los aspectos de nuestra vida.

Del Prefacio del Libro

¿Por qué el Amor de Dios, como nuestro Creador, fue escondido por tanto tiempo? Nuestros Sabios místicos hebreos creen que fue ocultado por Sí Mismo para que nosotros lo busquemos, lo encontremos y lo revelemos. Pero, ¿por qué quisiera esconderse como en un juego de niños? No. Nosotros lo escondimos. Fuimos nosotros quienes no quisimos reconocer el Amor de Dios como nuestro Creador.(...) Reexaminemos nuestra memoria ancestral, intelecto, sentimientos, emociones y pasiones. Hagamos que despierten a nuestra verdadera Esencia, captemos la exquisita conciencia del Amor de Dios. La manera en la que está escrito este libro procura reafirmar y reiterar su propósito, por lo tanto presenta su mensaje y contenido en forma reiterativa. Esa es su meta para reinstaurar esta Verdad originalmente proclamada en nuestras Sagradas Escrituras, por nuestros Profetas y Sabios. Nuestro propósito es entronizar el Amor de Dios como nuestra Esencia y verdadera identidad en todas las dimensiones de la conciencia, para así cumplir Su Promesa de que Él habite entre nosotros para siempre.